sere.
– ?Un bien? Me pregunto si Lucy LaPorte cree que lo que hizo fue un bien.
– ?La ha encontrado? -espeto Pierce.
Langwiser inmediatamente alzo la mano para pedirle que callara.
– ?Esta ahi el senor Pierce? No sabia que estaba escuchando, Janis. Hablando de trucos, ha sido bonito por su parte que me lo dijera.
– No tenia que hacerlo.
– Y yo no tenia que hablarle de la segunda grabadora despues de que le adverti que la conversacion estaba siendo grabada. Asi que traguese usted esa. He de irme.
– Espere. ?Ha encontrado a Lucy LaPorte?
– Eso es un asunto policial oficial, senora. Usted se queda en su lazo y yo me quedo en el mio. Adios.
Renner colgo y Langwiser cerro el telefono.
– Le pedi que no dijera nada.
– Lo siento. Es que he estado tratando de localizarla desde el domingo. Ojala supiera donde esta y si esta bien o necesita ayuda. Si algo le pasa sera culpa mia.
«Ya estoy otra vez -penso-. Encontrandome culpable de cosas, ofreciendo reconocimiento publico de culpabilidad.»
Langwiser no parecio advertirlo. Estaba guardando su telefono y su libreta.
– Hare algunas llamadas. Conozco gente en Pacifico que es un poco mas cooperadora que el detective Renner. Como su jefe, por ejemplo.
– ?Me llamara en cuanto descubra algo?
– Tengo sus telefonos. Mientras tanto mantengase al margen de todo esto. Con un poco de suerte esta llamada asustara a Renner por el momento, quiza se piense dos veces sus movimientos. Todavia no esta a salvo, Henry. Creo que esta casi fuera de peligro, pero podrian ocurrir otras cosas. Mantenga la prudencia y permanezca alejado.
– De acuerdo, lo hare.
– Y la proxima vez que venga el medico consiga una lista de los farmacos especificos que le habian puesto cuando Renner lo grabo.
– De acuerdo.
– ?Sabe cuando le van a dar el alta?
– Supongo que en cualquier momento.
Pierce miro el reloj. Llevaba casi dos horas esperando que el doctor Hansen le firmara el alta.
Miro a Langwiser. Ella parecia lista para irse, pero lo estaba mirando como si quisiera preguntarle algo y no supiera como hacerlo.
– ?Que?
– No lo se. Estaba pensando que habia un salto muy grande en su razonamiento. Me refiero a cuando usted era nino y pensaba que su padrastro fue la razon de que su hermana se fuera.
Pierce no dijo nada.
– ?Hay algo mas que quiera contarme al respecto?
Pierce levanto la mirada hacia la pantalla apagada de la television y no vio nada alli. Nego con la cabeza.
– No, eso es todo.
Dudaba de que la hubiera convencido. Suponia que los abogados defensores trataban con mentirosos por rutina y eran tan expertos en captar las sutilezas del movimiento ocular y las inflexiones de voz como las maquinas disenadas a tal fin. Pero Langwiser se limito a asentir con la cabeza y lo dejo estar.
– Bueno, he de irme. Tengo una comparecencia en el centro.
– De acuerdo. Gracias por venir a verme aqui. Ha sido un detalle.
– Es parte del servicio. Hare algunas llamadas desde el coche y le contare lo que averigue de Lucy LaPorte o cualquier otra cosa. Pero mientras tanto es necesario que se mantenga al margen de esto. ?De acuerdo? Vuelva a trabajar.
Pierce levanto los brazos en ademan de rendicion.
– He terminado.
Ella sonrio profesionalmente y salio de la habitacion.
Pierce cogio el telefono de la barandilla de la cama y estaba marcando el numero de Cody Zeller cuando Nicole James entro en la habitacion. Volvio a dejar el telefono en su sitio.
Nicole habia quedado en pasar a buscar a Pierce para llevarlo a casa despues de que el doctor Hansen le diera el alta. Aunque no dijo nada, la expresion de Nicole revelo dolor al examinar el rostro herido de Pierce. Lo habia visitado con frecuencia durante su estancia en el hospital, pero al parecer no lograba acostumbrarse a ver la cremallera de puntos.
De hecho, Pierce habia tomado sus malas caras y murmullos de compasion como una buena senal. Si volvian juntos todo el episodio habria valido la pena.
– Pobrecito -dijo ella, dandole unos golpecitos en la mejilla-. ?Como te encuentras?
– Bastante bien -contesto Pierce-. Pero todavia estoy esperando que el medico me de el alta. Ya hace casi dos horas.
– Voy a salir a averiguar que pasa. -Ella volvio a la puerta, pero miro de nuevo a Pierce-. ?Quien era esa mujer?
– ?Que mujer?
– La que acaba de salir.
– Ah, es mi abogada. Kaz me la consiguio.
– ?Para que la necesitas a ella si tienes a Kaz?
– Ella es una abogada defensora penal.
Nicole se aparto de la puerta y se acerco a la cama.
– ?Abogada defensora penal? Henry, la gente normalmente no necesita abogados por que le den un numero equivocado. ?Que esta pasando?
Pierce se encogio de hombros.
– Ya no lo se. Me meti en algo y ahora solo intento salir de una pieza. Deja que te pregunte algo.
Pierce se levanto de la cama y camino hasta ella. Primero tuvo problemas de equilibrio, pero enseguida se sintio bien. Toco suavemente los antebrazos y las manos de Nicole. En el rostro de ella se dibujo una expresion de sospecha.
– ?Que?
– Cuando salgamos de aqui, ?adonde me llevaras?
– Te lo he dicho, Henry, te llevare a casa. A tu casa.
La decepcion de Pierce fue visible a pesar del mapa de puntos y su hinchazon.
– Henry, acordamos que probariamos esto. Asi que vamos a probar.
– Solo pense…
No termino. No sabia exactamente que habia pensado o como ponerlo en palabras.
– Veo que piensas que lo que nos paso ocurrio muy deprisa -dijo ella-. Y que puede arreglarse deprisa. -Ella se volvio y se encamino de nuevo a la puerta.
– Y me equivoco.
Ella volvio a mirarlo.
– Meses, Henry, y lo sabes. Tal vez mas. No hemos estado bien juntos en mucho, mucho tiempo.
Nicole salio para ir a buscar al medico. Pierce se sento en la cama y trato de recordar la vez que estaban en la noria y todo parecia perfecto en el mundo.
25
Habia sangre por todas partes. Un rastro granate recorria la moqueta beige. Habia sangre en la cama nueva, en dos de las paredes y por todo el telefono. Pierce se quedo de pie en el umbral de su habitacion y miro el