– Estamos esperando a otro -dijo Zsadist al conductor-. Y John y yo seremos la ultima parada.

El doggen se inclino respetuosamente tras el volante.

– Desde luego, senor. Como usted desee.

Lash lentamente entro en la furgoneta, la roja veta en su garganta era una mancha en su palida piel. Cuando vio a Zsadist tropezo.

– Nos estas haciendo perder el tiempo, chico -dijo Zsadist mientras deslizaba un cuchillo bajo la piel de la manzana-. Sienta tu culo.

Lash hizo eso.

Mientras la furgoneta se ponia en marcha, nadie dijo nada. Especialmente cuando la puerta se cerro y quedaron todos juntos encerrados en la parte trasera.

Zsadist pelo la Granny Smith en una larga tira, la piel descendia poco a poco hasta que llego al suelo de la furgoneta. Cuando termino, cubrio la rodilla con la verde tira, entonces partio una rodaja de carne blanca y se la tendio a John con el cuchillo. John tomo la pieza con los dedos y se la comio mientras Zsadist cortaba un trozo para el, llevandoselo a la boca con el cuchillo. Se alternaron hasta que quedo de la manzana solo un delgado corazon.

Zsadist tomo la piel y los restos arrojandolos en la pequena basura al lado de la puerta. Limpio el cuchillo con los pantalones y empezo a lanzarlo al aire y atraparlo. Lo hizo durante todo el camino. Cuando llegaron a la primera parada, hubo una larga vacilacion tras la apertura de la puerta. Y dos de los chicos salieron rapidamente.

Los ojos negros de Zsadist los siguieron, con la mirada dura, como si memorizara sus caras. Y durante todo ese tiempo el cuchillo, arriba y abajo, el negro metal centelleaba, la gran palma lo atrapaba en el mismo lugar de la empunadura tras cada lanzamiento… aunque estuviera mirando a esos tipos.

Eso ocurrio en cada parada. Hasta que John y el quedaron solos.

Mientras la puerta se cerraba, Zsadist deslizo la daga en la funda del pecho. Se movio de asiento a traves del pasillo y se apoyo contra la ventana, cerrando los ojos.

John lo sabia mas que creia que el macho estaba despierto, porque su respiracion no cambio y no estaba relajado. Unicamente no queria interactuar.

John saco el bloc y la pluma. Escribio pulcramente, doblo el papel y lo sujeto en la mano. Tenia que darle las gracias. Aunque si Zsadist no podia leer, tenia que decir algo.

Cuando la furgoneta se detuvo y la puerta se abrio, John dejo el papel en el asiento de Zsadist, sin tratar de darselo al guerrero. Y asegurandose que no alzaba la mirada mientras dirigia fuera sus pasos y cruzaba la carretera. Se paro enfrente del cesped para observar la partida de la furgoneta, sin embargo, la nieve caia sobre su cabeza, hombros y petate.

Cuando el bus desaparecio en la creciente tormenta, Zsadist se mostro de pie al otro lado de la calle. El Hermano le enseno rapidamente la nota, sujetandola en el aire entre los dedos primero e intermedio. Luego inclino la cabeza una vez, la guardo en el bolsillo de atras y se desmaterializo.

John mantuvo los ojos fijos en el lugar que Zsadist habia estado. Espesos copos de nieve llenaron sus huellas, el macho patea-culos se habia ido.

Con un estruendo la puerta del garaje se abrio tras el, el Range Rover iba marcha atras por el camino. Wellsie bajo la ventana. El pelo rojo estaba recogido en lo alto de su cabeza, y llevaba una negra parca de esqui. La calefaccion dentro del coche iba a toda marcha, un sordo estruendo casi tan fuerte como el motor.

– Hola, John. -Tendio la mano y el coloco la palma sobre la suya-. Oye, ?era Zsadist el que acabo de ver?

John asintio.

– ?Que estaba haciendo aqui?

John dejo caer el petate y escribio,

– vino en el autobus conmigo a casa.

Wellsie fruncio el ceno.

– Me gustaria que te alejaras de el, ?vale? El no… esta bien la mayoria de las veces. ?Sabes lo que quiero decir?

Realmente, John no estaba tan seguro de eso. Bien, el tipo te hacia pensar, con afecto, algunas veces en el hombre del saco, pero evidentemente no era tan malo.

– De todas formas, voy a recoger a Sarelle. Hemos encontrado un obstaculo con el festival y perdido todas nuestras manzanas. Ella y yo vamos a hacer las visitas a varios padres espirituales, a ver lo que podemos hacer sobre eso tan cerca de la fecha. ?Quieres venir?

John nego con la cabeza.

– No quiero atrasarme en Tacticas.

– Muy bien. -Wellsie le sonrio-. He dejado algo de arroz y salsa de jengibre en la nevera.

– ?Gracias! Estoy hambriento.

– Crei que lo estarias. Nos vemos.

La despedia con las manos mientras ella daba marcha atras el resto del camino y se fue. Mientras se dirigia a la casa, observo distraidamente como las cadenas que Tohr puso en el Rover hacian nitidas marcas en la nieve reciente.

CAPITULO 41

– Detente aqui. -O abrio la puerta de la Explorer antes de que el SUV se detuviera al llegar a la Avenida Thorne. Lanzo una mirada aguda hacia la cima de la colina, Despues lanzo al Beta detras el volante una verdadera mirada de despabilate-de-una-puta-vez.

– Quiero que circules por el vecindario hasta que te llame, cuando lo haga quiero que vengas al numero veintisiete. No te detengas en la entrada del camino sigue avanzando. Hay una esquina en la pared de piedra aproximadamente a cincuenta yardas adelante. Ahi es donde te quiero. -Cuando el Beta asintio con la cabeza, O dijo:

– Jode esto y dejare que el Omega se haga cargo de ti.

No podia dejar que el asesino cometiera alguna clase de estupidez. Tenia el balbuceo de soy-confiable. Golpeo el pavimento y observo la inclinacion gradual del camino. Camino lentamente, el era como un arsenal movil, su cuerpo estaba cargado con tantas armas y explosivos, que el mismo se habia colocado, como si fuera un Arbol de Navidad paramilitar.

Paso los numeros hasta el veintisiete, un par de pilares gemelos enmarcaban la entrada que desaparecia entre ellos. Cincuenta yardas mas tarde y el estaba en la esquina de la pared de estuco donde le habian indicado al tonto Beta que fuera a verlo. Tomo impulso tres veces antes de saltar en el aire como un Michael Jordan de mierda hasta alcanzar la cornisa del muro de diez yardas.

Salvo la distancia sin problemas, pero cuando sus manos hicieron contacto. La rafaga de electricidad que recorrio su cuerpo era verdaderamente como para rizar el cabello. Si hubiera sido humano todavia, se habria tostado, pero aun como asesino, la sacudida era suficiente como para dejarlo sin aliento. A pesar de eso logro subirse para luego arrojarse al otro lado.

Las luces de seguridad brillaron y lo obligaron a esconderse detras de un arce. Tomo su pistola con silenciador, si los perros lo atacaban estaba listo para reventarlos. Espero los ladridos, pero no hubo ninguno. Tampoco prisa por encender las luces de la mansion ni carreras de los guardias.

Se tomo unos minutos mas evaluando el lugar. La parte trasera de la casa era magnifica toda de ladrillo rojo, blanco puro y brillantes terrazas con corredores en el segundo piso. El jardin era perfecto tambien. Dios… los costos de mantenimiento de semejante monstruo en un ano debia ser lo que la gente promedio gastaba en diez.

Momento de aproximarse. Se movio a traves del cesped hacia la casa corriendo con los pies pegados sobre el cesped con el arma a arriba y al frente. Cuando entro apretandose contra los ladrillos, estuvo satisfecho. La ventana mas proxima estaba ensamblada con rieles que bajaban por sus largos lados, arriba habia un refuerzo cuadrado discretamente disfrazado.

Cerraduras de acero. Habia un juego en cada ventana y puerta, eso le parecia.

En el noreste donde no habia que preocuparse por tormentas tropicales y huracanes. Solo existia un tipo de

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