Capitulo 7

LIZZIE, FIEL A su palabra, llego pronto a rescatar a su hermano menor.

El vigilante nocturno me permitio que pasara el mayor tiempo de la espera en su cuarto de guardia sin calefaccion, incluso me preparo una taza de te para aliviar mis escalofrios. A las dos me indico que tenia que marcharme, ya que era hora de hacer su ronda, asi que le di las gracias y camine a lo largo de la carretera hasta la terminal de los transbordadores. Me acuclille en la acera a un extremo del edificio, me apoye contra la pared y me abrace las rodillas.

Mi hermana llego en el Fourtrak, bajo la velocidad, avanzo titubeante por la zona de estacionamiento y por fin se detuvo. Como pude, me puse de pie, sosteniendome de la pared. Lizzie me vio y corrio hacia mi sobresaltada.

– ?Freddie!

– No creo que me vea tan mal -proteste.

No respondio como me veia. Paso uno de mis brazos por el hombro de ella y camino conmigo hasta el Fourtrak. Una vez adentro, me quite toda la ropa mojada y me puse la seca, unas botas forradas de vellon y una chaqueta acolchada muy abrigadora. Cuando Lizzie entraba en accion, no hacia nada a medias.

Me llevo a casa de regreso por el camino que habia venido. Me lanzaba miradas rapidas a cada minuto. Poco a poco se mitigaron los estremecimientos y temblores del cuerpo, ocasionados por el frio, pero junto con el calor me invadio un cansancio abrumador, de modo que todo lo que queria era acostarme y dormir.

– ?Pero que sucedio? -pregunto inquieta Lizzie-. Dijiste que solo ibas a la granja a cerrar las puertas.

– ?Ah si? Bueno… alguien me golpeo en la cabeza.

– ?Freddie! ?Quien fue?

– No lo se. Cuando desperte me estaban arrojando al agua. En realidad, ?que bueno que me desperte!

Como era predecible, Lizzie se horrorizo.

– No es hora para hacer bromas.

– Mas me vale -replique-. Todo lo que recuerdo es que escuche a alguien que decia: 'Si con esto no le da gripe, ya nada lo hara enfermarse'.

– ?Reconociste la voz?

– No. Aunque tenia que haber dos personas por lo menos.

– Tendras que dar aviso a la policia -observo Lizzie.

Me pregunte en que me beneficiaria si me molestaba en notificar a la policia. No era posible que me custodiaran dia y noche ni tampoco querrian hacerlo.

Tomarian mi declaracion. Podria decirles que, puesto que cinco minutos antes yo no sabia que iba a ir a la granja, no me habian tendido premeditadamente ningun tipo de emboscada. Habia llegado cuando no me esperaban y con astucia me habian impedido descubrir quien se encontraba ahi y que estaba haciendo.

Llevarme a Southampton tenia que haber sido un hecho igualmente impulsivo. Arrojarme al agua vivo, aunque en apariencia inconsciente, significaba que no les importaba gran cosa si sobrevivia o moria; era casi como si no hubieran tomado una decision al respecto y se lo hubieran dejado al destino.

Probablemente, mucho de ese razonamiento descabellado era consecuencia del golpe. Con cautela me toque la parte posterior de la cabeza que palpitaba; hice una mueca al hacer contacto. Tenia una protuberancia que me causaba dolor, pero no habia ninguna herida ni rasponazos. Descansaria el resto de la noche, pense, y tal vez manana me sentiria mejor. Con eso bastaria.

El Fourtrak nos arrullo de vuelta a casa, ya que el camino era recto. Las aguas profundas mas proximas a Pixhill se encontraban frente a los muelles de Southampton. Se trataba del lugar mas cercano donde el flujo de la marea podia arrastrar un cadaver incluso antes del amanecer.

'Deja de pensar en eso', me dije.

Cuando Lizzie dio vuelta por el sendero de la entrada a la casa descubrimos algo absolutamente abominable, lo cual habia sucedido mientras estuvimos fuera.

Habian estrellado a toda velocidad mi Jaguar XJS, mi maravilloso auto, contra el Robinson 22 de Lizzie. Las dos hermosas maquinas estaban enmaranadas, unidas en un abrazo metalico, ambas retorcidas y aplastadas. El capote abombado del Jaguar estaba incrustado en la cabina del helicoptero.

Lizzie freno bruscamente y permanecio sentada, con la mano sobre la boca, estupefacta, sin creer lo que veia. Baje con lentitud del asiento del pasajero y camine hacia el desastre, pero no habia nada que hacer. Necesitariamos una grua y un camion remolcador para separar esa union de lamina.

Regrese con Lizzie, que se encontraba de pie sobre el asfalto. Le pase el brazo alrededor de los hombros. Sollozo amargamente contra mi pecho.

– ?Por que? -se sofoco al hablar-. Siento una ira que creo que me va a hacer estallar.

No tenia respuesta alguna, solo sentia dolor por ella y por mi, por la destruccion absurda. Pense en silencio que por lo menos estabamos vivos aunque, en mi caso, por poco y no lo logro.

Sugeri:

– Lizzie, ven conmigo. Vamos adentro a beber un trago.

Mi hermana camino a mi lado, contrayendose espasmodicamente, y nos dirigimos a la puerta trasera.

La puerta tenia un vidrio roto.

– ?Oh, no! -gimio Lizzie-. La deje cerrada.

Teniamos que enfrentarlo. Entre preocupado en la sala y trate de encender la luz. Habian arrancado el interruptor de la pared. Solo bajo la luz de la Luna pude contemplar la devastacion.

Conjeture que lo habian hecho, en medio de un arranque de locura, con un hacha. Las cosas no solamente estaban rotas, sino tambien tasajeadas. Habia suficiente luz para distinguir los tajos en los muebles, las lamparas de mesa destrozadas, el televisor arruinado, el monitor de la computadora partido en dos. Las fotografias enmarcadas de mis tiempos de jockey habian sido arrancadas de la pared y no tenian reparacion. La coleccion excepcional de aves de porcelana de mi madre habia pasado a la historia. Fue lo que mas le dolio a Lizzie. Se sento en el piso, con el rostro banado en lagrimas, al tiempo que se llevaba a los labios los fragmentos lastimosos e irreparables, como para confortarlos.

Deambule triste por el resto de la casa, sin embargo no habian invadido las otras habitaciones: solo el corazon de mi hogar, exactamente donde yo vivia.

El telefono sobre mi escritorio no volveria a sonar. La maquina contestadora estaba partida en dos. Sali al telefono que se encontraba en el Fourtrak y desperte a Sandy Smith.

– Lo siento -musite.

El alguacil llego en su auto, llevaba el uniforme puesto sobre la piyama. Contemplo asombrado la amalgama del Jaguar y el helicoptero y entro en la casa con una linterna.

El haz de luz ilumino a Lizzie, las aves, las lagrimas.

– Acabaron con el lugar -me dijo incredulo Sandy-. ?Tienes alguna idea de quien lo hizo?

– No.

– Vandalismo -sugirio-. ?Que terrible!

Me invadio la consternacion, el corazon me latia violentamente. Le pedi que me llevara a la granja. Estuvo de acuerdo en ir de inmediato. Lizzie se puso de pie y dijo que vendria con nosotros.

Fuimos en el auto de Sandy, las luces destellaban, aunque la sirena estaba silenciosa. Las rejas de la granja aun estaban abiertas, aunque para mi alivio, los camiones se encontraban intactos.

Las oficinas se hallaban cerradas. Hacia mucho tiempo que mis llaves habian desaparecido, pero, al mirar en medio de la penumbra por las ventanas, las habitaciones parecian estar en orden. Me dirigi al granero. Nada se veia fuera de lugar. Regrese con Sandy y Lizzie y les informe: no habia danos ni nadie en las cercanias.

Sandy me clavo la mirada, extranado.

– La senorita Croft -comento- me dice que esta noche alguien trato de asesinarle.

– ?Lizzie! -proteste.

– Tuve que decirselo -repuso ella.

– No tengo la certeza de que en realidad alguien haya tratado de matarme -prosegui. Luego le conte a Sandy en unas cuantas palabras lo que me habia sucedido en Southampton-. Tal vez la razon para alejarme de aqui era ganar tiempo para atacar mi casa.

Sandy Smith medito sobre lo que habia pasado esa noche y anuncio que, considerando todo lo sucedido, seria

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