hacer una buena obra con alguien que no la sabe valorar. No hablemos mas de ello. ?Y aquel otro personaje por el que me habeis preguntado? ?Os ha devuelto los escudos que le habiais prestado?
– ?No me hableis de el! -dijo Behaim poniendose furioso-. Pero ese pagara, de eso podeis estar seguro, me suplicara incluso que acepte de el los diecisiete escudos.
– Se me acaba de ocurrir -dijo el cerero atacando las Manzanas asadas-, que a lo mejor vuestra amada tiene una amiga, una personita joven y hermosa; a esas muchachas se las ve casi siempre acompanadas. Si ella la trajese, yo no tendria nada que objetar, pues siendo cuatro se charla mucho mejor que siendo tres.
– ?Siendo tres? ?Siendo cuatro? -se indigno Behaim- ?Que pretendeis? No quiero saber nada de trios ni de cuartetos, quiero estar y seguir estando a solas con ella. ?No lo comprendeis?
– No, no lo comprendo en absoluto -declaro el cerero meneando la cabeza-. ?Por que quereis privarle del placer de disfrutar de mi compania? Pues cuando estoy inspirado merece la pena estar conmigo, podeis creerme. Cada palabra una ocurrencia, derrocho alegria, soy pura chispa, la gente esta pendiente de mis palabras y no para de reir.
– ?Escuchadme bien! -dijo el aleman perdiendo la paciencia-. La espero manana hacia las tres, y viene porque le he asegurado que no se cruzara con ninguna cara desconocida en esta casa. Por consiguiente, no aparezcais, os lo aconsejo, pues si asomais vuestra nariz aunque solo sea por un instante, caere sobre vos y os dare una tunda que los medicos discutiran durante semanas que hacer para que podais caminar a gatas. Yo soy asi. ?Me habeis entendido?
– Como querais. Como os plazca -dijo, mas perplejo que herido en sus sentimientos, el cerero-. Me encerrare en mi tienda; os prestare tambien este servicio de amigo. Las amenazas no surten efecto conmigo, pero con buenas palabras se consigue todo de mi. Por cierto, tenia que deciros algo: vos sabeis que el precio del trigo esta subiendo, tambien el vino esta mas caro y en este invierno riguroso ya he tenido que comprar cuatro veces lena. Y mi afeccion de la vejiga tambien me causa algunos trastornos. Asi que encontrareis normal que os suba dos carlini el alquiler, pues con lo que pagais a la semana no tengo ni para la merienda.
Con movimientos rapidos y agiles se puso Niccola la ropa, y cuando el quiso abrazarla una vez mas y atraerla hacia si con intencion amorosa, se zafo de el pues se habia hecho tarde. Con una pequena y divertida mueca giro los ojos y le dijo adios por ese dia, y en la puerta le enseno con los dedos de su mano a que hora la podia esperar al dia siguiente, y con los mismos dedos le lanzo un beso antes de abandonarle.
Con pasos silenciosos corrio escaleras abajo. Al atravesar el corredor, oyo crujir una puerta y por un resquicio salio la luz vacilante de una vela. Como no encontraba su panuelo que debia haber dejado arriba, en la habitacion de su amado, oculto su rostro detras de su brazo doblado como detras de una mascara protectora y cruzando rapidamente el portal salio a la calle de San Jacobo.
Arriba, en su cuarto, Joachim Behaim no dejaba de pensar en ella y en la hora que habian pasado juntos.
Ahora es mia, se decia lleno de jubilo, me ama, y esta claro que soy el primero a quien se entrega. Una criatura tan bella, ahora se lo bella que es en realidad, y tiene tanto encanto…, ?que afortunado soy! ?No es una bendicion de Dios que ella me ame? Y manana vuelve. Pero entonces Necesito tener en casa algo que ofrecerle, que demonios, bombones, un zumo de fruta, pastelitos, ?como no lo he pensado antes! Estoy loco por ella, eso esta claro, completamente atrapado. No se si estoy en el cielo o en el infierno. Se diria que el cielo me ha abierto sus puertas, pero cuando ella no esta a mi lado, me consumo y es el infierno. Manana viene. Ah, si esto durase, si pudiese decir todos los dias: manana estara conmigo. Es cierto que como hemos intimado… pero de que sirve eso, el mundo, la vida terminaran por separarnos. ?Si pudiese conservarla a mi lado! ?Para quien me afano? ?Dios mio, que vida he llevado todos estos anos! De un lado para otro, a caballo, en barco, viajando a tierras griegas, turcas, moscovitas, luego otra vez a Venecia, a los almacenes. Y de nuevo a los mercados, a las cortes, siempre detras del maldito dinero. ?Dios me ampare, que pensamientos son estos? ?Es que no soy mas que un enamorado? ?Acaso no soy un comerciante, un hombre de balanza y vara? No me reconozco, no, ya no soy el mismo. ?En que marasmo he caido?
Se acerco a la ventana, abrio el postigo y dejo que el aire del atardecer refrescase su frente.
Ella es mi amada, se dijo, ?por que no habria de tomarla como esposa para tenerla siempre conmigo? ?Acaso busco en ella riquezas, tierras, un palacio? Es hermosa y discreta, de buenas costumbres y modesta, y me ama, ?que mas quiero?
Se alejo de la ventana. Le sorprendio que no le hubiese venido ya antes la idea de casarse con ella y llevarla consigo cuando abandonase Milan. Pero ahora que habia tomado esa decision, le invadio una gran calma. Todo le parecio facil y sencillo.
Al fin y al cabo, ?que necesito para contraer matrimonio con ella?, se pregunto. La boda se organiza en seguida. Necesito un cura y dos testigos, y hace falta que ella diga «si», eso es todo.
De camino a casa, cuando empezaba a oscurecer, Niccola entro en la iglesia de San Eusorgio para hablarle a Dios de su amor y su amado.
– Quizas estas enojado -dijo en voz baja, arrodillada delante de la imagen del Salvador-, porque ahora soy suya sin tu sagrado sacramento. ?Pero no fuiste tu mismo quien puso en mi corazon ese deseo que me empujaba todos los dias a reunirme con el? Por fin ha ocurrido hoy, por la tarde. No le he hecho esperar mucho, es cierto, pero yo pensaba que cuando dos seres se quieren como nosotros, y desean verse y se aprecian, no deberian perder el tiempo, pues nadie sabe lo que puede pasar entre tanto. ?Perdoname si he obrado mal, ten piedad de nuestro amor, guialo para que tenga un final feliz, para mi y para el!
Como su padre siempre echaba el cerrojo a la misma hora del anochecer, aunque ella no hubiese regresado a casa, de manera que tenia que llamar a la puerta y pedir a voces que la dejase entrar y, cuando por fin abria, escuchar sus sermones, solo le quedo el tiempo justo para rezar un rapido padrenuestro.
Fuera, delante de la puerta de la iglesia, se encontraba tel como venia del trabajo, en delantal de cuero y zuecos de ladera y con la gubia en la mano, el escultor Simoni que acababa de cruzar el callejon para contemplar en la iglesia el cuerpo del Senor, durante la consagracion. Cuando reconocio a Niccola, atuso su pequeno mostacho, contento de verla y, quitandose la gorra, la saludo dejando al descubierto su calva. Ella le dio las gracias con una sonrisa fugaz y siguio su camino.
No le conozco, pero me saluda cada vez que me cruzo con el, dijo para sus adentros apretando el paso. Me mira como si supiese donde vivo. ?Sera uno de los que le piden dinero prestado? ?Me conoce de eso? No, no tiene aspecto de haber caido en manos de mi padre. Ay, como me averguenza que la gente me mire con esos ojos llenos de compasion. No saben que gano con mis manos el pan que como. Mancino lo sabe y de cuando en cuando me trae lana para hilar. Hoy no me gustaria encontrarme con el. Seria una desgracia que nos cruzasemos. Solo tiene que mirarme a la cara para saber donde he estado y lo que ha pasado. No debe enterarse. El me ama y si supiese lo que ha ocurrido, se consumiria de pena y dolor como se consume una vela.
La puerta no tenia el cerrojo echado. Cuando subia por la carcomida escalera al aposento donde estaba su cama, le llego desde la sala de estar la voz de Boccetta.
– Dejad de hablarme de la misericordia de Dios y de los amargos sufrimientos de Cristo, pues es como si soplaseis en una estufa apagada. ?Enfermo, decis? Es muy dueno de estar enfermo y tambien puede morirse, si le divierte, eso a mi no me importa. Le habeis avalado y pagareis. Y ahora, senor, id con Dios o con el diablo… como mas os guste. Manana traeis el dinero. Si no lo traeis me reire viendoos asomar la cabeza entre los barrotes de la carcel.
Arriba, en su cuarto, Niccola se arrojo sobre su cama.
– ?Amado -imploro y se lamento- llevame contigo! ?Llevame lejos de este hombre extrano que es mi padre, sacame de esta casa que es peor que una carcel, llevame lejos de Milan! Me preguntabas si te amare siempre. Ay, amado, llevame contigo, y si existe alla arriba un amor como el de la tierra, te amare toda la eternidad.
El cerero, que habia observado por el resquicio de la puerta como Niccola abandonaba sigilosamente la casa, cerro la puerta y para no gastar, apago su vela.
– Es bonita -admitio-. Esbelta y alta. Ese aleman es de los que siempre se llevan lo mejor de la bandeja. Estoy harto de el. Viene a la cocina, me cuenta mil sandeces, me roba el tiempo. Pero ella le quiere, se le ha metido en la cabeza. En fin, asi son las muchachas de hoy, en nosotros no se fijan pero corren detras de los extranjeros, no tienen verguenza, son unas viciosas. Frente a los demas se dan aires de devotas y virtuosas, pero en el corazon tienen los siete males.