desastre. Apenas recordaba nada de lo sucedido despues de que Wentz y su monstruoso adlatere se hubieran ido.

Entro en el dormitorio y se agacho junto al telefono. Levanto cautelosamente el auricular con dos dedos y lo sostuvo a al menos cuatro dedos de la oreja, lo justo para escuchar el tono y determinar si tenia algun mensaje.

No habia ninguno. Lo desenchufo y se lo llevo al cuarto de bano para limpiarlo.

En el lavabo habia salpicaduras de sangre seca. Vio huellas dactilares sanguinolentas en la puerta del botiquin. Pierce no recordaba haber entrado en el cuarto de bano despues de la agresion, pero el aspecto de este era desolador. La sangre se habia secado y el color oscuro le recordo el colchon que habia visto sacar a la policia del apartamento de Lilly Quinlan.

Mientras usaba toallitas humedas para limpiar el telefono lo mejor posible recordo una pelicula llamada Tu asesina que nosotras limpiamos la sangre, que habia ido a ver unos anos antes con Cody Zeller. Era sobre una mujer cuyo trabajo era limpiar los escenarios de crimenes despues de que la policia hubiera concluido con la investigacion sobre el terreno. Se pregunto si de verdad existia un trabajo semejante y un servicio al que pudiera llamar. La perspectiva de limpiar el dormitorio no le atraia lo mas minimo.

Despues de que el telefono estuviera razonablemente limpio volvio a conectarlo en la pared del dormitorio y se sento con el en un rincon no manchado del colchon. Volvio a comprobar si habia mensajes y de nuevo no habia ninguno. Penso que era inusual. No habia estado en casa en setenta y dos horas, y sin embargo no habia mensajes. Tal vez finalmente habian retirado la pagina de Lilly Quinlan de la Web de L. A. Darlings. Entonces recordo otra cosa. Marco su numero de Amedeo Technologies y espero a que la llamada sonara en el escritorio de Monica Purl.

– Monica, soy yo. ? Cambiaste mi numero de telefono?

– ?Henry? ?Que…?

– ?Cambiaste el numero de mi apartamento?

– Si, me lo pediste. Se supone que tenia que funcionar desde ayer.

– Si, ya funciona.

Sabia que cuando le habia pedido a Monica que hiciera la llamada a All American Mail el sabado le habia dicho que cambiara el numero de telefono el lunes. En ese momento supuso que era lo que queria, pero de pronto se sintio extranamente desasosegado por haberlo perdido. Era una conexion con otro mundo, el de Lilly y Lucy.

– ?Henry? ?Sigues ahi?

– Si. ?Cual es mi nuevo numero?

– He de mirarlo. ?Has salido del hospital?

– Si, he salido. Miralo, por favor.

– Ya va, ya va. Iba a dartelo ayer, pero cuando llegue a tu habitacion tenias a ese visitante.

– Entiendo.

– Bueno, aqui esta.

La secretaria le dio el numero y el cogio un boligrafo de la mesita de noche y se lo apunto en la muneca, porque no tenia ninguna libreta a mano.

– ?Hay mensaje de desvio en el ultimo numero?

– No, porque pense que todos esos tipos seguirian llamandote.

– Exacto. Buen trabajo.

– Eh, Henry, ?vas a venir hoy? Charlie estaba preguntando por tu agenda.

Pierce reflexiono antes de responder. Ya habia pasado la mitad de la jornada laboral. Charlie seguramente queria hablar y despues volver a hablar sobre la presentacion de Proteus que seguia programada con Maurice Goddard para el dia siguiente, a pesar de la insistencia de Pierce en posponerla.

– No se si voy a poder llegar -le dijo Pierce a Monica-. El medico quiere que me lo tome con calma. Si Charlie quiere hablar, dile que estoy en casa y dale el numero nuevo.

– De acuerdo, Henry.

– Gracias, Monica. Hasta luego.

Espero a que ella se despidiera, pero no lo hizo. Estaba a punto de colgar cuando Monica hablo.

– Henry, ?estas bien?

– Si. Es solo que no quiero ir y asustar a todo el mundo con esta cara. Como te asuste a ti ayer.

– Yo no me…

– Si, te asustaste, pero no importa. Y gracias por preguntarme como estoy, Monica. Ha sido un detalle. Ahora tengo que colgar. Ah, escucha, el hombre que estaba en mi habitacion cuando tu llegaste…

– ?Si?

– Es un detective llamado Renner, del Departamento de Policia de Los Angeles. Es probable que te llame para preguntar por mi.

– ?Sobre que?

– Sobre la ayuda que te pedi, lo de hacer la llamada como Lilly Quinlan, cosas asi.

Hubo un breve silencio y acto seguido la voz de Monica sono diferente, nerviosa.

– Henry, ?estoy metida en un lio?

– No, en absoluto, Monica. El esta investigando su desaparicion. Y me esta investigando a mi. No a ti. Solo esta comprobando lo que yo hice. Asi que si te llama, solo dile la verdad y no habra problemas.

– ?Estas seguro?

– Si, estoy seguro. No te preocupes. Ahora he de colgar.

Ambos colgaron. Pierce volvio a conseguir tono y llamo al telefono de Lucy LaPorte, que ya se sabia de memoria. Una vez mas le salio el buzon de voz, pero el mensaje de bienvenida era diferente. Era su voz, pero el mensaje decia que se tomaba unas vacaciones y que no aceptaria clientes hasta mediados de noviembre.

Mas de un mes. Pierce sintio que se le encogia el estomago al pensar en lo que Renner le habia ocultado y en Wentz y su maton y en lo que podrian haberle hecho a la chica. Dejo el mensaje a pesar de lo que ella habia dicho en su bienvenida.

– Lucy, soy Henry Pierce. Es importante. Llamame. No importa lo que haya pasado o lo que te hayan hecho, llamame. Puedo ayudarte. Tengo un numero nuevo, asi que apuntalo.

Leyo el numero de su muneca y despues colgo. Sostuvo el telefono en el regazo durante unos segundos, entre expectante y esperanzado en que ella lo llamara de inmediato. No lo hizo. Al cabo de un rato se levanto y salio del dormitorio.

En la cocina, Pierce encontro el canasto de la ropa vacio en la encimera. Recordo que lo habia usado para subir bolsas de comida desde el coche cuando se topo con Wentz y Dosmetros en el ascensor. Recordo que el cesto de la ropa se le habia caido cuando lo sacaron a empujones del ascensor. Ahora el cesto estaba alli. Abrio la nevera y miro en su interior. Todo lo que habia subido -salvo los huevos, que probablemente se habian roto-, estaba dentro. Se pregunto quien lo habia hecho. ?Nicole? ?La policia? ?Un vecino que ni siquiera conocia?

La pregunta le hizo pensar en la declaracion del detective Renner acerca del complejo del buen samaritano. Si tal teoria y complejo eran ciertos, entonces Pierce sentia lastima por todos los autores de buenas obras y voluntarios que habia en el mundo. La idea de que sus esfuerzos podrian ser vistos cinicamente por miembros de las fuerzas de seguridad le deprimia.

Pierce recordo que todavia tenia varias bolsas de comestibles en el maletero del BMW. Cogio el cesto de la ropa y decidio ir a buscarlos porque tenia hambre y los pretzels y las sodas y otros snacks que habia comprado estaban en el maletero.

Como todavia sentia debilidad a causa de la agresion y la cirugia, no sobrecargo el cesto en el garaje. Decidio hacer dos viajes y cuando llego al apartamento con el segundo cesto lleno volvio a fijarse en el telefono y entonces vio que habia perdido una llamada. Tenia un mensaje. Pierce se maldijo por haberse perdido la llamada y rapidamente paso de nuevo por el proceso de configurar un codigo de acceso al buzon de voz. Pronto estuvo escuchando el mensaje. Era de Lucy LaPorte.

?Ayudarme? Ya me has ayudado bastante, Henry. Me han hecho dano. Estoy llena de moratones y nadie puede verme asi. Quiero que dejes de llamarme y de querer ayudarme. Despues de esto no voy a hablarte mas. Deja de llamarme, ?entendido?

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