por si Havers no puede venir deprisa.

Phury tomo el frasco y desenvolvio la aguja.

– Vale.

– Hazlo bien -cuando Phury termino con la jeringa, la volvio a tapar y luego se pusieron a hablar en el Idioma Antiguo. Luego el tio horripilante pregunto-. ?Cuanto tiempo estaras ausente?

– Tal vez una hora.

– Entonces, primero hazme un favor. Deshazte de ese sedan en el que la traje.

– Ya lo hice.

El hombre de la cicatriz asintio y dejo la habitacion cerrando la puerta.

Phury se puso las manos sobre las caderas y miro el suelo.

Luego fue hacia una caja de caoba que habia sobre el escritorio y saco lo que parecia un porro. Sosteniendo el cigarrillo liado a mano entre el pulgar y el indice, lo encendio aspirando profundamente, manteniendo el humo en sus pulmones por un momento para luego exhalar lentamente, cerrando los ojos. Cuando exhalo, el humo olia como una combinacion de granos de cafe tostado y chocolate caliente. Delicioso.

Cuando los musculos de John se relajaron, se pregunto de que estaria hecha esa cosa. Estaba seguro de que no era marihuana. Pero no era un cigarrillo comun.

?Quien es el? -escribio John, y le mostro el bloc.

– Zsadist. Mi gemelo -Phury se echo a reir brevemente cuando a John se le aflojo la mandibula-. Si, lo se, no nos parecemos mucho. Al menos, ya no. Escucha, es un poco sensible, asi que probablemente quieras darle un poco de espacio.

No jodas, -penso John.

Phury se coloco una funda sobaquera y puso una pistola en uno de los lados y una daga negra en el otro. Fue hacia un armario y volvio luciendo un chaqueton de cuero negro.

Puso el porro o lo que fuera en un cenicero de plata cercano a la cama.

– Bueno, vamos.

CAPITULO 11

Zsadist entro silenciosamente en su cuarto. Despues de fijar el termostato y puso la medicina sobre la mesa, se acerco a la cama y se apoyo contra la pared, quedandose en las sombras. Quedo suspendido en el tiempo mientras se inclino sobre Bella y valoro la leve subida y bajada de las mantas que marcaban su respiracion. Podia sentir los minutos goteando en horas, y aun asi no pudo moverse, aun cuando sus piernas se entumecieron.

A la luz de la vela vio su piel curarse directamente frente a sus ojos. Era milagroso, las magulladuras desvaneciendose de la cara, la hinchazon alrededor de los ojos y los cortes desapareciendo. Gracias al profundo sueno en el que se hallaba, su cuerpo estaba eliminando los danos, y cuando su belleza fue revelada de nuevo, estuvo condenadamente agradecido. En las altas esferas en que ella se movia, evitarian a una hembra con imperfecciones de cualquier clase. Los aristocratas eran asi.

Se imagino la cara sin fallas y hermosa de su gemelo y supo que Phury deberia ser el que cuidara de ella. Phury era perfecto material de salvador, y era obvio que ella le gustaba. Ademas a ella le gustaria despertarse a lado de un macho asi. A cualquier hembra le gustaria.

Entonces ?por que demonios no la cogia y la ponia en la cama de Phury? Ahora mismo.

Pero no podia moverse. Y mientras la miraba ahora que estaba sobre almohadas que el nunca habia usado, entre sabanas que nunca habia alzado para el, recordo el pasado…

Habian pasado meses desde que el esclavo habia despertado por primera vez en cautividad. En este tiempo no habia nada que no le hubiera sido hecho, en el, o sobre el, y habia un ritmo predecible en el abuso.

La Mistress estaba fascinada por sus partes privadas y sentia la necesidad de mostrarlas a otros machos que ella favorecia. Traia a esos forasteros a la celda, sacaba el balsamo, y lo mostraba como un caballo premiado. El sabia que lo hacia para mantener a los demas inseguros, ya que podia ver el placer en sus ojos cuando los machos sacudian sus cabezas con asombro.

Cuando las inevitables violaciones comenzaron, el esclavo hizo todo lo posible por salirse de su piel y huesos. Era mucho mas soportable cuando podia elevarse en el aire, y subia mas alto y mas alto hasta que rebotaba a lo largo del techo, una nube de el mismo. Si tenia suerte, podia transformarse completamente y solo flotar, viendoles desde arriba, jugando a ser el testigo de la humillacion, dolor y degradacion de alguien mas. Pero no siempre funcionaba. A veces no podia liberarse, y era forzado a soportarlo.

La Mistress siempre tuvo que usar el balsamo sobre el, y ultimamente habia notado algo extrano: Incluso cuando estaba atrapado en su cuerpo y todo lo que le hacian era intenso, aun cuando los sonidos y los olores anidaban como ratas en su cerebro, habia un desplazamiento curioso debajo de su cintura. Lo que fuera que sentia alli abajo era registrado como un eco, como algo separado del resto de el. Era extrano, pero estaba agradecido. Cualquier clase de entumecimiento era bueno.

Siempre que lo dejaban solo, trabajaba para aprender a controlar los enormes musculos y huesos de despues de la transicion. Esto lo logro, y habia atacado a los guardias varias veces, totalmente impenitente sobre sus actos de agresion. En verdad, ya no sentia que conocia a los machos que lo cuidaban, los que encontraban tal repugnancia en su tarea: Sus caras le eran familiares como figuras de sueno, solo restos nebulosos de una vida desgraciada de la que deberia haber disfrutado mas.

Cada vez que lo habia hecho habia sido golpeado durante horas, aunque solo sobre las palmas de las manos y las plantas de los pies, porque A la Mistress le gustaba que se mantuviera agradable a la vista. Como consecuencia de sus ofensivas, ahora era vigilado por una escuadrilla rotatoria de guerreros, todos llevaban una cota de malla por si entraban en su celda. Ademas, la plataforma del lecho ahora tenia cadenas empotradas que podian abrirse desde fuera, de modo que despues de que hubiera sido usado, los guardias no tenian que poner en peligro sus vidas al soltarlo. Y cuando la Mistress queria venir, era drogado hasta la sumision ya fuera por su alimento o por dardos que le disparaban por una ranura en la puerta.

Los dias pasaban despacio. Estaba concentrado en encontrar la debilidad en los guardias y en alejarse tanto como pudiera de la depravacion… cuando en realidad ya estaba muerto. Y tan muerto que incluso cuando estuviera lejos de la Mistress, en realidad nunca estaria vivo otra vez.

El esclavo comia en la celda, tratando de conservar las fuerzas para el siguiente enfrentamiento con los guardias, cuando vio que el panel se abria y un tubo hueco se asomaba. Salto, aunque no habia donde esconderse, y sintio la primera picadura en el cuello. Saco el dardo tan rapidamente como pudo, pero fue golpeado con otro y luego otro hasta que su cuerpo se puso pesado.

Desperto sobre el lecho, con los grilletes puestos.

La Mistress estaba sentada directamente a su lado, la cabeza baja, el cabello cubriendole el rostro. Como si supiera que estaba consciente, poso su mirada en la de el.

– Sere comprometida.

Ah, dulce Virgen en el Fade, las palabras que habia anhelado escuchar. Seria libre ahora, ya que ella no necesitaria a ningun esclavo de sangre si tenia un hellren. Podria volver a sus deberes en la cocina… el esclavo se obligo a dirigirse a ella con respeto, aunque para el fuera una hembra indigna.

– Mistress, ?me dejara ir?

Solo hubo silencio.

– Por favor dejeme ir -dijo el toscamente. Considerando todo por lo que habia pasado, dejar su orgullo de lado por la posibilidad de ser libre era un sacrificio facil.

– Se lo ruego, Mistress. Libereme de este confinamiento. -Cuando ella lo miro, habia lagrimas en sus ojos. -Encuentro que no puedo… tengo que mantenerte. Debo mantenerte.

El comenzo a luchar, y cuanto mas fuerte luchaba contra las ataduras mas crecia la mirada de amor sobre su cara.

– Eres tan magnifico -dijo, bajando las manos para tocarlo entre las piernas. Su cara era… melancolica, casi de adoracion-. Nunca he visto un macho como tu. Si no fuera porque estas tan por debajo de mi…

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