?Que clase de oscura magia era aquella? ?Acaso esos demonios de los druidas podian invocar a las mismisimas fuerzas de la naturaleza para que les ayudaran en su lucha contra Roma?
Entonces, los brezos fueron apartados a un lado y se vio claramente la verdadera genialidad del plan de Carataco. Desde lo mas profundo del bosque salia a la carga una columna de carros de guerra. El estruendo de los cascos de los caballos y el estrepito de las ruedas eran audibles incluso desde el campamento del ejercito romano. Las pesadas cuadrigas britanas salieron en tropel a campo abierto y cargaron contra las posiciones de las catapultas del flanco izquierdo.
Los legionarios de las catapultas no tuvieron tiempo de reaccionar a la amenaza y fueron abatidos en sus puestos atropellados y pisoteados por las cuadrigas o atravesados por las lanzas de los guerreros que iban montados en la parte de atras de los carros. Tras las cuadrigas irrumpieron miles de hombres ligeramente armados con picas. Se dirigieron en masa hacia la retaguardia de las fuerzas atacantes como fantasmas grises en la fina niebla. No se fijaron en las inmoviles cohortes de la segunda legion cuando se precipitaron para cerrar la trampa sobre Claudio y el cuerpo principal de su ejercito. Por toda la linde del bosque aparecieron mas britanos que se lanzaron sobre el enmaranado flanco de las legiones. La ferocidad del ataque se combino con el efecto de la sorpresa y los britanos abrieron una profunda brecha en las desorganizadas lineas romanas. El panico broto y cundio por delante de la arremetida britana y algunos legionarios retrocedieron, mientras que otros se limitaron a darse la vuelta y echar a correr hacia la derecha de las lineas.
_?Por todos los dioses! -exclamo Sabino-. Tratan de empujarnos hacia los pantanos.
– Y van a conseguirlo -dijo Vespasiano en tono grave- a menos que intervengamos.
– ?Nosotros? -Sabino parecia estar horrorizado-. ?Que Podemos hacer nosotros? Deberiamos proteger el campamento, asi los supervivientes tendran algun lugar hacia el que huir.
– ?Supervivientes? No habra supervivientes. Todos corren directos al pantano, donde se ahogaran o quedaran atrapados en el lodo y los haran pedazos. -Vespasiano alargo la mano y agarro a su hermano del brazo-. Sabino, depende de nosotros. No hay nadie mas. ?Me comprendes?
Sabino recupero el dominio de si mismo y asintio con la cabeza.
– ?Bien! -Vespasiano le solto el brazo.. Ahora entra en el campamento y trae a las otras cuatro cohortes y cualquier tropa auxiliar que encuentres. Hazlos formar lo mas rapidamente que puedas y realiza un ataque directo colina abajo. haz tanto ruido como puedas. ?Y ahora vete!
– ?Y tu que vas a hacer? -Me arriesgare con lo que tengo aqui. Sabino hizo girar a su caballo y lo espoleo hacia la puerta principal del campamento, muy inclinado sobre el cuello del animal mientras le clavaba los talones.
Con una ultima mirada a su hermano, Vespasiano se pregunto si volverian a verse otra vez en este mundo. Luego alejo aquel nefasto pensamiento de su mente y se armo de valor para hacer lo que debia si queria salvar al ejercito y a su emperador. Se volvio hacia sus tribunos y los llamo para que se acercaran. Los jovenes escucharon atentamente mientras el daba las instrucciones de la forma mas resuelta que pudo y luego se alejaron al galope para pasar las ordenes a los centuriones de mas rango de las seis cohortes. Vespasiano desmonto, le dio las riendas a un mozo de cuadra y pidio que le trajeran su escudo. Desabrocho el cierre de su capa color escarlata y dejo que se deslizara hasta el suelo.
– Asegurate de que la lleven de vuelta a mi tienda. Esta noche voy a necesitarla si refresca.
– Si, senor -asintio su esclavo personal con una sonrisa--.
Le vere luego entonces, senor.
Cuando hubo comprobado la correa de sujecion de su yelmo y se hubo asegurado de que el asa de su escudo estuviera seca, Vespasiano desenvaino su espada y dio unos golpes con ella contra el borde del escudo. Miro a sus cohortes para cerciorarse de que todo estaba listo. Los soldados estaban en estado de alerta, formados en silencio y siguiendo atentamente el desarrollo de la accion en el valle mientras aguardaban ordenes.
– ?La segunda avanzara en diagonal! -grito, y la orden rapidamente se repitio a lo largo de la linea. Conto hasta tres antes de la fase de ejecucion del mandato y entonces lleno los pulmones-: ?Adelante!
Las seis cohortes avanzaron a un ritmo constante e iniciaron el descenso por la pendiente en direccion a los gritos y chillidos de la desesperada batalla que tenia lugar en el valle.
La niebla se estaba dispersando rapidamente y empezaba a dejar al descubierto la magnitud del desastre al que se enfrentaban Claudio y las otras tres legiones. Las tropas de retaguardia, que habian sido sorprendidas sin estar formadas y a las que el ataque por sorpresa desde el bosque habia obligado a retroceder, habian roto filas y huian a ciegas por el campo de batalla hacia el pantano. Unos cuantos focos de resistencia dispersos senalaban el lugar donde un centurion habia tenido la determinacion y aplomo suficientes para reunir unos cuantos soldados que se enfrentaran a los britanos armados con picas. Alineados tras los escudos que colocaban muy juntos, unos pequenos grupos de legionarios se abrian paso a la fuerza para acercarse unos a otros, pero estaban saliendo muy malparados debido al alcance de las picas del enemigo.
Los estandartes de la cuarta cohorte cabeceaban al ritmico paso de sus portadores y a Cato se le fue la mirada automaticamente hacia ellos cuando sus doradas decoraciones atraparon el sol y brillaron con un ardiente fulgor. Las cohortes marchaban en dos lineas de tres centurias, con la sexta centuria apostada a la derecha de las tropas de retaguardia. Cato veia claramente la linea de avance. Los altos robles del bosque se alzaban por delante y a la izquierda de la segunda legion en anchos senderos que se adentraban en sus sombras perfectamente visibles ahora que la cortina de brezos se habia retirado. Tanto por delante como a la derecha habia cuerpos desparramados sobre la hierba pisoteada, aun mojada por el rocio que le empapaba las botas. La cohorte paso por encima de los restos de la bateria de catapultas del flanco izquierdo. muchas de las maquinas estaban volcadas y los cuerpos de sus soldados yacian desplomados por todas partes. Cato tuvo que esquivar el cadaver de un centurion y cuando miro hacia abajo noto que la bilis le subia por la garganta al ver los cartilagos sangrientos y los tendones cercenados a un lado del cuello del oficial, donde un golpe de espada casi le habia arrancado la cabeza.
Siguieron adelante y dejaron atras aquella carniceria. Mientras avanzaban, Cato vio que al menos una parte del enemigo reaccionaba a la aproximacion de las cohortes. Los piqueros mas cercanos se habian dado la vuelta para hacer frente a la amenaza y lanzaban gritos de advertencia a sus companeros. Un numero cada vez mayor de ellos se volvio para atacar a la segunda legion y lanzaron sus gritos de guerra al tiempo que apuntaban con sus picas.
– ?Alto! -bramo Vespasiano.
Las cohortes se detuvieron un paso mas adelante con las manos apretadas alrededor de las jabalinas en prevision de la siguiente orden.
– Jabalinas en ristre!
Los legionarios de la primera fila de las centurias levantaron el asta de sus jabalinas y echaron hacia atras el brazo con el que la lanzarian. La carga de los britanos flaqueo. Sin escudos que los protegieran, los piqueros sabian muy bien lo vulnerables que eran a una descarga de jabalinas. ~?Lanzad!
Los brazos de los legionarios se movieron rapidamente hacia adelante y soltaron un irregular cordon de lineas oscuras que se alzo en el aire describiendo una parabola hacia los britanos. Cuando alcanzaron el punto mas alto en su trayectoria, las jabalinas parecieron quedar suspendidas en el aire un instante y los gritos de guerra de los britanos se apagaron subitamente en sus gargantas mientras se preparaban para el impacto. Las puntas de las jabalinas descendieron y la descarga cayo en picado sobre las tropas britanas y se clavo y atraveso los cuerpos sin proteger de los piqueros. El ataque enemigo se vino abajo enseguida y los britanos que sobrevivieron a la primera descarga miraron atemorizados a las cohortes mientras Vespasiano ordenaba a la segunda linea que se preparara. Pero no hizo falta otra lluvia de jabalinas. Casi como un solo hombre, los britanos retrocedieron, sin ningun deseo de hacer frente a otra descarga y unirse a sus companeros abatidos que yacian muertos o heridos entre el irregular cerco de astas de jabalina cuyas puntas se habian enterrado en la carne desnuda y el suelo.
– ?Adelante! -grito Vespasiano, y las cohortes avanzaron una vez mas al tiempo que recuperaban las jabalinas no danadas y remataban al enemigo herido mientras atravesaban la destruccion que habian causado. En aquellos momentos el flanco izquierdo de la legion se hallaba cerca del limite del bosque y Vespasiano ordeno que el avance volviera a alinearse. La legion se detuvo y fue girando a un ritmo constante hasta que estuvieron frente al flanco izquierdo de los piqueros Britanos, cortandoles el paso hacia el bosque en una habil inversion de posiciones. Ahora iban a ser los britanos los que serian obligados a retroceder hacia el pantano, siempre que las seis cohortes pudieran mantener el impulso de su contra ataque.
A menos que Sabino se lanzara pronto con todo el peso de las unidades que hubiera podido conseguir, el resultado de batalla seguia siendo muy dudoso. Vespasiano dedico una rapida mirada hacia atras, por la pendiente hacia el campamento romano, pero todavia no habia indicios de ayuda proveniente de esa direccion. Ordeno