Para cuando el macho termino, Z estaba aturdido, sin palabras.

– ?Estas seguro?

– Si

– ?Cuando?

– No lo se. Pero relativamente pronto.

Z miro hacia Bella. Oh, Cristo

– Ahora, ?asumo que tiene aspirinas o Motrin en la casa?

Z no tenia idea; nunca tomaba remedios para el dolor. Miro a Phury.

– Si, tenemos -dijo su hermano.

– Suministrenselas. Y les dare algo mas fuerte como respaldo para el caso de que no alivien del todo el dolor.

Havers saco un pequeno frasco de vidrio que tenia un sello de goma rojo como tapa y se puso en la palma de la mano dos jeringas hipodermicas envueltas en paquetes esteriles. Escribio algo en un pequeno bloc, y luego le entrego el papel y los suministros a Z.

– Si es de dia y siente mucho dolor cuando se despierte, puede darle una inyeccion de esto de acuerdo a mis indicaciones. Es la misma morfina que le acabo de administrar, pero debe prestar atencion a las dosis que le indico. Llameme si tiene preguntas o si quiere que le asista en el procedimiento de dar inyecciones. Por otra parte, si el sol ya se puso, vendre y le dare la inyeccion yo. -Havers miro la pierna de Z-. ?Quiere que examine su herida?

– ?Puedo banarla?

– Definitivamente si.

– ?Ahora?

– Si -Havers fruncio el ceno-. Pero, senor, su pierna…

Z entro al bano, abrio los grifos del jacuzzi, y metio la mano debajo del chorro. Espero hasta que estuvo lo suficientemente caliente, luego volvio a buscarla.

Para entonces, el doctor ya se habia ido, pero Mary, la mujer de Rhage, estaba en la entrada de la habitacion, queriendo ver a Bella. Phury y Wrath hablaron con ella brevemente y negaron con la cabeza. Ella se fue, viendose abatida.

Cuando la puerta se cerro, Z se arrodillo cerca del jergon y empezo a levantar a Bella.

– Espera, Z. -la voz de Wrath era dura-. Su familia deber cuidar de ella.

Z se detuvo y penso en quien habria alimentado a sus peces. Dios…probablemente esto no estuviera bien. Mantenerla aqui, lejos de aquellos que tenian todo el derecho a cuidarla en su dolor. Pero la idea de dejarla ir era intolerable. Acababa de encontrarla…

– Ira con ellos manana -dijo-. Esta noche y el dia de manana permanecera aqui.

Wrath sacudio la cabeza.

– No esta…

– ?Crees que esta lista para viajar en este estado? -dijo Z bruscamente-. Dejadla en paz. Haced que Tohr llame a la familia y les diga que se la entregaremos manana al caer la noche. Ahora necesita un bano y algo de reposo.

Wrath apreto los labios. Hubo un largo silencio.

– Entonces la pondremos en otra habitacion, Z. No se quedara contigo.

Zsadist se levanto y se acerco al Rey, hundiendo el dedo en los abdominales del macho.

– Solo haz el intento de moverla.

– Por el amor de Cristo, Z, -ladro Phury-. Retractate…

Wrath se inclino hacia delante hasta que las narices casi se tocaron.

– Ten cuidado, Z. Sabes condenadamente bien que amenazandome conseguiras algo mas, aparte de que te parta la mandibula.

Si, habian pasado por esto en el verano. Legalmente Z podia ser ejecutado bajo las viejas reglas de conducta si forzaba esto mucho mas alla. La vida del Rey era valorada por encima de la de todos los demas.

No es que a Z le importara una mierda en ese momento.

– ?Piensas que me preocupa una sentencia de muerte? Por favor -entrecerro los ojos-. Pero te dire esto. Tanto si decides hacer valer tu realeza sobre mi culo o no, te tomara al menos un dia condenarme con La Virgen Escriba. Asi que aun asi Bella dormira aqui esta noche.

Volvio hacia donde estaba ella y la levanto lo mas cuidadosamente que pudo mientras se aseguraba de que la toalla permaneciera en su lugar. Sin mirar a Wrath ni a su gemelo, se deslizo dentro del bano y cerro la puerta de una patada tras el.

La tina ya estaba llena por la mitad, asi que la sostuvo mientras se inclinaba y comprobaba la temperatura. Perfecta. La puso dentro del agua y luego extendio sus brazos hacia los costados para que se apoyara en los bordes.

La toalla se empapo enseguida y se fundio con su cuerpo. El pudo apreciar claramente las suaves curvas de los senos, la pequena caja toracica, la plana extension del estomago. Al subir el agua, el dobladillo de la toalla floto suelto y acaricio la parte de arriba de los muslos.

El corazon de Z golpeo fuertemente en el pecho y se sintio como un libertino, observandola cuando estaba herida y fuera de si. Con la esperanza de escudarla de sus ojos y queriendo darle la privacidad que se merecia, fue hacia el armario a buscar gel para hacerle un bano de espuma. No habia nada mas que sales de bano, y estaba seguro como el infierno de que el no usaba esas cosas.

Estaba a punto de darse vuelta cuando fue golpeado por el hecho de que el espejo sobre la pileta era muy grande. No queria que ella se diera cuenta del aspecto que tenia, cuanto menos supiera acerca de lo que le habian hecho, mejor. Cubrio el espejo con dos toallas grandes, asegurando la tela de felpa detras del marco.

Cuando regreso a ella, se habia hundido en el agua, pero al menos la parte de arriba de la toalla todavia se sostenia de sus hombros y basicamente se mantenia en su lugar. La agarro por debajo de uno de sus brazos y la alzo, luego agarro la esponja. En el instante en que comenzaba a lavar el costado de su cuello, empezo a agitarse, salpicandolo con agua. Suaves sonidos de panico salian de su boca, y no pararon ni siquiera cuando dejo la esponja de lado.

Hablale, idiota.

– Bella… Bella, esta bien. Estas bien.

Se quedo quieta y fruncio el ceno. Luego sus ojos se abrieron apenas y empezo a parpadear varias veces. Cuando trato de refregarse los parpados, le aparto las manos de la cara.

– No. Es un medicamento. Dejalo ahi.

Ella se congelo. Se aclaro la garganta hasta que pudo hablar.

– ?Donde… Donde estoy?

La voz, aunque vacilante y ronca, le sono hermosa.

– Estas con… Conmigo. Estas con la Hermandad. Estas a salvo.

Mientras su vidriosa, desenfocada mirada se paseaba por la habitacion, el se inclino hacia un interruptor en la pared y atenuo las luces. Aunque estaba delirando y no habia duda de que casi ciega por el unguento, no queria que lo viera. La ultima cosa de la que necesitaba preocuparse era que pasaria si las cicatrices no se curaban completamente.

Cuando bajo los brazos al agua y trabo los pies en la base de la banera, cerro el grifo y se echo hacia atras sentandose sobre los talones. No era bueno tocando gente, asi que no era una gran sorpresa que ella no pudiera soportar sus manos sobre el cuerpo. Pero maldicion, no tenia idea de que hacer para aliviarla. Se veia tan desgraciada… mucho mas alla del llanto y cercana a una paralizadora agonia.

– Estas a salvo… -murmuro, aunque dudaba de que le creyera. El no lo habria hecho si hubiera sido ella.

– ?Esta Zsadist aqui?

Fruncio el ceno, no sabiendo que deducir sobre eso.

– Si, estoy justo aqui.

– ?Estas?

– Justo aqui. Justo a tu lado -se estiro torpemente y le apreto la mano. Ella le devolvio el apreton.

Y luego parecio que empezaba a delirar. Murmuraba, haciendo pequenos sonidos que podrian haber sido palabras, y se agitaba. Z agarro otra toalla, la enrollo, y la puso debajo de la cabeza para que no se golpeara contra el duro borde del jacuzzi.

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