Sintio el firme apoyo del fuerte brazo que rodeaba su cintura y sus asperos dedos acariciando su rostro.

– Aqui estas a salvo, carino -le aseguro-. No te preocupes, yo cuidare de ti. No vayas a Londres durante algun tiempo. Hasta que tu… Hasta que todo… se haya calmado.

Ella afirmo con la cabeza. Una unica lagrima, grande, se deslizo por su mejilla, hasta que el dedo de David la contuvo como si fuera un dique.

La desperto el sonido del gotear del agua. Un sonido fuerte, seco, como si en vez de gotas de agua fueran disparos de una pistola de aire comprimido. Una gota la golpeo en la frente, como un punetazo; despues otra. Plop. Plang. El sonido resono en la habitacion como lo hubiera hecho en un sotano.

Sus pies eran como dos bloques de hielo. Una corriente de aire helada soplo sobre su rostro. Plang, oyo. Se paso la mano para secarse el agua.

Pero su rostro estaba completamente seco.

Alex se estremecio y sintio que el corazon le latia fuertemente. Volvio a su memoria el sonido suplicante de la voz de Fabian en el circulo: «?Ayudame, madre!»

Y despues la voz ronca, desconocida: «No escuche al pequeno bastardo.»

«?Que te esta ocurriendo, carino? ?Por favor, dimelo por favor!» Plang. La golpeo con tanta fuerza como si fuera una pelota de tenis; sintio el agua deslizarse por un lado de su cabeza y de nuevo se llevo los dedos alli. Nada.

Y en ese momento, de repente, lo comprendio.

Cerro los ojos, temblando de frio. Sabia lo que tenia que hacer; pero lo que no sabia era si tendria el valor suficiente para llevarlo a cabo.

Se oyeron dos fuertes campanadas en el reloj del salon. Oyo un ruido suave, como el roce de un tejido, despues como si alguien aspirase una profunda bocanada de aire. Crujio una de las ventanas, despues una fuerte exhalacion seguida del ruido de las cortinas sueltas, agitadas por el viento.

Su corazon comenzo a latir mas despacio; el viento, solo era eso: el viento agitando las cortinas. Eso era todo. Sonrio aliviada y se dejo caer de nuevo en la blanda almohada, sintio su calor acogedor, su piel se relajo y el dolor se apaciguo.

De pronto sintio en el dedo un profundo dolor punzante que se extendio por todo su cuerpo. Una agonia, un doloroso hormigueo que la envolvio y de nuevo sufrio una convulsion. De modo igualmente repentino el dolor se mitigo y se quedo toda escocida como si hubiera caido en un banco de ortigas.

De improviso una conmocion, como una ola, paso por ella, agitandola en la cama, sentada erguida contra la cabecera de la cama. Gimio. Algo estaba de pie frente a ella, a los pies de la cama. Una sombra, mas oscura que la propia oscuridad.

– Hoy, madre.

La voz era clara, increiblemente clara.

– ?Que quieres decir, carino?

El hormigueo desaparecio.

– ?Carino?

Adelanto la mano hasta su mesilla de noche buscando el interruptor. Encendio la luz y parpadeo, con los ojos doloridos que le escocian, fijos en el armario al final de la cama.

La cortina se agito con violencia, como si alguien la estuviera sacudiendo furioso y oyo el siseo del viento. Unio las manos y se tapo los ojos.

– ?Oh, Dios mio, ayudame, por favor! Dame la fuerza necesaria para enfrentarme a ello. Protege al espiritu de Fabian, bendicelo y permite que descanse en paz. ?Por favor, Dios amado, no dejes que el…! -Se detuvo.

Alguien la estaba mirando.

Abrio los ojos y alli no habia nadie. Nada, nada salvo los muebles, las agitadas cortinas y los ruidos del viento en la noche.

Cuando bajo por la manana temprano se sorprendio de ver a David sentado en la cocina.

– ?Como has dormido?

– Bien -respondio Alex-, aunque el viento me mantuvo despierta algun tiempo.

David miro por la ventana.

– Parece haber cesado. Creo que va a hacer un buen dia ?Te quedaras aqui hoy? -Ella afirmo con la cabeza-. Bien. ?Quieres una taza de cafe?

– Gracias.

Puso a calentar la cafetera.

– Creia que a estas horas ya estabas trabajando.

– Espero una llamada telefonica. Creo haber dado con algo realmente interesante. Este es el unico telefono que funciona en la casa… el que esta en el despacho se me cayo el otro dia y el timbre no suena.

– Yo me quedare aqui por si llaman -dijo y sonrio-. Me hare pasar por tu secretaria.

– Esta bien, pero no es necesario, tengo que resolver algo de papeleo y puedo hacerlo aqui mientras espero.

«?Maldita sea!», penso Alex.

– De todos modos -anadio David- no es muy usual que pueda gozar de tu compania en un fin de semana.

«?Es que no lo entiendes? -penso-. Por amor de Dios, ?es que no lo entiendes?»

El la miro preocupado y ella le dedico una sonrisa tranquilizadora; por encima del hombro de su marido vio la llave oxidada que colgaba de un clavo de la pared, detras de el.

– Creo que voy a dar un paseo.

– Es magnifico a estas horas -sonrio David-. Una de las compensaciones. Tendre listo el cafe para cuando vuelvas. Ah, ?puedes echar un vistazo y ver si hay alguna oveja en los vinedos?

Afirmo y despues consulto su reloj de pulsera.

– Creo que sera mejor que llame a mi oficina cuando vuelva.

– Yo lo hare en tu nombre. Les dire que no te encuentras bien y que estaras ausente un par de dias.

– Tienes el don de hacer que las cosas parezcan muy sencillas -dijo dandose cuenta del tono irritado de su voz, asi que sonrio tratando de compensarlo-. ?No puedes dejar tu trabajo aqui durante el tiempo que quieras?

El sacudio la cabeza.

– No, no puedo.

– Hay momentos en que hay que hacerlo.

Alex suspiro y salio al aire fresco de la manana, al olor rancio y desagradable de las porquerizas y al fresco aroma de la hierba humeda. El aire era helado y la luz del sol de la manana era translucida, como una acuarela, casi eterea.

Siguio la senda alejandose de la casa y al llegar a la bifurcacion se dirigio al lago. La isla de cemento era visible solo como una sombra entre la capa de niebla que caia sobre el agua. Estanque medieval. Se estremecio y su nariz se sintio inundada por el olor del agua estancada. Ni siquiera los pajaros se atrevian a cantar cerca del lago. Alex se detuvo y miro la estrecha vereda cubierta de zarzas. Cogio una rama con cuidado, evitando pincharse, y con sorpresa vio que el tallo se le quedaba en la mano.

Alguien lo habia cortado con anterioridad y vuelto a colocar en su sitio.

Se quedo quieta, inmovilizada por la sorpresa, y miro cuidadosamente a ambos lados y, seguidamente, la maleza a sus pies. Tuvo la sensacion de que alguien iba tras ella y se volvio repentinamente con el corazon agitado. No habia nadie. Timidamente probo con una nueva rama del zarzal, que tambien se le quedo en las manos.

Quienquiera que fuese habia hecho un buen trabajo. La vereda y la seca puerta de roble medio podrida, con su marco de cemento, habian sido cuidadosamente camufladas.

Giro la manecilla de la puerta y la empujo, pero estaba cerrada con llave. De nuevo tuvo la sensacion de que alguien la seguia y se dio la vuelta temblando. Se quedo quieta durante un buen rato, escuchando. Los unicos ruidos eran el motor de un tractor y los distantes balidos de las ovejas.

Cuidadosamente puso otra vez las ramas de las zarzas delante de la puerta y cubriendo la vereda. Miro su reloj: las 9.15. Demasiado temprano. Excesivamente temprano. Se dio la vuelta y volvio a mirar el lago; despues, como de mala gana, emprendio el regreso a la casa.

David estaba sentado delante de la mesa de la cocina, con un arrugado cigarrillo en la boca, rodeado de

Вы читаете Posesion
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату