hambrienta, no podia soportar la idea de tomarla de el.

El lesser agarro su cuello con fuerza, y su voz se hizo repugnante.

– Mejor bebes de el. Me meti en muchos problemas de mierda para conseguir esto para ti.

Ella abrio la boca, su lengua parecia papel de lija de la sed.

– No…

El lesser puso un cuchillo a la altura de sus ojos.

– De una manera u otra el va a sangrar en el siguiente minuto y medio. Si voy a trabajar sobre el, no va a durar mucho tiempo. ?Asi que tal vez quieras intentarlo, esposa?

Los ojos se le llenaron de lagrimas ante la violacion que cometeria.

– Lo siento tanto -susurro ella al macho encadenado.

Su cabeza fue echada hacia atras de un tiron, y la palma del lesser vino a su cara desde la izquierda. La bofetada reverbero por la parte superior de su cuerpo, y el asesino agarro un mechon de su pelo para impedirle caerse. Tiro con fuerza, arqueandola contra el. Ella no tenia ni idea de a donde habia ido el cuchillo

– No pidas perdon por esto. -Apreto su mano en su barbilla, cavando las yemas de los dedos en los huecos bajo sus pomulos-. Soy el unico del que te preocupas. ?Esta claro? Dije, ?esta claro?

– Si -jadeo ella.

– Si, ?que?

– Si, David.

El la tomo por su brazo libre y lo doblo detras de su espalda. El dolor se disparo por su hombro.

– Dime que me amas.

De ninguna parte, la colera prendio como una tormenta de fuego en su pecho. Nunca le diria esa palabra. Nunca.

– Dime que me amas -grito el, explotando la demanda en su cara.

Sus ojos destellaron y desnudo los colmillos. En el instante en que lo hizo la excitacion de el se disparo fuera de control, su cuerpo comenzo a temblar, su aliento se convirtio en un jadeo rapido. Estaba preparado para pelear con ella, excitado para la batalla, preparado como si estuviera erecto para el sexo. Esta era la parte de la relacion para la que vivia. Amaba luchar contra ella. Le habia contado que su antigua mujer no habia sido tan fuerte como ella, no habia sido capaz de durar tanto antes de marcharse.

– Dime que me amas.

– Yo. Te. Desprecio.

Mientras el levanto su mano y la cerraba en un puno, ella le fulminaba con la mirada, seria, tranquila, preparada para recibir el golpe. Se quedaron asi durante mucho tiempo, sus cuerpos suspendidos en arcos gemelos como un corazon, atados por cuerdas de la violencia que corria entre ellos. Al fondo el macho civil sobre la mesa gimoteo.

De repente el lesser la rodeo con sus brazos y enterro la cara en su cuello.

– Te amo -dijo el-. Te amo tanto… no puedo vivir sin ti.

– Mierda santa -dijo alguien.

El lesser y Bella contemplaron al de la voz. La puerta del centro de persuasion estaba abierta de par en par y un asesino de pelo palido estaba parado en el marco.

El tipo comenzo a reirse y luego dijo las cuatro palabras que provocaron todo lo que siguio:

– Lo voy a contar.

David fue detras del otro lesser en una carrera a muerte, persiguiendole fuera.

Bella no vacilo cuando los primeros golpes de la lucha resonaron fuera. Ella trabajaba sobre las cadenas que ataban la muneca derecha del civil, liberando los enganches, desenredando los eslabones. Ninguno de ellos dijo una palabra mientras ella liberaba su mano y luego empezaba con su tobillo derecho. Tan pronto como pudo, el macho trabajo tan rapido como ella, desesperadamente desatando su lado izquierdo. En el segundo en que estuvo libre, bajo de la mesa y miro las esposas de acero que la ataban.

– No puedes salvarme -dijo ella-. El tiene las unicas llaves.

– No puedo creer que este todavia viva. Me entere sobre usted…

– Vete, ve…

– El la matara.

– No, no lo hara. -El solamente iba a hacerle desear estar muerta-. ?Vete! Esa lucha no va a durar siempre.

– Volvere por usted.

– Solamente llega a casa. -Cuando el abrio la boca, ella dijo- Cierrala, infiernos y estate atento. Si puedes, dile a mi familia que no estoy muerta. ?Vete!

El macho tenia lagrimas en sus ojos cuando los cerro. El tomo dos alientos largos… y se desmaterializo.

Bella comenzo a temblar tanto que se cayo al suelo, su brazo estirado sobre su cabeza desde donde estaba esposado a la mesa.

Los ruidos de la lucha se pararon bruscamente. Hubo un silencio y luego un destello de luz y un sonido de explosion. Ella supo sin ninguna duda que su lesser habia ganado.

Oh, Dios… Esto iba a ser malo. Esto iba a ser un dia muy, muy malo.

Zsadist estuvo de pie sobre el cesped nevado de Bella hasta el ultimo momento posible, y luego se desmaterializo, al monstruo gotico, donde toda la Hermandad vivia. La mansion se parecia a algo de una pelicula de terror, todas las gargolas y sombras y ventanas de cristal de plomo. Delante de la montana de piedra habia un patio lleno de coches, asi como una casa del guarda que era donde Butch y V lanzaban. Una pared de veinte pies de altura rodeaba el complejo y habia una doble puerta de entrada asi como un buen numero de sorpresas repugnantes para disuadir a visitantes no deseados.

Z camino a traves de las puertas de acero de la casa principal y abrio un lado de ellas. Dando un paso en el vestibulo, tecleo un codigo en un teclado numerico y consiguio acceso inmediatamente. El hizo una mueca mientras emergia al vestibulo. El espacio altisimo con sus colores brillantes, sus hojas de oro y su salvaje mosaico del suelo se parecia a una atestada barra: demasiado estimulo.

A su derecho, oyo los sonidos de un comedor lleno: el tintineo suave de la plata sobre la porcelana, palabras indistintas de Beth, una sonrisita de Wrath… entonces la voz de bajo de Rhage cortando. Hubo una pausa, probablemente porque Hollywood hacia una cara, y luego la risa de todo el mundo mezclada, saliendo en tropel como marmoles brillantes a traves de un piso limpio.

No estaba interesado en enredarse con sus hermanos, mucho menos comer con ellos. Ellos sabrian todos por ahora que habia sido echado de la casa de Bella como un criminal por pasar demasiado tiempo alli. Pocos secretos eran guardados dentro de la Hermandad.

Z se encamino a la magnifica escalera, subiendo los escalones de dos en dos. Cuanto mas rapido iba mas se enmudecian los sonidos de la cena, y mas tranquilo se quedaba el. En lo alto de la escalera se dirigio a la izquierda y fue a lo largo de un vestibulo largo marcado por estatuas grecorromanas. Los atletas y guerreros de marmol estaban iluminados por una iluminacion indirecta, sus brazos, piernas y pechos blancos de marmol formaban un modelo contra la pared rojo sangre. Si andabas bastante rapido, era como ir por la acera cuando estabas en un coche, el ritmo de la animacion de los cuerpos de las estatuas cuando de hecho no se movian.

La habitacion donde dormia estaba al final del pasillo, y cuando abrio la puerta golpeo una pared de frio. Nunca conectaba el calor o el aire acondicionado, justo como nunca dormia en la cama o usaba el telefono o ponia algo en los antiguos escritorios. El armario era la unica cosa que necesitaba, y fue hasta alli para desarmarse. Sus armas y municiones estaban guardadas en un gabinete incombustible en la parte de atras, y sus cuatro camisas y tres juegos de cueros colgaban cerca. Con nada mas que entrar, a menudo pensaba en huesos cuando estaba dentro, todas las perchas vacias que parecian largas y fragiles.

Se desnudo y se ducho. Tenia hambre de comida, pero le gustaba mantenerse asi. La punzada de hambre, el anhelo seco de la sed… esas negaciones que estaban dentro de su control siempre lo aliviaban. Infiernos, si pudiera evitar dormir, lo evitaria tambien. Y la maldita sed de sangre… El queria estar limpio. En el interior.

Cuando salio de la ducha paso una navaja de afeitar electrica sobre su cabeza para mantener su pelo tieso sobre su craneo y luego hizo un afeitado rapido. Desnudo, frio, cansado por el hambre, se acerco a su plataforma en el suelo. Cuando estuvo de pie encima de las dos mantas dobladas que ofrecian tanta amortiguacion como un

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