– Envia al polizonte. Envia a Butch.
– Tohr no le dejara.
– ?
– Zsadist, detente. Piensa. Butch no tendria ningun apoyo, y podria haber varios
– El polizonte puede cuidarse.
– Es bueno, pero es solo un humano. No le podemos enviar alli adentro.
Z dejo al descubierto sus colmillos.
– Tal vez Tohr esta mas preocupado porque el tipo quede atrapado y nos delate en una de sus mesas.
– Venga, Z, Butch lo sabe, mierda. Sabe una parte de mierda acerca de nosotros. Asi que por supuesto hay parte de eso.
– ?Pero si ella ayudo a un cautivo a escapar, entonces que diablos piensas que esos
– Si un grupo de nosotros va a la puesta de sol, entonces tenemos mas probabilidades de sacarla con vida. Lo sabes. Tenemos que esperar.
Z permanecio de pie alli, desnudo, respirando profundamente, sus ojos eran rajas estrechas de odio rancio. Cuando finalmente hablo, su voz era un grunido sucio.
– Tohr mejor que rece a Dios porque este todavia viva cuando la encuentre esta noche. O tendre su jodida cabeza, hermano o no hermano.
Phury poso sus ojos en la calavera del suelo, pensando que Z ya habia probado que bueno era en la decapitacion.
– ?Me oyes, hermano? -chasqueo el varon.
Phury inclino la cabeza. Amigo, tenia un mal presentimiento sobre como iba a salir todo esto. Realmente lo tenia.
CAPITULO 6
Mientras O conducia su F- 150 a lo largo de la Ruta 22, el sol menguante de las cuatro le picaba en los ojos y se sentia como si tuviera resaca. Si… junto con el dolor de cabeza, tenia los mismos efectos en el cuerpo que solia tener tras una noche de beber mucho, los pequenos temblores titilando justo bajo su piel como gusanos.
La larga linea de arrepentimiento que remolcaba detras de el tambien le recordaba sus dias de beber. Como cuando se habia despertado al lado de una mujer fea a la cual despreciaba, pero que habia follado de todas formas. Todo era justo asi… solo que mucho, mucho peor.
Intercambio sus manos en el volante. Sus nudillos estaban claramente estropeados y sabia que tenia aranazos en el cuello. Mientras las imagenes del dia le cegaban, su estomago se revolvia. Estaba disgustado por las cosas que habia hecho a su mujer.
Bueno,
Cristo, deberia haber sido mas cuidadoso. Era un ser vivo, despues de todo… Mierda, ?que ocurriria si habia ido demasiado lejos?
Levanto su pie del embrague. Queria regresar, sacarla de su tuberia y reconfortarse a si mismo con que todavia respiraba. Excepto que no habia suficiente tiempo antes de que la reunion de los Principales empezase.
Mientras pisaba el acelerador, supo que no podria dejarla una vez que la viese de cualquier manera, y luego el
O desacelero y torcio a la derecha, con el camion tambaleandose desde la Ruta 22 a una carretera de tierra de un carril.
La cabana del Senor X, tambien cuartel general de la Sociedad Restrictora, estaba en mitad de un bosque de setenta y cinco acres, completamente aislada. El lugar no era nada mas que un pequeno grupo de lenos con un techo verde oscuro de una sola habitacion y una habitacion accesoria de la mitad del tamano detras de ella. Cuando O se detuvo en el camino, habia siete coches y camiones estacionados con una configuracion imprecisa, todos ellos domesticos, muchos de ellos de menos de cuatro anos de antiguedad.
O camino dentro de la cabana y vio lo ultimo que deseaba. Otros diez Principales estaban apinados en el sombrio interior, sus caras palidas, sus cuerpos pesados con musculos. Estos eran los Lessers mas fuertes de la Sociedad, los que habian estado mas tiempo. O era la unica excepcion en cuanto al tiempo de servicio. Habian pasado solo tres anos desde su iniciacion, y a ninguno de ellos les gustaba porque era nuevo.
No era que tuviesen voto. Era tan resistente como cualquier Principal y lo habia probado.
– Llega tarde -dijo el Sr. X. La espalda del
– Ya sabe como son esos Hermanos.
O encontro un lugar para ponerse enfrente. Aunque el inclino la cabeza hacia su socio, U, no reconocio a ningun otro.
El
– ?Ha visto alguien al Sr. M?
– ?O? ?Tiene algo que decir?
Desde la izquierda, U hablo sin temor.
– Vi a M. Justo antes de amanecer. Peleando con un Hermano en el centro.
Mientras el Sr. X desviaba su mirada fija a la izquierda, O estaba friamente horrorizado por la mentira.
– ?Usted le vio con sus propios ojos?
La voz del otro lesser fue estable.
– Si lo hice.
– ?Por casualidad esta protegiendo a O?
Era lo que habia que preguntar. Los
– ?U?
La palida cabeza del tipo se sacudio.
– Actua sin ayuda de nadie. ?Por que me jugaria mi piel por la de el?
Claramente en eso habia algo de logico y el Sr. X sintio que podia confiar, porque continuo con la reunion. Despues de que las cotas de presas y capturas fueran asignadas, el grupo se disolvio.
O se acerco a su socio.
– Tengo que volver al centro un minuto antes de que salgamos. Quiero que me sigas.
Tenia que enterarse de porque U le habia salvado el culo, y no estaban preocupado acerca de que el otro
Lo que hacia aun mas extrano que hubiera tomado la iniciativa que habia tomado.
Zsadist clavo los ojos en el reloj de caja del vestibulo de la mansion. Por la colocacion de las manecillas sabia que tenia ocho minutos antes de que el sol estuviese oficialmente puesto. Gracias a Dios que era invierno y las