– Lo siento, yo estoy en contra de las citas.
– Si, puedo imaginar que con esa cara no tienes mucha suerte. Pero no te quiero para el sexo.
– Me siento aliviado. ?Ahora quien cono eres?
– Mi nombre es David. ?Sono la campana?
La furia nublo la vision de Z hasta que todo lo que vio eran las marcas en el estomago de Bella. Apreto el telefono hasta que solo oyo el chirriar del aparado, que era impetuoso.
Forzando su voz a una pronunciacion lenta, dijo:
– No, Davy. Pero refresca mi memoria.
– Tomaste algo que es mio.
– ?Robe tu cartera? Lo recordaria.
– ?Mi mujer! -grito el
Cada instinto en el cuerpo de Z se disparo inmediatamente, y no habia ningun reten en el grunido que salio de su boca. Alejo el aparto el telefono lejos de su cara hasta que el sonido se apago.
– … demasiado cerca el alba.
– ?Que pasa? -dijo Z con un filo repugnante-. Maldita conexion.
– ?Piensa que esto es una maldita broma? -escupio el
– Tranquilo, ahi, no quisiera que te diera una embolia.
El asesino jadeo con furia, pero consiguio controlarse.
– Quiero encontrarte al anochecer. Tenemos mucha tierra para cubrir, tu y yo, y no quiero ser apresurado por el alba. Ademas, he estado ocupado las ultimas horas y necesito un descanso. Me quede con una de sus hembras, una pelirroja bonita. Hasta reventarla era buena.
Ahora el grunido de Z llego al telefono. El asesino se rio.
– Ustedes los Hermanos son tan protectores, hasta tu. Bien, acerca de eso. Me consegui otra. Otra hembra. La persuadi para que me diera el numero para encontrarte. Ella es realmente cercana. Una pequena rubia mona, tambien.
La mano de Z alcanzo el mango de su daga.
– ?Donde quieres reunirte?
Hubo una pausa.
– Primero los terminos. Naturalmente quiero que vengas solo, y aqui esta el como vamos a asegurarnos que esto pase. -Z oyo un gemido femenino de fondo-. Si cualquiera de mis socios ve a tus Hermanos alrededor, la cortaran. Solo tomara una llamada telefonica. Y ellos lo haran despacio.
Zsadist cerro sus ojos. El habia sentido la muerte, el sufrimiento y el dolor. El propio y de los otros. Esa… pobre mujer.
– ?Donde?
– A las seis en punto en
El telefono quedo muerto, y volvio a sonar inmediatamente.
Ahora la voz de V era estrangulada.
– Tenemos un problema. El hermano de Bella encontro a Wellsie con un disparo en la entrada. Ven a casa, Z. Ahora mismo.
John miro mas alla del escritorio cuando Tohr colgo el telefono. Las manos del hombre sacudian el receptor.
– Ella probablemente olvido encender el telefono movil. Los
Tohr miraba fijamente al vacio, congelado cuando el telefono de casa sono, John oyo pasos que bajaban a la oficina. Un sentimiento horrible paso por el como fiebre, echo un vistazo a la puerta, luego volvio sus ojos a Tohr otra vez.
Tohr obviamente oyo los pasos, tambien. Con movimientos lentos dejo caer el receptor sobre el escritorio, el sonido de la linea abierta se oyo en el cuarto. Sus ojos fijos en la puerta, sus manos agarranban fuertemente los brazos de la silla.
Cuando la perilla dio vuelta, el contestador automatico salto y el sonido de la voz de Wellsie salio del receptor. -Hola, somos Wellsie y Tohr. No podemos ponernos al telefono por el momento…
Cada uno de los Hermanos estaba en el pasillo. Y Wrath estaba delante de ellos implacable, eran grupo silencioso.
Hubo un ruido y John miro hacia atras a Tohr. El hombre se puso en pie y tropezo con la silla. Temblaba de pies a cabeza, sudando desde su camisa con grandes remiendos hasta bajo de sus brazos.
– Hermano mio, -dijo Wrath. Habia un tono indefenso en su voz, totalmente en desacuerdo con su cara feroz. Y aquella impotencia era aterradora.
Tohr gimio y agarro su esternon, frotandolo rapidamente, desesperado.
– Tu… no puedes estar aqui. No ustedes. -El alzo una mano como si empujara a todos ellos lejos y luego se sostuvo-. Excepto aqui, debian estar en alguna otra parte. Golpeo contra un gabinete del archivero-. Wrath, no… mi senor, por favor, no a… ah, Dios. No lo digas. No lo digas…
– Yo lo siento…
Tohr comenzo a mecerse de atras hacia delante, abrazandose como si fuera a vomitar. Su aliento era debil y tan rapido que comenzo a tener hipo, y no parecia exhalar en absoluto.
John se echo a llorar.
No dijo nada. Pero la realidad y el horror eran demasiado dificil de sobrellevar. Dejo caer su cabeza en sus manos, y todo en lo que podia pensar era en Wellsie apoyada en la entrada como cualquier otro dia.
Cuando una mano grande tiro de el de la silla y fue sostenido contra un pecho, el penso que era uno de los Hermanos. Pero era Tohr. Tohr lo sostenia con fuerza.
El macho comenzo a murmurar como un enloquecido, con palabras rapidas e incomprensibles hasta que ellos finalmente se fundieron en una especie de trance.
– ?Por que no llame? ?Por que no hizo que Havers me llamara? deberia haberme llamado… Ah, Dios, el bebe… yo sabia que no deberia haberse… embarazado.
Abruptamente todo cambio en el cuarto, como si alguien hubiera subido la luz o tal vez la temperatura. John sintio el cambio en el aire primero, y luego las palabras de Tohr se apagaron cuando el obviamente tambien lo sintio.
Los brazos de Tohr se soltaron.
– ?Wrath? ?Esto es… el bebe, verdad?
– Saca al muchacho de aqui.
John sacudio la cabeza y se agarro a la cintura de Tohr con un fuerte apreton.
– ?Como murio ella, Wrath? -La voz de Tohrment fue rotunda y sus manos se apartaron de John-. Dimelo ahora. Tengo derecho.
– Saca al nino de aqui -ladro Wrath a Phury.
John lucho cuando Phury lo agarro por la cintura y lo alzo. Al mismo tiempo Vishous y Rhage se colocaron a ambos lados de Tohr. La puerta se cerro.
Fuera de la oficina, Phury poso a John y lo retuvo en el lugar. Hubo un momento o dos de silencio… y luego un grito crudo rompio el aire como si el oxigeno fuera solido.
El estallido de energia que siguio era tan fuerte que rompio la puerta de cristal. Los pedazos se astillaron y volaron mientras Phury abrigaba a John de la metralla.
Una tras otra en ambas direcciones del pasillo, las luces fluorescentes del techo explotaron, destellando brillantes y dejando serpentinas de chispas corriendo desde las instalaciones. La energia vibro por el suelo de hormigon, y por las grietas de las paredes.
Por la puerta rota John vio un torbellino en la oficina, los Hermanos retrocedian ante el, con las manos delante de sus caras. Los muebles salieron volando alrededor de un agujero negro en el centro del cuarto, uno que tenia vagamente la forma de la cabeza y cuerpo de Tohr.
Hubo otro aullido sobrenatural y luego el vacio manchado de tinta desaparecio, el mobiliario se estrellaba, el