multiplicaba en la serie de los signos de signos, de signos repetidos innumerables veces siempre iguales y siempre en cierto modo diferentes porque el signo hecho a proposito se sumaba al signo advenido alli por casualidad), la patita mal entintada de la letra R que en un ejemplar de un diario de la tarde se encontraba con una escoria filamentosa del papel, uno de los ochocientos mil desconchados de una pared alquitranada en un callejon entre los docks de Melbourne, la curva de una estadistica, una frenada en el asfalto, un cromosoma… Cada tanto, un sobresalto: ?Es aquel! Y por un segundo estaba seguro de haber encontrado mi signo, en la tierra o en el espacio, daba lo mismo, porque a traves de los signos se habia establecido una continuidad sin limite definido.

En el universo ya no habia un continente y un contenido, sino solo un espesor general de signos superpuestos y aglutinados que ocupaba todo el volumen del espacio, era una salpicadura continua, menudisima, una reticula de lineas y aranazos y relieves y cortaduras, el universo estaba garabateado en todas partes, a lo largo de todas las dimensiones. No habia ya modo de establecer un punto de referencia: la Galaxia continuaba dando vueltas, pero yo ya no conseguia contar los giros, cualquier punto podia ser el de partida, cualquier signo sobrepuesto a los otros podia ser el mio, pero descubrirlo no hubiese servido de nada, tan claro era que independientemente de los signos el espacio no existia y quiza no habia existido nunca.

Todo en un punto

Con arreglo a los calculos iniciados por Edwin P Hubble sobre la velocidad del alejamiento de las galaxias, se puede establecer el momento en que toda la materia del universo estaba concentrada en un solo punto, antes de empezar a expandirse en el espacio.

Naturalmente que estabamos todos alli -dijo el viejo Qfwfq-, ?y donde bamos a estar, si no? Que pudiese haber espacio, nadie lo sabia todavia. Y el tiempo, idem: ?que quieren que hicieramos con el tiempo, alli apretados como sardinas?

He dicho 'apretados como sardinas' por usar una imagen literaria: en realidad no habia espacio, ni siquiera para estar apretados. Cada punto de nosotros coincidia con cada punto de los demas en un punto unico que era aquel donde estabamos todos. En una palabra, ni siquiera nos molestabamos, salvo en lo que se refiere al caracter, porque, cuando no hay espacio, tener siempre montado en las narices a un antipatico como el senor Pbert Pberd es de lo mas cargante.

?Cuantos eramos? Bueno, nunca pude saberlo, ni siquiera aproximadamente. Para contar hay que poder separarse por lo menos un poquito uno de otro, y nosotros ocupabamos todos el mismo punto. Contrariamente a lo que podria parecer, no era una situacion que favoreciese la sociabilidad; se que por ejemplo en otras epocas los vecinos se frecuentan; alli, en cambio, como todos eramos vecinos, no habia siquiera un buenos dias ni un buenas noches.

Cada uno terminaba por tener trato solamente con un numero restringido de conocidos. Los que yo recuerdo son sobre todo la senora Ph(i)Nko, su amigo De XuaeauX, una familia de emigrados, los Z'zu, y el senor Pbern Pbern que he nombrado. Habia tambien la mujer de la limpieza -'adscrita a la manutencion' la llamaban-, una sola para todo el universo, dado lo reducido del ambiente. A decir verdad, no tenia nada que hacer en todo el dia, ni siquiera quitar el polvo -dentro de un punto no puede entrar ni un granito de polvo- y se desahogaba en continuos chismes y lamentos.

Con estos que les he nombrado ya hubiera habido supernumerarios; anadan, ademas, las cosas que debiamos tener alli amontonadas: todo el material que despues serviria para formar el universo, desmontado y concentrado de manera que no conseguias distinguir lo que despues pasaria a formar parte de la astronomia (como la nebulosa de Andromeda), de lo que estaba destinado a la geografia (por ejemplo, los Vosgos) o a la quimica (como ciertos isotopos del berilo). Ademas, se tropezaba siempre con los trastos de la fablia Z'zu, catres, colchones, cestas: estos Z'zu, si uno se descuidaba, con la excusa de que eran una familia numerosa hacian como si no hubiera mas que ellos en el mundo, pretendian incluso tender cuerdas a traves del punto para poner a secar la ropa.

Pero tambien los otros tenian su parte de culpa con los Z'zu, empezando por la calificacion de 'emigrados' basada en el supuesto de que mientras los demas estaban alli desde antes, ellos habian venido despues. Me parece evidente que este era un prejuicio infundado, pues no existia ni un antes ni un despues ni otro lugar de donde emigrar, pero habia quien sostenia que el concepto de 'emigrado' podia entenderse al estado puro, es decir, independientemente del espacio y del tiempo.

Era una mentalidad, confesemoslo, limitada, la que teniamos entonces, mezquina. Culpa del ambiente en que nos habiamos formado. Una mentalidad que se ha mantenido en el fondo de todos nosotros, fijense: sigue asomando todavia hoy, cuando por casualidad dos de nosotros se encuentran -en la parada del autobus, en un cine, en un congreso internacional de dentistas- y se ponen a recordar aquellos tiempos. Nos saludamos -a veces es alguien que me reconoce, a veces yo reconozco a alguien- y de pronto empezamos a preguntar por este y por aquel (aunque cada uno recuerde solo a algunos de los que recuerda el otro) y asi se reanudan las disputas de una epoca, las maldades, las difamaciones. Hasta que se nombra a la senora Ph(i)Nko -todas las conversaciones van a parar siempre alli- y entonces de golpe se dejan de lado las mezquindades y uno se siente como elevado por un entemecimiento beatifico y generoso. La senora Ph(i)Nko, la unica que ninguno de nosotros ha olvidado y que todos anoramos. ?Donde ha ido a parar? Hace tiempo que he dejado de buscarla: la senora Ph(i)Nko; su peho, sus caderas, su baton anaranjado, no la encontraremos mas, ni en este sistema de galaxia ni en otro.

Que quede bien claro, a mi la teoria de que el universo, despues de haber alcanzado un grado extremo de enrarecimiento, volvera a condensarse y que, por lo tanto, nos tocara encontrarnos en aquel punto para recomenzar despues, nunca me ha convencido. Y, sin embargo, son tantos los que cuentan solamente con eso, los que siguen haciendo proyectos para cuando estemos todos de nuevo alli. El mes pasado entro en el cafe de aqui de la esquina, ?y a quien veo? Al senor Pbert Pberd. -?Que cuenta de bueno? ?Que anda haciendo por aqui? -Me entero de que tiene una representacion de material plastico en Pavia. Esta tal cual, con su diente de oro y los tirantes floreados. -Cuando volvamos alla -me dice en voz baja- habra que fijarse para que esta vez cierta gente quede afuera… Usted me entiende: esos Z'zu…

Hubiera querido contestarle que esta conversacion ya se la he escuchado a mas de uno, con el anadido: 'Usted me entiende… el senor Pbert Pberd…'

Para no dejarme arrastrar por la pendiente, me apresure a decir: -Y a la senora Ph(i)Nko, ?cree que la encontraremos?

– Ah, si… A ella si… -dijo enrojeciendo.

El gran secreto de la senora Ph(i)Nko es que nunca ha provocado celos entre nosotros. Ni tampoco chismes. Que se acostaba con su amigo, el senor De XuaeauX, era sabido. Pero en un punto, si hay una cama, ocupa todo el punto; por lo tanto, no se trata de acostarse, sino de estar en la cama, porque todo el que esta en el punto esta tambien en la cama. Por consiguiente, era inevitable que ella se acostara tambien con cada uno de nosotros. Si hubiera sido otra persona, quien sabe cuantas cosas se habrian dicho a sus espaldas. La mujer de la limpieza estaba siempre dando rienda suelta a la maledicencia, y los otros no se hacian rogar para imitarla. De los Z'zu, para no variar, las cosas horribles que habia que oir: padre hijas hermanos hermanas madre tias, no habia insinuacion retorcida que los parara. Con ella, en cambio, era distinto: la felicidad que me venia de la senora Ph(i)Nko era al mismo tiempo la de esconderme yo puntiforme en ella, y la de protegerla a ella puntiforme en mi, era contemplacion viciosa (dada la promiscuidad del converger puntiforme de todos en ella) y al mismo tiempo casta (dada la impenetrabilidad puntiforme de ella). En una palabra, ?que mas podia pedir?

Y todo esto, asi como era cierto para mi, valia tambien para cada uno de los otros. Y para ella: contenia y era contenida con la misma alegria, y nos acogia y amaba y habitaba a todos por igual.

Estabamos tan bien todos juntos, tan bien, que algo extraordinario tenia que suceder. Basto que en cierto momento ella dijese: -?Muchachos, si tuviera un poco de espacio, como me gustaria amasarles unos tallarines! -Y en aquel momento todos pensamos en el espacio que hubieran ocupado los redondos brazos de ella moviendose adelante y atras con el rodillo sobre la lamina de masa, el pecho de ella bajando lentamente sobre el gran monton de harina y huevos que llenaba la ancha tabla de amasar mientras sus brazos amasaban, amasaban, blancos y untados de aceite hasta el codo; pensamos en el espacio que hubiera ocupado la harina, y el trigo para hacer la harina, y los campos para cultivar el trigo, y las montanas de las que bajaba el agua para regar los campos, y los

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