– Maldita sea, Bella…
– Y solo te quiero a ti. Mira, realmente lo siento y tenemos que…
– ?Sabes que? No mas charlas. Estoy harto de hablar. -Estiro el brazo sobre la rodilla, la muneca hacia arriba y sus oscuros ojos se quedaron desprovistos de cualquier emocion, incluso enfadados-. Este es tu funeral, mujer. Hazlo si quieres.
El tiempo se paro mientras ella miraba fijamente lo que de mala gana le ofrecia. Dios les ayudara a los dos, pero iba a tenerlo. Con un movimiento rapido ella se arqueo sobre su vena y lo marco limpiamente. Aunque le doliese, el no se aparto en absoluto.
El instante en que la sangre golpeo su lengua, gimio de dicha. Se habia alimentado de aristocratas antes, pero nunca de un hombre de la clase guerrero y seguramente nunca, de un miembro de la Hermandad. Su sabor era un delicioso rugido en su boca, una invasion, una epopeya, una explosion gritona y luego trago. El torrente de poder la atraveso, un fuego forestal en el tuetano de sus huesos, una explosion que bombeo en su corazon en una rapida fuerza gloriosa.
Temblo tanto que casi perdio el contacto con su muneca y tuvo que agarrarse al antebrazo para estabilizarse. Bebio mucho, avariciosos tirones, hambrienta no solo por la fuerza, por el, por este hombre.
Para ella, el era… el unico.
CAPITULO 18
Zsadist lucho por mantener la calma mientras Bella se alimentaba. No queria molestarla, pero con cada tiron en su vena lo que conseguia era acercarse a la perdicion. La Mistress habia sido la unica que alguna vez se habia alimentado de el, y los recuerdos de aquellas violaciones eran tan agudos como los colmillos enterrados en su muneca ahora. El miedo llego, duro y vivo, ninguna sombra del pasado nunca mas, ahora era un panico presente.
En una tentativa desesperada por centrarse, se concentro en el cabello oscuro de Bella. Tenia un mechon cerca de su mano libre y la hebra brillo a la alta luz de la ducha, tan adorable, tan grueso, tan diferente del rubio de la Mistress.
Dios, el pelo de Bella parecia realmente suave… si hubiera tenido el valor, enterraria su mano- no, su cara entera- en aquellas ondas caoba. ?Podria controlarlo? Se pregunto. ?Estando tan cerca de una mujer? ?O se ahogaria cuando el miedo lo golpeara?
Si fuera Bella, penso que seria capaz de hacerlo.
Si… realmente le gustaria poner su cara alli, en su cabello. Tal vez hurgaria en el y encontraria el camino al cuello y l… presionaria un beso. Realmente suave.
Si… y luego podria ir moviendose y rozaria sus labios contra su mejilla. Tal vez le dejaria hacer esto. No iria hacia su boca. No podia imaginar que ella quisiera estar cerca de su cicatriz y de todas formas el labio superior estaba jodido. Ademas, no sabia como besarla. La Mistress y sus subalternos sabian mantenerse a distancia de sus colmillos. Y despues el nunca habia querido acercarse tanto a una mujer.
Bella hizo una pausa e inclino la cabeza, sus ojos de color azul zafiro giraron hacia el, comprobando para asegurase de que estaba bien.
La preocupacion le mordio el orgullo. Cristo, pensar que estaba tan debil que no podia controlar la alimentacion de una mujer…y que le diera verguenza comprender que ella lo sabia mientras estaba en su vena. Incluso peor, estaba aquella expresion en su cara hacia unos momentos, aquel horror que significaba que ella habia entendido de que otra manera el habia sido usado ademas de como esclavo de sangre.
No podia soportar su compasion, no queria esas miradas de preocupacion, no estaba interesado en los mimos y las caricias. Abrio la boca, para decirle que quitara su cabeza, pero en cierta forma la colera se perdio en el viaje entre sus entranas y su garganta.
– De acuerdo -dijo bruscamente-. El pulso esta estable. Pulso firme
El alivio en los ojos de ella fue otra palmada a su culo.
Cuando comenzo a beber otra vez, el penso,
Bien… lo odiaba en parte. Ok, odiaba la mierda en su cabeza. Pero cuando los apacibles tirones continuaron, comprendio lo que les gustaba.
Al menos hasta que pensaba en lo que ella estaba tragando. Sangre sucia… sangre oxidada… corrosiva, infestada, repugnante. Amigo, sencillamente no podia comprender por que habia rechazado a Phury. El hombre era perfecto por dentro y por fuera. Sin embargo, estaba sobre la baldosa fria y dura, mordiendo sobre la banda de esclavo, con el. Por que lo hacia…
Zsadist cerro los ojos. Sin duda despues de todo por lo que habia pasado, ella creia que no merecia nada mejor que alguien que estaba contaminado. Aquel
Amigo, como que Dios era su testigo, haria que el ultimo aliento del bastardo desapareciera estrujado entre sus palmas.
Con un suspiro, Bella libero su muneca y se relajo contra la pared de la ducha, los parpados cerrados, su cuerpo debil. La seda de la ropa estaba mojada y se le adheria a las piernas, perfilando los muslos, las caderas… la union del medio.
Mientras
Levanto la mirada hacia el. Medio esperaba que ella tuviera en algun ataque o algo asi, e intento no pensar en toda la fealdad que habia tragado.
– ?Estas bien? -Le pregunto el.
– Gracias -dijo con voz ronca-. Gracias por dejarme…
– Si, ya puedes pararlo. -Dios, sentia que no la habia protegido de el mismo. La esencia de la Mistress lo bombardeaba, los ecos de la crueldad de la mujer estaban atrapados en el infinito circuito de sus arterias y venas, circulando por todo su cuerpo. Y Bella acababa de tomar un poco de aquel veneno en sus entranas.
Deberia haber luchado mas duramente contra ello.
– Voy a llevarte a la cama.
Como ella no se opuso, la recogio, la saco de la ducha e hizo una pausa en el lavabo para coger una toalla.
– El espejo -murmuro-. Cubriste el espejo ?Por que?
No le contesto mientras se dirigia al dormitorio, no podia conversar sobre esas horribles cosas, ella no lo soportaria.
– ?Te parezco tan mala? -susurro contra su hombro.
Cuando llego a la cama, la puso de pie.
– La bata esta mojada. Deberias quitartela. Usa esto para secarte si quieres.
Ella cogio la toalla y comenzo a aflojar el lazo de la cintura. El rapidamente se dio la vuelta, escuchando el apresuramiento de la tela, alguna agitacion y despues el movimiento de las sabanas.
Cuando estuvo instalada, algo muy basico, antiguo le exigia que se tendiera con ella ahora. Y no para abrazarla. Queria estar en su interior, moviendose… liberandose. De algun modo le parecia correcto hacerlo, darle no solo la sangre de sus venas, finalizar con el acto sexual, tambien.
Estaba
Se paso una mano por el pelo, preguntandose de donde infiernos le habia llegado la mala idea.
Amigo, tenia que alejarse de ella…
Bueno, iba a pasar pronto, no era cierto. Se marcharia por la noche. Saldria para irse a casa.
Sus instintos se volvieron locos, haciendolo querer luchar para que permaneciera en su cama. Pero maldito su estupido y primitivo corazon. Tenia que hacer su trabajo. Tenia que salir, encontrar a un
Z se dirigio hacia el armario, se puso una camisa y se armo. Mientras se colocaba la pistolera sobre el pecho, penso en pedirle una descripcion del asesino que se la habia llevado. Pero no queria traumatizarla… No, se lo