Casi me alegraba de la cantidad de TE HE VISTO que aparecian alrededor, porque era senal de que yo habia despertado la atencion y por lo tanto no se les escaparia mi jornada mas luminosa. Esta tendria -es decir, ya estaba teniendo, sin yo saberlo- una resonancia mucho mas amplia -limitada a un determinado ambiente, y ademas, debo admitirlo, mas bien periferico- que la que ahora en mi modestia me esperaba.

Es necesario ademas considerar tambien los cuerpos celestes desde los cuales -por desatencion o por mala ubicacion- no me habian visto a mi sino tan solo un cartel TE HE VISTO en las cercanias, g donde habian expuesto tambien sus carteles con la inscripcion: PARECE QUE TE HAN VISTO, o si no: ?DESDE ALLI SI QUE TE HAN VISTO! (expresiones en las que sentia traslucir ya curiosidad, ya sarcasmo); tambien alli habia ojos clavados en mi que justamente por haberse perdido una ocasion no dejarian escapar la segunda, y teniendo de x solo una noticia indirecta y conjetural, estarian aun mas dispuestos a aceptar a y como la unica verdadera realidad que me concerniese.

Asi el eco del momento y se propagaria a traves del tiempo y del espacio, llegaria a las galaxias mas lejanas y mas veloces, y estas se sustraerian a toda imagen ulterior corriendo los trescientos mil kilometros por hora de la luz y llevando de mi aquella imagen en adelante definitiva, mas alla del tiempo y del espacio, convertida en la verdad que contiene en su esfera de radio ilimitado todas las otras esferas parciales y contradictorias.

Un centenar de millones de siglos no son al fin una eternidad, pero a mi me parecia que no pasaban nunca. Finalmente llega la buena noche: el telescopio ya lo habia apuntado hacia rato en direccion de aquella galaxia de la primera vez. Acerco el ojo derecho al ocular, con el parpado entrecerrado, levanto despacio despacio el parpado, ahi esta la constelacion encuadrada perfectamente, hay un cartel plantado en el medio, no se lee bien, enfoco correctamente… Dice: TRA-LA-LA-LA. Solamente eso: TRA-LA-LA-LA. En el momento en que yo expresaba la esencia de mi personalidad, con palmaria evidencia y sin riesgo de equivocos, en el momento en que daba la clave para interpretar todos los gestos de mi vida pasada y futura y para extraer un juicio general y ecuanime, el que tenia no solo la posibilidad sino tambien la obligacion moral de observar cuanto yo hacia y de tamar nota, ?que habia visto? Ni gota, no se habia dado cuenta de nada, no habia notado nada de particular. Descubrir que una parte tan grande de mi reputacion estaba a merced de un tipo tan poco de fiar, me dejo postrado. Aquella prueba de quien era yo, que por las muchas circunstancias favorables que la habian acompanado por considerar irrepetible, habia pasado asi, inobservada, desperdiciada, definitivamente perdida para toda una zona del universo, solo porque aquel senor se habia permitido sus cinco minutos de distraccion, de vaguedad, digamos tambien de irresponsabilidad, papando moscas como un estupido, quiza en la euforia del que ha bebido un vaso de mas, y en su cartel no habia encontrado nada mejor que escribir signos sin sentido, quiza el tema tonto que estaba silbando, olvidado de sus obligaciones, TRA-LA-LA-LA.

Un solo pensamiento me consolaba un poco: en las otras galaxias no habrian faltado observadores mas diligentes. Nunca como en aquel momento me dio satisfaccion el gran numero de espectadores que el viejo episodio lamentable habia tenido y que estarian dispuestos ahora a reparar en la novedad de la situacion. Me acerque de nuevo al telescopio, todas las noches. Una galaxia a la distancia justa se me aparecio unas noches despues en todo su esplendor. El cartel estaba ahi. Y con esta frase: TE HAS PUESTO LA CAMISETA DE LANA.

Con lagrimas en los ojos me devane los sesos para encontrar una explicacion. Quiza en aquel lugar, con el paso de los anos, habian perfeccionado tanto los telescopios que se divertian en observar los detalles mas insignificantes, la camiseta que uno tenia puesta, si era de lana o de algodon, y todo lo demas no les importaba nada, no se fijaban siquiera. Y de mi honrosa accion, de mi accion -digamoslo- magnanima y generosa, no habian retenido otro elemento que mi camiseta de lana, excelente camiseta, no se puede negar, quiza en otro momento no me hubiera desagradado que se fijaran en ella, pero no entonces, no entonces.

Con todo, habia tantos otros testimonios que me aguardaban: era natural que en el monton alguno faltara: yo no era de los que pierden la calma por tan poca cosa. En efecto, desde una galaxia un poco mas alla tuve finalmente la prueba de que alguien habia visto perfectamente como me habia comportado y daba la valoracion justa, es decir, entusiasta. En realidad el cartel decia: ESE FULANO SI QUE ES DE LEY. Habia tomado nota con plena satisfaccion -una satisfaccion, si te fijas, que no hacia sino confirmar mi espera, incluso mi certeza de ser reconocido en mis justos meritos-, cuando la expresion ESE FULANO volvio a llamarme la atencion. ?Por que me llamaban ESE FULANO si me habian visto ya, aunque no fuera mas que en aquella circunstancia desfavorable, pero si al fin no podia dejar de serles bien conocido? Con un poco de habilidad enfoque mejor mi telescopio y descubri al pie del mismo cartel un renglon en caracteres un poco mas pequenos: ?QUIEN SERA? VAYA UNO A SABERLO. ?Se puede imaginar una desventura mas grande? Los que tenian en sus manos los elementos para entender verdaderamente quien era yo no me habian reconocido. No habian relacionado este episodio laudable con el otro censurable ocurrido doscientos millones de anos antes, por lo tanto el episodio censurable seguia siendome atribuido, y este no, este seguia siendo una anecdota impersonal, anonima, que no entraba a formar parte de la historia de nadie.

Mi primer impulso fue desplegar un cartel: ?PERO SI SOY YO! Renuncie: ?de que hubiera servido? Lo habrian visto mas de cien millones de anos despues y con otros trescientos y pico que habian pasado desde el momento x, andaban por el medio millar de millones de anos; para estar seguro de ser comprendido hubiera tenido que especificar, sacar una vez mas a relucir la vieja historia, es decir, justo lo que mas queria evitar.

Ahora ya no estaba tan seguro de mi mismo. Temia que tampoco las otras galaxias me dieran mayores satisfacciones. Los que me habian visto, me habian visto de manera parcial, fragmentaria, distraida, o habian entendido solo hasta cierto punto lo que sucedia, sin captar lo esencial, sin analizar los elementos de mi personalidad que tomados por separado adquirian relieve. Un solo cartel decia lo que me esperaba: ?REALMENTE ERES DE LEY! Me apresure a hojear mi cuaderno para ver que reacciones habian sido las de aquella galaxia en el momento x. Por casualidad, justo alli habia aparecido el cartel NO SE VE NI MEDIO. En aquella zona del universo yo gozaba sin duda de la mejor consideracion, no hay nada que decir; finalmente hubiera debido alegrarme, en cambio no sentia ninguna satisfaccion. Me di cuenta de que, como estos admiradores mios no estaban entre los que antes podian haberse formado de mi una idea equivocada, de ellos no me importaba realmente nada. La prueba de que el momento y desmintiera y borrara el momento x, ellos no podian darmela, y mi desasosiego continuaba, agravado por la larga duracion y por no saber si sus causas no habian desaparecido o desaparecerian. Naturalmente, para los observadores dispersos en el universo, el momento x y el momento y eran solamente dos de los innumerables momentos observables, y en realidad todas las noches en las constelaciones situadas a las mas diversas distancias aparecian carteles que se referian a otros episodios, carteles que decian SIGUE ASI QUE VAS BIEN, ESTAS SIEMPREI AHI, MIRA LO QUE HACES, TE LO HABIA DICHO. Para cada uno de ellos podia hacer el calculo, los anos-luz de aqui alla, los anos-luz de alla aqui, y establecer a que episodio se referian: todos los gestos de mi vida, todas las veces que me habia metido el dedo en la nariz, todas las veces que habia conseguido bajar del tranvia en movimiento todavia estaban alli viajando de una galaxia a otra, y eran tomados en cuenta, comentados, juzgados. Comentarios y juicios no siempre pertinentes: la inscripcion TZZ, TZZ correspondia a la vez que habia invertido un tercio de mi sueldo en una suscripcion de beneficencia; la inscripcion ESTA VEZ ME HAS GUSTADO a cuando habia olvidado en el tren el manuscrito del tratado que me costo tantos anos de estudio; mi famosa leccion inaugural en la Universidad de Gpotinga habia sido comentada con la inscripcion: CUIDADO CON LAS CORRIENTES DE AIRE.

En cierto sentido podia estar tranquilo: nada de lo que hacia, para bien o para mal, se perdia del todo. Un eco siempre se salvaba, mas aun, muchos ecos que variaban de una punta a la otra del universo, en aquella esfera que se dilataba y generaba otras esferas, pero eran noticias inarmonicas, inesenciales, de las cuales no resultaba el nexo entre mis acciones, y una nueva accion no lograba explicar o corregir la otra, de manera que se sumaban una a la otra, con signo positivo o negativo, como en un larguisimo polinomio que no se deja reducir a una expresion mas sencilla.

?Que podia hacer, llegado a ese punto? Seguir ocupandome del pasado era inutil; hasta ese momento las cosas habian marchado como habian marchado; tenia que arreglarmelas para que marcharan mejor en el futuro. Lo imponante era que, de todo lo que hiciese, resultaba claro lo esencial, donde se ponia el acento, que era lo que se debia observar y que no. Consegui un enorme cartel con un signo indicador de direccion, de los que tienen una mano con el indice extendido. Cuando cumplia una accion sobre la cual queria llamar la atencion, no tenia mas que levantar el cartel, tratando de que el indice apuntara al detalle mas importante de la escena. Para los momentos en que, en cambio, preferia pasar inadvertido, me hice otro cartel con una mano que tendia el pulgar en la direccion opuesta a aquella a la que yo me dirigia, para desviar la atencion.

Bastaba que llevara conmigo aquellos carteles donde quiera que fuese y levantara uno u otro segun las ocasiones. Era una operacion a largo plazo, naturalmente: los observadores situados a cientos de miles de

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