– Yo, Henry.

– Suenas raro. ?Que estas…?

– ?Nicki! -grito-. Escuchame. Es una emergencia y necesito tu ayuda. Despues podemos hablar de todo. Puedo explicartelo despues.

– Bueno -dijo en un tono que indicaba que no estaba convencida-. ?Cual es la emergencia?

– Todavia tienes el ordenador conectado, ?no?

– Si, todavia no he puesto en venta la casa. No…

– Esta bien. Ve al ordenador. ?Corre!

Pierce sabia que Nicole tenia ADSL. El siempre habia sido paranoico al respecto, pero esta vez le serviria para acceder a la Web con mas rapidez.

Cuando ella llego al ordenador cambio a un auricular de casco que tenia en el escritorio.

– Bueno, necesito que vayas a un sitio Web. Se llama ele-a-guion-darlings punto com.

– ?Estas de broma? ?Es alguna clase de…?

– Hazlo. O alguien puede morir.

– Vale, vale. Ele a guion darlings…

Pierce aguardo.

– Muy bien, ya estoy.

Pierce trato de visualizar mentalmente la pantalla.

– Haz doble clic en la carpeta chicas de compania y abre Rubias. -Espero-. ?Ya esta?

– Estoy yendo lo mas rapido que… vale, ?ahora que?

– Baja por las fotos y haz clic en la de una chica que se llama Robin.

Pierce aguardo de nuevo. Se dio cuenta de que su respiracion era pesada. De su garganta salia un silbido.

– Muy bien, tengo a Robin. Estas tetas tienen que ser falsas.

– Tu dame el numero.

Nicole leyo el numero y Pierce lo reconocio. Era el de Robin.

– Te volvere a llamar.

Apreto el boton del telefono, lo aguanto tres segundos y lo solto, para obtener un nuevo tono. Marco el numero de Robin. La cabeza le daba vueltas. Lo que le quedaba de vision empezaba a nublarsele por los bordes. Despues de cinco timbrazos su llamada fue a un buzon de voz.

– ?Mierda!

No sabia que hacer. No podia enviarle a la policia. Ni siquiera sabia donde vivia. La senal para dejar el mensaje pito despues de la bienvenida. Mientras hablaba empezo a sentir que tenia una lengua demasiado grande para su boca.

– Lucy, soy yo. Soy Henry. Ha venido Wentz. Me ha dado una paliza y creo que tu seras la siguiente. Si escuchas este mensaje sal de ahi. ?Ahora mismo! Largate de ahi y llamame cuando estes en un lugar seguro.

Anadio su numero al mensaje y colgo.

Sostuvo la camisa ensangrentada en la cara y se apoyo en la pared. El flujo de adrenalina y endorfinas que habian inundado su organismo durante el ataque de Wentz estaba refluyendo, y el profundo dolor punzante estaba llegando como el invierno, penetrando en todo su cuerpo. Era como si le dolieran todos y cada uno de sus musculos y articulaciones. Sentia la cara como un letrero de neon que se encendia con estallidos ritmicos de fuego desgarrador. No creia que pudiera volver a moverse. Solo queria desmayarse y despertarse cuando estuviera curado y todo fuera mejor.

Sin mover nada mas que el brazo, levanto el telefono de nuevo para poder mirar el teclado. Marco con el pulgar el boton de rellamada y aguardo. La llamada volvio a terminar en el buzon de voz de Lucy. Quiso maldecir en voz alta, pero solo mover la boca le provocaba un dolor insoportable. Busco a tientas el soporte del telefono y colgo.

Sono cuando todavia tenia la mano en el y se lo puso en la oreja.

– ?Si?

– Soy Nicki. ?Puedes hablar? ?Estas bien?

– No.

– ?Llamo en otro momento?

– No, yo to… no bien.

– ?Que pasa? ?Por que hablas asi? ?Para que necesitabas el telefono de esa mujer?

A pesar del dolor, del miedo y de todo lo demas, Pierce se sintio soliviantado por la forma en que ella dijo «esa mujer».

– Es lar… de contar y no pue… yo…

Sintio que se desvanecia, pero cuando empezo a rodar de la pared al suelo, el angulo que formo su cuerpo le provoco un fuerte dolor en las costillas que se extendio a su pecho y le hizo gritar.

– ?Henry! ?Estas herido? ?Henry! ?Me oyes?

Pierce deslizo las caderas por la alfombra hasta que logro quedar tumbado boca arriba. De algun modo percibio una alerta interior. Sabia que podia ahogarse en su propia sangre si permanecia en esa posicion. Por su mente pasaron pensamientos de estrellas del rock que se habian ahogado en su propio vomito. Se le habia caido el telefono y lo tenia en la alfombra, al lado de la cabeza. En su oido derecho percibia el sonido debil de una voz que gritaba su nombre. Creyo que reconocia la voz, y eso le hizo sonreir. Penso en Jimi Hendrix ahogandose en su vomito y decidio que era mejor ahogarse en sangre. Trato de cantar, y su voz salio como un susurro humedo.

– 'Suze me why I iss the sy…

Por alguna razon no podia articular la k. Era extrano. Pero pronto dejo de importarle. La vocecita de su oido derecho se fue apagando y enseguida hubo un sonido estridente en la oscuridad. E incluso ese sonido no tardo en desvanecerse y solo hubo oscuridad en torno a el. Y le gusto la oscuridad.

21

Una mujer a la que Pierce no habia visto nunca le estaba pasando los dedos por el cabello. Parecia extranamente distante y mecanica para estar llevando a cabo una accion tan intima. La mujer se acerco mas y Pierce penso que iba a besarle. Pero lo que hizo fue ponerle la mano en la frente. A continuacion levanto algun tipo de instrumento, una linterna, y le ilumino un ojo y luego el otro. Entonces oyo una voz masculina.

– Las costillas -dijo-. La tercera y la cuarta. Podria haber una perforacion.

– Si le ponemos una mascarilla en la nariz vera las estrellas -dijo la mujer.

– Le dare algo.

Pierce vio al hombre. Entro en su campo de vision cuando levanto una jeringuilla hipodermica con una mano enguantada y pulverizo un poco de liquido en el aire. Despues sintio el pinchazo en el brazo y muy pronto el calor y el discernimiento fluyeron por su cuerpo, cosquilleandole en el pecho. Sonrio y estuvo a punto de echarse a reir. Calor y discernimiento en una aguja. Las maravillas de la quimica. Habia elegido bien.

– Mas correas -dijo la mujer-. Vamos en vertical.

Significara lo que significase, a Pierce se le estaban cerrando los ojos. Lo ultimo que vio antes de evadirse en la calidez fue a un policia.

– ?Se salvara? -pregunto el agente.

Pierce no oyo la respuesta.

La siguiente vez que recobro la conciencia estaba de pie. Bueno, no exactamente. Abrio los ojos, y alli estaban todos apinados en torno a el. La mujer con la linterna y el hombre con la jeringuilla. Y el poli. Y Nicole tambien estaba alli. Lo estaba mirando con lagrimas en sus ojos verdes. Aun asi, a Pierce le parecio hermosa con su piel morena y suave, el pelo recogido en una coleta y el brillo de los reflejos rubios.

El ascensor empezo a bajar y Pierce penso de repente que podria vomitar. Trato de avisar, pero no consiguio mover la mandibula. Era como si estuviera atado con fuerza a la pared. Trato de debatirse, pero no logro moverse. Ni siquiera podia mover la cabeza.

Sus ojos se encontraron con los de Nicole. Ella se estiro y le puso una mano en la mejilla.

– Tranquilo, Hewlett -dijo-. Te pondras bien.

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