preguntaria Tohr, porque el hermano manejaba esa clase de cosas bien. Cuando fuera devuelta a su familia esta noche, entonces Tohr hablaria con ella.

– Me voy -dijo Z mientras se abrochaba el porta dagas de cuero que atravesaba sus costillas-. ?Quieres que le diga a Fritz que te traiga comida antes de marcharme?

Como no hubo ninguna respuesta, miro desde el batiente de la puerta. Estaba de lado, mirandolo.

Otra ola de severo instinto lo golpeo.

Queria verla comer. Despues del sexo, despues de estar en su interior, queria que comiera el alimento que le traia, y queria que lo comiera de su mano. Infiernos, queria salir y matar algo para ella, traer la carne, cocinarla el mismo y alimentarla hasta que estuviera llena. Entonces quiso estar a su lado con una daga en la mano, protegiendola mientras dormia.

Regreso al armario. Amigo, se estaba volviendo loco. Directamente loco.

– Te traere alguna cosa.

Comprobo las hojas de sus dos dagas negras, probandolas en el interior de su antebrazo, cortandose la piel. Cuando el dolor le zumbo en el cerebro, miro fijamente la marca que Bella le habia hecho sobre la muneca.

Sacudiendose para concentrarse, se coloco la pistolera alrededor de sus caderas y puso directamente la SIG Sausers en su gemelo. La nueve milimetros tenia la recamara llena de balas y habia otros dos clips de puntas huecos en el cinturon. Resbalo un cuchillo de lanzamiento en una pequena hebilla de su espalda y se aseguro de que tenia alguna hira shuriken. Las botas de combate eran lo siguiente. La ligera campera impermeable para cubrir el arsenal era lo ultimo.

Cuando salio, Bella todavia tenia la vista alzada hacia el desde la cama. Sus ojos eran tan azules. Azules como la noche. Azules como…

– ?Zsadist?

Lucho contra el impulso de golpearse a si mismo.

– ?Si?

– ?Soy desagradable para ti? -Como el retrocedio, ella se puso las manos sobre la cara-. No importa.

Mientras se ocultaba de el, el penso en la primera vez que la vio, cuando ella lo habia sorprendido en el gimnasio hacia tantas semanas. Lo habia asombrado, dejandolo como un estupido y ella todavia tenia ese efecto sobre su cerebro. Era como si tuviera un interruptor del cual solo ella tuviese el control remoto.

Se aclaro la garganta.

– Eres como siempre lo has sido para mi.

Se dio la vuelta, solo para oir un sollozo. Entonces otro. Y otro.

Miro sobre el hombro.

– Bella… Infierno santo…

– Lo siento -le dijo dentro de las palmas-. Soy lamentable. Solo vete. Estoy bien… lo siento, estoy bien.

Mientras se acercaba y se sentaba sobre el colchon, deseaba tener el don de las palabras.

– No tienes por que sentirlo.

– He invadido tu cuarto, tu cama. Obligandote a dormir cerca de mi. He hecho que me des de tu vena. Soy tan… lo siento. -Suspiro y se recogio a si misma, pero incluso asi su desesperacion permaneceria mucho tiempo, trayendo el olor terroso de las gotas de agua sobre la acera caliente-. Se que deberia marcharme, se que no me quieres aqui, pero solo necesito… no me puedo ir a mi granja. El lesser me llevo de alli, por lo que no puedo soportar la idea de regresar. Y no quiero estar con mi familia. Ellos no entenderan lo que me pasa ahora y no tengo energia para explicarselo. Solo necesito algo de tiempo, necesito de alguna manera conseguir que mi cabeza salga de ello, pero no puedo sola. Incluso aunque no quiera ver a nadie excepto…

Cuando acabo, el dijo.

– Te quedaras aqui mientras quieras.

Ella comenzo a sollozar otra vez. Maldita sea.

Esto era lo que debia decir.

– Bella… yo… -?Que se suponia que estaba haciendo?

Tiendele la mano, gilipollas. Cogele la mano, pedazo de mierda.

No podia hacerlo.

– ?Quieres que me mude? ?Que te de espacio?

Mas lloros, en algun sitio en medio de los cuales ella musito:

– Te necesito.

Dios, si la habia oido bien, la compadecia.

– Bella, deja de llorar. Deja de llorar y mirame. -Finalmente ella suspiro y se limpio la cara.

Cuando el estuvo seguro de que tenia su atencion, le dijo- No te preocupes por nada. Te quedaras aqui mientras tu quieras. ?Esta claro?

Ella solo lo miro fijamente.

– Asiente con la cabeza para mi, entonces sabre que me has escuchado. -Cuando ella lo hizo, el se levanto-. Y soy lo ultimo que necesitas. Entonces deja de decir chorradas ahora mismo.

– Pero…

Se dirigio a la puerta.

– Regresare antes del alba. Fritz sabe como encontrarme-nos, a todos.

Despues de dejarla, Z cruzo el corredor de estatuas, giro a la izquierda y rapidamente paso por delante del estudio de Wrath y por la magnifica escalera. Tres puertas mas alla, el llamo. No hubo respuesta. Volvio a llamar.

Se dirigio abajo y encontro lo que buscaba en la cocina.

Mary, la mujer de Rhage, pelaba patatas. Muchas patatas. Como, un ejercito de ellas. Sus ojos grises se levantaron y su cuchillo para pelar se detuvo sobre una patata Idaho golden. Miro a su alrededor, figurandose que el estaba buscando a alguien mas. O tal vez solo esperaba no quedarse a solas con el.

– ?Podrias aplazar esto por un ratito? -dijo Z, cabeceando hacia el monton.

– Um, claro. Rhage siempre puede comer algo mas. Ademas, de todos modos, Fritz esta teniendo un berrinche porque yo iba a cocinar. ?Que… ah, que necesitas?

– Yo no. Bella. Ella podria necesitar ahora mismo una amiga.

Mary bajo el cuchillo y la patata a medio pelar.

– Estoy deseando verla.

– Esta en mi habitacion. -Z se giro, ya pensando en cual de los callejones del centro de la ciudad iba a golpear.

– ?Zsadist?

El se paro con la mano sobre la puerta del mayordomo.

– ?Que?

– Estas cuidando muy bien de ella.

El penso en la sangre que habia dejado que tragara. Y la urgencia de tener un orgasmo en su cuerpo.

– No realmente. -Le dijo sobre el hombro.

A veces se tiene que empezar desde el principio, penso O mientras caminaba por el parque.

Aproximadamente a trescientas yardas de donde habia aparcado el camion, los arboles cedian su paso a un prado raso. Se paro mientras todavia estaba oculto entre los pinos.

A traves de la blanca manta de nieve estaba la granja donde habia encontrado a su esposa y a la mortecina luz del dia su casa era todo Norman Rockwell, una postal de Hallmark, la perfecta Middle America. La unica cosa que faltaba era algo de humo saliendo de la chimenea de ladrillo rojo.

Saco sus binoculares y exploro la zona, luego se concentro en la casa. Todas las huellas de neumaticos en el camino de la entrada y en la puerta hacian que se preocupase por si hubiese cambiado de manos y los promotores hubiesen venido. Pero todavia habia muebles dentro, muebles que reconocio de cuando habia estado alli con ella.

Dejo caer los binoculares, dejando que colgaran de su cuello y se agacho. La esperaria aqui. Si estaba viva, iria a la casa o quienquiera que la cuidara vendria a por algunas de sus cosas. Si estuviera muerta, alguien comenzaria a sacar su mierda.

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