Ultimamente no hemos tenido muchos de esos, pero Wrath esta convocando a todos para realizar la primera ceremonia del solsticio de invierno de los ultimos cien anos o asi.

En eso es en lo que Welssie ha estado trabajando, ?verdad? -dijo John por senas.

– Si. Se esta haciendo cargo de casi toda la logistica. La raza esta ansiosa de volver a practicar los rituales, y ya era hora.

Dado que John no dejaba de admirar el esplendor del lugar, Tohr le dijo:

– ?Hijo? Wrath nos esta esperando.

John asintio y lo siguio, yendo del rellano hacia un par de puertas dobles marcadas con alguna especie de sello. Tohr estaba levantando la mano para llamar cuando los tiradores de bronce giraron y fue revelado el interior. Excepto que no habia nadie al otro lado. ?Entonces como se habian abierto esas cosas?

John miro hacia dentro. La habitacion era de un tono azul aciano y le recordaba las fotos de un libro de historia. Era frances, ?no? Con todas las florituras y los muebles elegantes…

Repentinamente John tuvo problemas para tragar.

– Mi senor, -dijo Tohr, haciendo una reverencia y adelantandose.

John se quedo de pie en la entrada. Detras de un espectacular escritorio frances que era demasiado hermoso y demasiado pequeno para el, se hallaba un imponente hombre con hombros incluso mas grandes que los de Tohr. El largo cabello negro le caia recto a partir de las pronunciadas entradas de su frente, y el rostro…la dura compostura del mismo era como si deletreara no-jodas-conmigo. Dios, las envolventes gafas de sol lo hacian parecer indudablemente cruel.

– ?John? -dijo Tohr.

John fue a situarse al lado de Tohr, escondiendose un poco. Si, era un poco cobarde por su parte, pero nunca se habia sentido mas pequeno o prescindible en su vida. Demonios, estando tan cerca del poder que desprendia el hombre que estaba delante de ellos, estaba casi convencido de que era totalmente insignificante.

El Rey se movio en la silla, inclinandose sobre el escritorio.

– Ven aqui, hijo -la voz era baja y con acento, estirando bastante la “q” antes de terminar la palabra.

– Ve -cuando no se movio, Tohr le dio un ligero codazo-. Esta todo bien.

John se tropezo con sus propios pies, moviendose a traves de la habitacion sin nada de aplomo. Se paro enfrente del escritorio como si fuera una piedra que hubiera rodado hasta detenerse.

El Rey se levanto y se mantuvo elevado hasta que parecio alto como un rascacielos. Wrath debia medir mas de dos metros, y la ropa negra que usaba, particularmente la de cuero, lo hacia parecer todavia mas alto.

– Ven, acercate.

John miro hacia atras para asegurarse de que Tohr todavia estaba alli.

– Esta bien, hijo -dijo el Rey-. No voy a lastimarte.

John dio la vuelta al escritorio, su corazon latiendo como el de un raton. Cuando ladeo su cabeza para mirar hacia arriba, el brazo del Rey se extendio hacia delante. La parte interior del mismo, desde la muneca hasta el codo, estaba cubierta de tatuajes. Y el diseno era como el que John habia visto en sus suenos, el que habia colocado en el brazalete que usaba…

– Soy Wrath -dijo el hombre. Luego hizo una pausa-. ?Quieres estrechar mi mano, hijo?

Oh, seguro. John estiro la mano, medio esperando que sus huesos fueran aplastados. En vez de eso, cuando entraron en contacto, solo sintio una firme oleada de calor.

– Ese nombre que esta en tu brazalete -dijo Wrath-. Es Tehrror. ?Quieres que te llamemos asi o John?

John entro en panico y miro a Tohr, porque no sabia lo que queria y no sabia como comunicarle eso al Rey.

– Tranquilo, hijo -Wrath se rio suavemente-. Puedes decidirlo despues.

La cara del Rey se giro bruscamente hacia un lado, como si fijara su atencion en algo fuera, en el pasillo. Igual de abruptamente una sonrisa se extendio por sus duros labios formando una expresion de total reverencia.

– Leelan -suspiro Wrath.

– Lamento llegar tarde -la voz de mujer era suave y hermosa-. Mary y yo estamos muy preocupadas por Bella. Intentamos encontrar la manera de ayudarla.

– Encontrareis la forma. Ven a conocer a John.

John se dio la vuelta hacia la puerta y vio a una mujer…

Repentinamente una luz blanca tomo el lugar de su vision, haciendo borroso todo lo que veia. Fue como si hubiera sido golpeado por un rayo ultra brillante. Parpadeo, varias veces… Y luego proviniendo de la nada infinita, vio a la mujer nuevamente. Era de cabello oscuro, con ojos que le recordaban a alguien que amaba…No, no le recordaban…Los ojos de ella eran los de su… ?Que? ?Su que?

John se tambaleo. El sonido de las voces le llegaba distante.

En su interior, en su pecho, en lo mas profundo de su corazon palpitante, sintio que se quebraba, como si lo estuvieran partiendo en dos. La estaba perdiendo… estaba perdiendo a la mujer de cabello oscuro… estaba…

Sintio que se le abria la boca, esforzandose como si estuviera tratando de hablar, pero luego fue presa de temblores, que sacudieron su pequeno cuerpo, haciendo que se tambaleara sobre sus pies, y se derrumbara en el suelo.

Zsadist sabia que era hora de sacar a Bella de la banera, porque habia estado alli casi una hora y la piel se le estaba arrugando. Pero entonces miro a traves del agua hacia la toalla que habia estado manteniendo sobre el cuerpo de ella.

Mierda… sacarla con esa cosa iba a ser un problema.

Con una mueca la alcanzo y se la quito.

Mirando hacia otro lado rapidamente, tiro la mojada carga al suelo y agarrando una seca, la puso justo al lado de la banera. Apretando los dientes, se inclino hacia delante y metio los brazos en el agua, buscando su cuerpo. Sus ojos terminaron justo al nivel de los pechos.

Oh, Dios… Eran perfectos. De un blanco cremoso con puntas rosadas. Y el agua le acariciaba los pezones, importunandolos con ondeantes besos que los hacian brillar.

Apreto los parpados cerrados, saco los brazos de agua y se sento sobre los talones. Cuando estuvo listo para intentarlo de nuevo, se concentro en la pared que tenia en frente y se inclino hacia delante… solo para sentir un repentino dolor en las caderas. Miro hacia abajo, confundido.

Habia un hinchado bulto en sus pantalones. Eso estaba tan duro, que habia surgido una tienda de campana en la delantera de sus pantalones de deporte. Evidentemente se habia apretado la cosa contra la banera cuando se inclino, y esa era la causa de la punzada que habia sentido.

Maldiciendo, empujo la cosa con la palma de la mano, odiando la sensacion de la pesada carga, la forma en que la dura longitud se enredaba en sus pantalones, el hecho de tener que lidiar con eso. Sin embargo no importaba cuanto lo intentara, no podia colocarla correctamente, al menos no sin meter la mano dentro de los pantalones para agarrarla, lo que, maldita fuera, no estaba dispuesto a hacer. Al final se dio por vencido y dejo la ereccion atrapada, retorcida y doliendo.

Que le sirviera de leccion a la cabrona.

Zsadist inspiro hondo, sumergio los brazos profundamente en el agua, y los envolvio debajo del cuerpo de Bella. La saco, nuevamente impresionado por lo liviana que era; luego la coloco contra la pared de marmol usando el costado de su cadera y una mano sobre la clavicula. Levanto la toalla que habia dejado en el borde del jacuzzi, pero antes de envolverla alrededor de ella, desplazo la mirada hacia las letras grabadas en la piel del estomago.

Algo extrano se sacudio en su pecho, una gran opresion… No, era una sensacion descendente, como si se estuviera cayendo, aunque estaba perfectamente equilibrado. Estaba pasmado. Hacia mucho que nada se abria paso a traves de la ira y la insensibilidad. Tenia la sensacion de estar… ?triste?

Lo que sea. Ella tenia piel de gallina, por todo el cuerpo. Asi que este no era el momento de tratar de entenderse a si mismo.

La envolvio y la puso en la cama. Haciendo el cobertor a un lado, la acosto, quitandole la empapada toalla. Mientras la cubria con las sabanas y las mantas, capto otro vistazo de su estomago.

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