especifico.
Grunido. Siseo.
– Si.
– Todo lo que me comunicaron fue que soy demasiado estrecha.
– Oyo una risita de Julie.
–
– ?
– Es el titulo. Ya lo tengo.
– ?De que?
– De un nuevo libro que vamos a escribir juntos. -Siseo, grunido-. Tu obsesion por la fotografia. Mi obsesion por los organos sexuales.
– Philip, tengo muchas cosas que hacer. El viernes es mi peor dia.
– Permiteme que te invite a comer la semana que viene.
– Tengo una semana muy ocupada.
– ?Cenar entonces?
– Creo que sera mejor al mediodia.
– No te fias de mi. -Su voz sonaba ofendida.
– El martes. Tengo un poco de tiempo a la hora de comer.
– Te recogere a la una. ?De acuerdo?
– Estupendo. Adios.
Alex movio la cabeza y colgo el telefono.
– ?Philip Main? -pregunto Julie.
Alex afirmo con la cabeza y sonrio.
– Loco. Esta completamente loco, pero el libro que esta escribiendo puede ser brillante… si es que llega a acabarlo.
– ?Habra alguien capaz de entenderlo?
– No. Por eso creo que puede conseguir algunos premios.
Volvio a sonar el interfono.
– ?Si? -dijo Alex.
– Aqui abajo hay un policia, senora Hightower.
– ?Un policia? -Su reaccion instintiva fue de culpabilidad y forzo su mente tratando de recordar si habia dejado de pagar alguna multa de aparcamiento. ?Habia cometido alguna infraccion de trafico? Estaba casi segura de que no-. ?Que quiere?
– Hablar con usted. -La voz de la telefonista parecia insistente, tal vez tambien ella se sentia intimidada por el policia.
– Quizas ha escrito un libro -aventuro Julie.
Alex se encogio de hombros.
– Digale que suba.
Aparecio en la puerta con el casco en la mano y la mirada baja, como si se estuviera mirando las botas inmaculadamente limpias; despues alzo los ojos hasta el nivel de la mesa de trabajo de Alex. Era muy joven, advirtio Alex un tanto sorprendida. Habia esperado a alguien mayor, pero el policia era tan joven como su hijo. Tenia la nariz chata de un boxeador, pero unos ojos azules, suaves, amables, casi timidos.
– ?La senora Hightower? -pregunto mirando expectante a ambas mujeres.
– Soy yo -dijo Alex.
Nervioso miro a Julie y despues a Alex, puso sus manos detras de la espalda y se balanceo ligeramente de un lado a otro.
– ?Podria tener unas palabras a solas con usted? -pregunto.
– Esta bien asi, agente. Mi secretaria lleva muchos anos trabajando conmigo.
Otra vez miro a Julie y despues a Alex e insistio:
– Creo que seria mejor si pudieramos hablar a solas.
Alex le hizo un gesto a Julie, que salio de la habitacion y cerro la puerta tras ella.
– Senora Hightower, soy el agente Harper, de la Policia Metropolitana. -Parpadeo como furioso consigo mismo.
Alex lo observo extranada. Estaba comenzando a hacer que se sintiera incomoda.
– Tiene usted un hijo, creo. Fabian…
– Si. -Sintio un escalofrio y miro por detras del policia, a traves de las persianas venecianas, a los grises tejados de debajo; vio la lluvia que resbalaba por la ventana dejando unas marcas como aranazos. Su mente comenzo a viajar a toda velocidad.
El policia se desabrocho el boton superior de su guerrera, se lo abrocho de nuevo, dejo caer la gorra, se agacho a recogerla y despues recupero su compostura.
– ?Es dueno de un Volkswagen rojo Golf GTI?
Alex afirmo con la cabeza. ?Que diablos habia hecho ahora? La policia ya lo habia visitado antes, hacia ano y medio, cuando alguien lo denuncio por conduccion imprudente. Afirmo con la cabeza, sin saber que decir, cuando el policia le leyo el numero de matricula del coche.
– ?Viajaba por Francia?
– Si. Habia ido a esquiar con unos amigos… y despues a una fiesta en Borgona, para celebrar la mayoria de edad de la hija de un amigo de mi esposo.
El policia tenia los ojos muy abiertos, fijos en el vacio, y su boca se contraia y temblaba como si una corriente electrica estuviera atravesando su cuerpo. Alex aparto su mirada del policia y se vio la cara en la pantalla del procesador de textos, al lado de la mesa. Estaba vieja de repente, penso, incongruentemente vieja.
– Hemos tenido una llamada de la policia… de la gendarmeria, eh… de la policia francesa, en Macon. Me temo que ha ocurrido un accidente. -Las palabras del agente parecieron flotar a su alrededor, cada una de ellas como una burbuja acuosa; las veia, las oia una y otra vez, repetidamente, en distintas secuencias.
Llevado al hospital. Llegada. Si. Encontrado. Que. Pero. Tambien. Llegada. Muerto. Sintio como si una de sus rodillas tropezara con algo duro. Y otra vez. Miro el rostro del policia y vio dos caras… despues cuatro.
– ?Quiere una taza de te?
«?Quien lo habia dicho? -se pregunto de repente-. ?El? ?Ella?» Alex hablo de modo mecanico, con seguridad, tratando de ser cortes, pese a la furia que cada vez aumentaba en ella, y de no hacer que el policia se sintiera como un idiota.
– Lo siento mucho -dijo Alex-. Tiene que haber un error, un terrible error. Mi hijo esta en casa, durmiendo en su cama. Regreso esta manana, completamente a salvo.
CAPITULO IV
El agente Harper se marcho a toda prisa, nervioso, soltando un rosario de excusas y disculpas. Alex se sento detras de su mesa contemplando las huellas de la lluvia en la ventana, tomo el telefono y marco el numero de su casa.
Oyo el clic del telefono al ser descolgado y un ronco rumor, posiblemente de algun aparato electrico. Despues, por encima del ruido, oyo la voz de la mujer de la limpieza.
– No cuelgue, por favor no se vaya. -Se oyo el sonido de un interruptor y ceso el ruido-. Dispense, tenia que apagar el aspirador. La casa de la senora Aitoya.
Tenia un marcado acento extranjero, que olvidaba las haches aspiradas.
– Mimsa, soy la senora Hightower…
– La senora Aitoya no en casa, llame a su oficina, por favor.
Alex espero pacientemente y despues repitio lo mismo, con mayor lentitud y voz mas fuerte.
– Hola, senora Aitoya. -Hubo una pausa como si Mimsa estuviera consultando un librito de frases hechas-. ?Como estar usted? -dijo por fin, lentamente, con tono de triunfo.