?Acaso la vida es el mal?

El bien no esta en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no esta en las doctrinas de los grandes sociologos y lideres populares, no esta en la etica de los filosofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontaneo. Al final del dia prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas.

Asi, ademas de ese bien grande y amenazador, existe tambien la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jovenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judio. Es la bondad del guardia de una prision que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres.

Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequena, sin ideologia. Podriamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social.

Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un raton O a una rama quebrada que el transeunte, parandose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rapido.

En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta epoca en que los hombres ya no parecen hombres y solo se agitan como las ramas en los arboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta epoca de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una particula de radio, no ha desaparecido.

Unos alemanes llegaron a un pueblo para vengar el asesinato de dos soldados. Por la noche reunieron a las mujeres del lugar y les ordenaron cavar una fosa en el lindero del bosque. Varios soldados se instalaron en la casa de una anciana. Su marido habia sido conducido por un politsai a la comisaria donde ya habian detenido a veinte campesinos. La anciana no pudo conciliar el sueno durante toda la noche. Los alemanes encontraron en el sotano un cesto de huevos y un tarro de miel, encendieron ellos mismos el fogon, se hicieron una tortilla y bebieron vodka. Luego, el mayor de todos se puso a tocar la armonica y los otros, golpeando con los pies, entonaron una cancion. A la propietaria de la casa ni siquiera la miraban, como si fuera un gato. Cuando hubo amanecido, empezaron a comprobar sus subfusiles, y el mayor de los soldados, apretando por equivocacion el gatillo, se disparo en el estomago. Todos se pusieron a gritar, se armo un gran revuelo. Vendaron de cualquier modo al herido y lo colocaron en la cama. En aquel momento llamaron a los soldados desde fuera. Con gestos ordenaron a la mujer que cuidara del herido. La mujer penso lo facil que le resultaria estrangularlo: el hombre musitaba palabras incomprensibles, cerraba los ojos, lloraba, chasqueaba los labios. De repente el aleman abrio los ojos y dijo con voz clara: «Madre, agua».

– Ay, maldito seas -dijo la mujer-. Lo que tendria que hacer es estrangularte.

Y le dio agua. El le sujeto la mano y le dio a entender que queria sentarse, que la sangre no le dejaba respirar. La mujer lo levanto, mientras el se sostenia con los brazos alrededor de su cuello. De pronto se oyo un tiroteo fuera y la mujer se estremecio.

Despues explico a la gente lo que habia pasado, pero nadie la comprendio; ni ella misma sabia explicarselo.

Esa especie de bondad es condenada por su sinsentido en la fabula del ermitano que calento a una serpiente en su pecho. Es la bondad que tiene piedad de una tarantula que ha mordido a un nino. ?Bondad ciega, insensata, perjudicial!

A la gente le gusta buscar en las historias y fabulas ejemplos del peligro de esta bondad sin sentido. ?No hay que tener miedo! Temerla es lo mismo que temer un pez de agua dulce que por casualidad ha caido del rio hacia el oceano salado.

El dano que esa bondad sin sentido a veces puede ocasionar a la sociedad, a la clase, a la raza, al Estado, palidece ante la luz que irradian los hombres que estan dotados de ella. Esa bondad, esa absurda bondad, es lo mas humano que hay en el hombre, lo que le define, el logro mas alta que puede alcanzar su alma. La vida no es el mal, nos dice.

Esta bondad es muda y sin sentido. Es instintiva; ciega. Cuando la cristiandad le dio forma en el seno de las ensenanzas de los Padres de la Iglesia, comenzo a oscurecerse; su semilla se convirtio en cascara.

Es fuerte mientras es muda, inconsciente y sin sentido, mientras vive en la oscuridad viva del corazon humano, mientras no se convierte en instrumento y mercancia en manos de predicadores, mientras que su oro bruto no se acuna en moneda de santidad. Es sencilla como la vida. Incluso las ensenanzas de Jesus la privaron de su fuerza; su fuerza esta en el silencio del corazon humano.

Pero, perdida la fe en el bien, comence a dudar tambien de la bondad. Me da pena su impotencia. ?Para que sirve entonces? No es contagiosa.

Me parecio que era tan bella e impotente como el rocio.

?Como se puede transformar su fuerza sin echarla a perder, sin sofocarla como hizo la Iglesia? ?La bondad es fuerte mientras es impotente! Si el hombre trata de transformarla en fuerza, languidece, se desvanece, se pierde, desaparece.

Ahora veo la autentica fuerza del mal. Los cielos estan vados. El hombre esta solo en la Tierra. ?Como sofocar, pues, el mal? ?Con gotas de rocio vivo, con bondad humana? No, esa llama no puede apagarse ni con el agua de todos los mares y las nubes, no puede apagarse con un pobre punado de rocio recogido desde los tiempos evangelicos hasta nuestro presente de hierro…

Asi, habiendo perdido la esperanza de encontrar el bien en Dios, en la naturaleza, comence a perder la fe en la bondad.

Pero cuanto mas se abren ante mi las tinieblas del fascismo, mas claro veo que lo humano es indestructible y que continua viviendo en el hombre, incluso al borde de la fosa sangrienta, incluso en la puerta de las camaras de gas.

Yo he templado mi fe en el infierno. Mi fe ha emergido de las llamas de los hornos crematorios, ha traspasado el hormigon de las camaras de gas. He visto que no es el hombre quien es impotente en la lucha contra el mal, he visto que es el mal el que es impotente en su lucha contra el hombre. En la impotencia de la bondad, en la bondad sin sentido, esta el secreto de su inmortalidad. Nunca podra ser vencida. Cuanto mas estupida, mas absurda, mas impotente pueda parecer, mas grande es. ?El mal es impotente ante ella! Los profetas, los maestros religiosos, los reformadores, los lideres, los guias son impotentes ante ella. El amor ciego y mudo es el sentido del hombre.

La historia del hombre no es la batalla del bien que intenta superar al mal. La historia del hombre es la batalla del gran mal que trata de aplastar la semilla de la humanidad. Pero si ni siquiera ahora lo humano ha sido aniquilado en el hombre, entonces el mal nunca vencera.

Una vez terminada la lectura, Mostovskoi permanecio sentado unos minutos, con los ojos entornados. Si el hombre que habia escrito aquel texto estaba desequilibrado. La crisis de un espiritu debil. Eso de que los cielos estan vacios… Veia la vida como una guerra de todo contra todo. Y al final entonaba la vieja cantinela de la bondad de las viejecitas y esperaba extinguir el fuego universal con una jeringa de lavativa. ?Menuda basura!

Mientras miraba la pared gris de la celda, Mijail Sidorovich recordo el sillon azul, el dialogo con Liss, y una sensacion de opresion se apodero de el. No se trataba de una angustia mental, sino del corazon, y apenas podia respirar. Estaba claro que habia sospechado injustamente de Ikonnikov. Los escritos del yurodivi habian suscitado su desprecio, pero tambien el de su repugnante interlocutor de aquella noche. De nuevo penso en lo que sentia por Chernetsov, y sobre el desprecio y el odio con el que hablaba el oficial de la Gestapo de gente como el.

Se apodero de el una angustia turbia, mas insoportable que los sufrimientos fisicos.

17

Seriozha Shaposhnikov senalo un libro que reposaba sobre un ladrillo, al lado de un macuto.

– ?Lo has leido? -pregunto a Katia.

– Lo estaba releyendo.

– ?Te gusta?

– Prefiero a Dickens.

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