par de tiritas, penso en la cama de Bella. La suya habia sido muy grande y toda blanca. Fundas de almohada blancas y sabanas, grandes, un edredon blanco, un caniche blanco tirado a los pies.
Se habia tumbado en su cama. A menudo. Le habia gustado pensar que podia olerla en ella. A veces hasta se habia revolcado sobre encima, la suavidad cediendo bajo su duro cuerpo. Era casi como si ella lo hubiera tocado entonces, y mejor que si en realidad lo hiciera. No podia soportar que alguien le tocara… aunque deseaba haber permitido a Bella encontrar un pedazo de su carne solamente una vez. Con ella, el podria haber sido capaz de manejarlo.
Sus ojos se movieron por el craneo mientras se sentaba en el suelo al lado de la plataforma. Las orbitas eran agujeros negros, y el imagino la combinacion del iris y la pupila que una vez habian mirado fijamente hacia fuera. Entre los dientes habia una tira de cuero negro de aproximadamente dos pulgadas de ancho. Tradicionalmente las palabras de devocion al difunto estaban inscritas sobre ella, pero la correa que tenia entre las mandibulas estaba en blanco.
Cuando se acosto, puso su cabeza al lado de la cosa y el pasado volvio, el ano 1802…
El esclavo estaba parcialmente despierto. Estaba tumbado sobre su espalda y le dolia por todas partes, aunque no pudiera pensar por que… hasta que recordo haber pasado por su transicion la noche antes. Durante horas habia estado mutilado por el dolor de sus musculos brotando, sus huesos alargandose, su cuerpo transformandose en algo enorme.
… extrano verdaderamente, su cuello y sus munecas dolian de un modo diferente.
Abrio los ojos. El techo estaba lejos encima de el y marcado con barras delgadas negras insertadas en la piedra. Cuando giro su cabeza, vio una puerta de roble con mas barras colocadas verticalmente por sus tablones gruesos. Sobre la pared, tambien, habia tiras de acero… En la mazmorra. ?El estaba en la mazmorra, pero por que? Habia hecho sus deberes antes.
El trato de sentarse, pero sus antebrazos y espinillas estaban sujetados. Los ojos se ampliaron, tiro…
– Preocupate de ti. -Era el herrero. Y tenia tatuadas cintas negras sobre los puntos de bebida del esclavo.
Ah, Virgen querida en el Fade, no. No este…
El esclavo lucho contra las ataduras, y el otro macho lo miro, molesto.
– ?Calmate! No sere azotado por una falta que no he cometido
– Te lo ruego… -la voz del esclavo no sonaba correcta. Era demasiado profunda-. Ten compasion.
El oyo una risa suave, femenina. La Mistress de la casa habia entrado en la celda, su vestido largo de seda blanca se arrastraba detras de ella sobre el embaldosado, su pelo rubio le bajaba alrededor de sus hombros.
El esclavo dejo caer sus ojos como era apropiado y comprendio que estaba totalmente desnudo. Ruborizado, avergonzado, deseaba estar cubierto.
– Estas despierto – dijo ella, acercandose a el.
El no podia comprender por que ella habia venido para ver a alguien tan humilde como el. Solo era un mero muchacho de cocina, alguien mas bajo aun que las criadas que limpiaban sus cuartos privados
– Mirame -ordeno la Mistress.
Hizo lo que le habian dicho, aunque esto fuera contra todo lo que alguna vez habia conocido. Nunca le habian permitido mirarla fijamente antes.
Lo que vio fue un choque. Ella lo miraba de un modo en que ninguna hembra lo habia mirado nunca. La avaricia marcaba los refinados huesos de su cara, su mirada oscura estaba encendida con alguna especie de intencion que no podia identificar.
– Ojos dorados -murmuro ella-. Que raros. Que hermoso.
Su mano descendio sobre el muslo desnudo del esclavo. El se movio nerviosamente rechazando el contacto, sintiendose incomodo. Esto estaba mal, pensaba. Ella no deberia estar tocandolo.
– Te has convertido en una sorpresa magnifica. Pierde cuidado, he alimentado a alguien quien te ha traido a mi atencion.
– Mistress… le rogaria que me dejara ir a trabajar.
– Oh, iras. -Su mano fue a la deriva a traves de la union de su pelvis, donde sus muslos se encontraban con sus caderas. El brinco y oyo la maldicion suave del herrero-. Y un favor para mi. Mi esclavo de sangre fue victima de un accidente desafortunado hoy. En cuanto sus cuartos esten renovados, seras trasladado a ellos.
El esclavo perdio su aliento. El sabia del macho que ella habia mantenido encerrado, ya que le habia llevado comida a la celda. A veces, habia dejado la bandeja con los guardias, habia oido extranos sonidos saliendo de detras de la pesada puerta.
La Mistress debia haber reparado en su miedo, porque se inclino sobre el, quedando tan cerca que pudo oler su perfumada piel. Ella rio suavemente, como si hubiera probado su miedo y el plato la hubiera complacido.
– De verdad, no puedo esperar para tenerte.
Cuando ella se dio la vuelta para marcharse, miro airadamente al herrero.
– Recuerda lo que dije o te enviare al amanecer. Ningun error con la aguja. Su piel es demasiado perfecta para estropearla.
El tatuaje fue terminado poco tiempo despues, y el herrero tomo una vela con el, dejando al esclavo atado sobre la mesa en la oscuridad.
El temblo de la desesperacion y el horror cuando su nuevo estado se hizo real. Ahora era el mas bajo de los bajos, mantenido vivo unicamente para alimentar a otro… y solo la Virgen sabia lo que le esperaba.
Paso un largo rato antes de que la puerta se abriera otra vez y la luz de la vela le mostrara que su futuro habia llegado: la Mistress con un vestido negro y dos machos conocidos por su amor a su propio sexo.
– Limpienlo para mi -ordeno ella.
La Mistress miro como el esclavo fue lavado y untado con aceite, ella se movio alrededor de su cuerpo mientras la luz de la vela se movia, nunca permanecia quieta. El esclavo temblaba, odiando la sensacion de las manos de los machos sobre su cara, su pecho, sus privacidades. El tenia miedo de que uno o ambos intentaran tomarlo de un modo impio.
Cuando terminaron, el mas alto de ellos dijo:
– ?Lo intentaremos para usted, Mistress?
– Lo guardare para mi esta noche.
Ella dejo caer su vestido y agilmente se subio a la mesa, sentandose a horcajadas sobre al esclavo.
Sus manos buscaron su carne privada, y mientras lo acaricio el era consciente de los otros machos tomandose a si mismos con la mano. Cuando el esclavo permanecio flaccido, ella lo cubrio con sus labios. Los sonidos en el cuarto eran horrorosos, los gemidos de los machos y la boca de la Mistress chupando y azotandolo.
La humillacion fue completa cuando el esclavo comenzo a llorar, lagrimas derramandose por las esquinas de sus ojos, cayendo por sus sienes hasta los oidos. Nunca lo habian tocado entre sus piernas antes. Como un macho de pre-transicion, su cuerpo no habia estado listo para el acoplamiento o capaz de ello, aunque eso no le habia impedido pensar con mucha ilusion en estar un dia con una hembra. Siempre se habia imaginado que la union seria maravillosa, ya que en los cuartos de los esclavos habia visto el acto de placer en ocasiones.
Pero ahora… tener la intimidad pasando de este modo, se avergonzaba de haberse atrevido a desear algo.
Bruscamente, la Mistress lo libero y lo pego con la mano a traves de la cara. La impresion de la palma picaba sobre su mejilla mientras ella se bajaba de la mesa.