– Bella, soy Phury.

Su cuerpo se relajo un poco.

– ?Phury?

– Si, soy yo.

– No puedo ver. -Su voz temblaba como el infierno-. No puedo…

– Lo se, es la medicina. Dejame conseguir algo para limpiarlo.

Entro en el cuarto de bano y volvio con un pano humedo, imaginando que necesitaba echarle una mirada a su alrededor mas de lo que necesitaba el unguento.

Ella se estremecio cuando la agarro por la barbilla.

– Tranquila, Bella… -Cuando puso el pano sobre sus ojos, lucho, luego lo agarro.

– No, no… baja tus manos. Yo lo quitare.

– ?Phury? -Dijo con voz ronca-. ?Eres tu?

– Si, soy yo. -Se sento en el borde de la cama-. Estas en el recinto de la hermandad. Te trajeron aqui hace aproximadamente siete horas. Tu familia ha sido notificada que estas a salvo, y tan pronto como lo desees puedes llamarlos.

Cuando ella le puso su mano en el brazo, se congelo. Con un toque tentativo, palpo desde su hombro hasta el cuello, luego le toco la cara y finalmente el pelo. Sonrio un poco cuando sintio las gruesas ondas y entonces llevo algunas a su nariz. Respiro profundamente y puso la otra mano en su pierna-. Realmente eres tu. Recuerdo el olor de tu champu.

La proximidad y el contacto chisporrotearon a traves de la ropa y la piel de Phury, entrando directamente a su sangre. Se sentia como un bastardo total por sentir cualquier cosa sexual, pero no podia detener su cuerpo. Especialmente cuando acaricio su largo cabello hasta que estuvo tocando sus pectorales.

Sus labios se abrieron, su respiracion volviendose superficial. Deseo arrastrarla contra su pecho y sostenerla apretada. No por el sexo, aunque era verdad que su cuerpo lo deseaba. No, ahora necesitaba sentir su calor y asegurarse de que estaba viva.

– Dejame ocuparme de tus ojos -dijo. Jesus, su voz era profunda.

Cuando ella asintio, limpio cuidadosamente sus parpados.

– ?Como va?

Parpadeo. Sonrio un poco y puso la mano en su cara.

– Puedo verte mejor ahora. -Pero entonces fruncio el ceno-. ?Como sali de alli? No puedo recordar nada excepto… Deje ir al otro civil y David regreso. Y luego estaba en un coche. ?O fue un sueno? Sone que Zsadist me salvaba. ?Lo hizo?

Phury no estaba para hablar de su hermano, incluso tangencialmente. Se levanto y dejo el trapo mojado en la mesita de noche.

– Vamos, te llevare a tu cuarto.

– ?Donde estoy ahora? -Miro alrededor, y entonces se quedo boquiabierta-. Este es el cuarto de Zsadist.

?Como infiernos lo sabia?

– Vamonos.

– ?Donde esta? Donde esta Zsadist? -La urgencia se filtraba en su voz-. Necesito verle. Necesito…

– Te llevare a tu cuarto…

– ?No! Quiero quedarme…

Estaba tan agitada que decidio no seguir tratando de hablar con ella. Retiro las sabanas para ayudarla a levantarse…

Mierda, estaba desnuda. Dio un tiron a las sabanas nuevamente y las puso en su lugar.

– ?Ah! perdon… -Se llevo una mano al pelo. Oh, Dios… Las agraciadas lineas de su cuerpo eran algo de lo que nunca iba a olvidarse-. Dejame… um, dejame conseguirte algo que ponerte.

Fue al armario de Z y quedo atonito por lo vacio que estaba. No habia ni siquiera una bata para cubrirla, y maldito fuera si le ponia una de las camisas de lucha de su hermano. Se quito la chaqueta de cuero y camino hacia ella otra vez.

– Me dare la vuelta mientras te pones esto. Te encontraremos una bata…

– No me lleves lejos de el -su voz se quebro al suplicarle-. Por favor. Debe haber sido el quien estaba parado al lado de la cama. No lo sabia, no podia ver. Pero debia ser el.

Seguro como el infierno que era el. Y el bastardo habia estado desnudo como el pecado y listo para saltar sobre ella. En vista de todo por lo que habia pasado, era una verguenza. Amigo… Hace anos Phury habia cogido a Z teniendo sexo en un callejon con una puta. No habia sido bonito, y la idea de Bella pasando por eso lo puso enfermo.

– Ponte la chaqueta. -Phury se dio la vuelta-. Aqui no te quedas. -Cuando finalmente oyo moverse la ropa de cama y el crujido del cuero, hizo una respiracion profunda-. ?Estas decente?

– Si, pero no quiero irme.

Miro sobre su hombro. Se veia diminuta en la chaqueta que el vestia siempre, su largo cabello de caoba cayendo alrededor de sus hombros, las puntas rizadas como si se hubieran mojado y se hubieran secado sin ser cepilladas. Se la imagino en la banera, con agua limpia corriendo sobre su piel palida.

Y entonces vio a Zsadist surgiendo amenazador sobre ella, mirandola con esos ojos negros sin alma, deseando follarla, probablemente solo porque estaba asustaba. Si, su miedo seria lo que le encendiera. Era bien sabido que el terror en una hembra le excitaba mas que algo encantador o caliente o digno.

Sacala de aqui, penso Phury. Ahora.

Su voz se volvio temblorosa.

– ?Puedes caminar?

– Estoy mareada.

– Te llevare. -Se acerco, a cierto nivel incapaz de creer que iba a poner los brazos alrededor de su cuerpo. Pero entonces ya estaba sucediendo… Deslizo la mano alrededor de su cintura y llego abajo, tomandola por detras de las rodillas. Notando apenas su peso, sus musculos aceptandolo facilmente.

Mientras caminaba a la puerta se relajo contra el, poniendo la cabeza en su hombro, agarrando algo de su camisa en la mano.

Oh… Dulce Virgen. Esto se sentia tan bien.

Phury la llevo por el pasillo al otro lado de la casa, a la habitacion contigua a la suya.

John estaba en piloto automatico cuando el y Tohr dejaron las instalaciones de entrenamiento y caminaron a traves del aparcamiento donde habian dejado el Range Rover. Sus pasos hacian eco en el bajo techo de hormigon, rebotando a traves del espacio vacio.

– Se que tienes que ir por el resultado -dijo Tohr cuando llegaron al SUV-. Esta vez ire contigo, pase lo que pase.

En realidad, John deseaba poder ir solo.

– ?Cual es el problema, hijo? ?Estas enfadado porque no te lleve esta noche? -John puso la mano en el brazo de Tohr y sacudio la cabeza vigorosamente.

– Bien, solo queria estar seguro.

John miro a lo lejos, deseando no haber ido nunca al doctor. O por lo menos cuando estuvo alli, haber mantenido la boca cerrada. Infiernos. No deberia haber dicho ni una palabra sobre lo que habia sucedido el ano pasado. El problema fue, que despues de todas las preguntas sobre su salud, habia estado en modo respuestas. Asi que cuando el doctor habia preguntado por su historia sexual, el se refirio a la cosa que paso en enero. Pregunta. Respuesta. Como todas las demas… casi.

Por un momento se sintio aliviado. Nunca habia ido al medico ni nada antes, y en el fondo de su mente siempre habia estado preocupado acerca de que tal vez debiera haberlo hecho. Se imagino que al menos al sincerarse conseguiria que le hicieran un chequeo completo y de esa forma acabar de una vez por todas con el asunto del ataque. En vez de ello, el doctor habia comenzado por hablarle acerca de hacer terapia y la necesidad de hablar sobre la experiencia.

?Como si deseara revivirlo? Habia pasado meses tratando de enterrar la maldita cosa, asi que de ninguna manera desenterraria ese cadaver en descomposicion. Habia costado demasiado ponerlo bajo tierra.

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