Pierce estaba en silencio. Recordo el frasco de perfume que habia cogido en la casa. ?Una cosa tan sencilla podia ser utilizada para ayudar a condenarle? Sintio que se le revolvian las tripas y se sonrojaba.

– No esta diciendo nada, Henry.

– Lo se, estoy pensando.

– No me diga que toco esos artilugios sexuales.

Pierce nego con la cabeza.

– No, ni siquiera los vi. Pero si que cogi un frasco de perfume.

Oyo como Langwiser exhalaba.

– ?Que?

– ?Por que cogio un frasco de perfume?

– No lo se. Lo hice y ya esta. Me recordo algo, supongo. A alguien. ?Que es tan grave? ?Como se equipara coger un frasco de perfume con un asesinato?

– Forma parte de la red circunstancial. Le dijo a la policia que entro en la casa para ver si estaba bien, para ver si todo iba bien.

– Les dije eso porque es lo que hice.

– Bueno, ?les dijo que tambien estuvo cogiendo frascos de perfume para olerlos? ?Tambien estuvo mirando en su cajon de ropa interior?

Pierce no respondio. Le entraron ganas de vomitar. Se agacho y saco la papelera de debajo del escritorio y la coloco al lado de su silla.

– Henry, estoy actuando como un fiscal con usted, porque necesito que vea el peligroso camino en el que esta metido. Pueden darle la vuelta a todo lo que diga o haga. A usted puede parecerle de una manera y a otro de manera completamente diferente.

– De acuerdo, vale. ?Cuanto tiempo pasara hasta que hagan la busqueda de huellas?

– Probablemente unos dias. Sin cadaver, seguramente este caso solo es prioritario para Renner. He oido que incluso su companero esta trabajando en otros asuntos, que no lo estan viendo de la misma manera y que Renner va por libre.

– ?El companero es su fuente?

– No voy a hablar de mi fuente.

Ambos se quedaron unos segundos en silencio. Pierce no tenia nada mas que decir, pero le daba cierta sensacion de esperanza el hecho de permanecer al telefono con Langwiser.

– Estoy haciendo una lista de gente con la que podemos hablar -dijo ella al fin.

– ?A que se refiere?

– Una lista de gente relacionada de cierta manera con el caso y una serie de preguntas a hacerles. Por si lo necesitamos.

– Entendido.

Sabia que se referia a si lo detenian y acusaban. Si lo llevaban a juicio.

– Bueno, dejeme trabajar un poco mas -dijo Langwiser-. Lo llamare si surge algo.

Pierce finalmente se despidio y colgo.

Despues se sento sin moverse en la silla mientras digeria la informacion que acababan de darle. Renner estaba dando su paso. Incluso sin cadaver. Pierce sabia que tenia que llamar a Nicole y de algun modo explicarle que la policia creia que era un asesino y advertirle de la posibilidad de que fueran a registrar la casa que habian compartido.

La idea le provoco una arcada. Miro a la papelera. Iba a levantarse para ir a buscar agua o una lata de coca cola cuando llamaron a su puerta.

31

Charlie Condon asomo la cabeza en el despacho. Estaba radiante. Su sonrisa era amplia y tan dura como el lecho de rio Los Angeles.

– Lo has hecho, tio. Joder, si lo has hecho.

Pierce trago saliva y trato de distanciarse de la sensacion que le habia dejado la llamada.

– Todos lo hemos hecho -dijo-. ?Donde esta Goddard?

Condon entro en el despacho y cerro la puerta inmediatamente.

Pierce se fijo en que se habia aflojado el nudo de la corbata despues del champan.

– Esta en mi despacho, hablando con su abogado por telefono.

– Pensaba que su abogada era Just Bitchy.

– Ella es abogada, pero no abogada abogada, no se si me explico.

A Pierce le costaba escuchar a Condon, porque los pensamientos suscitados por la llamada de Langwiser no dejaban de entrometerse.

– ?Quieres escuchar su primera oferta?

Pierce miro a Condon y asintio.

– Ofrece veinte en cuatro anos. Quiere un doce por ciento y ser presidente del consejo.

Pierce conjuro la imagen de Renner y se concentro en el rostro sonriente de Condon. La oferta de Goddard era buena, no desorbitada, pero buena.

– No esta mal, Charlie.

– ?No esta mal? Es una pasada.

Condon hablaba acentuando en exceso la ultima palabra. Habia bebido demasiado champan.

– Bueno, es solo una primera oferta. Ha de mejorar.

– Lo se. Mejorara. Queria comprobar un par de cosas contigo. En primer lugar la presidencia. ?Te importa?

– No, si a ti no te importa.

Condon era en ese momento el presidente del consejo de administracion de Amedeo Technologies. Pero no era un consejo de administracion con poder, puesto que Pierce todavia controlaba la compania. Condon contaba con un 10 %, habian repartido otro 8 % a anteriores inversores -ninguno de la categoria de Maurice Goddard- y el paquete salarial de los empleados equivalia a otro 10 %. El 72 % restante seguia perteneciendo a Pierce. De manera que darle a Goddard la presidencia de un consejo que era predominantemente protocolario no parecia mucho ceder.

– Yo digo que se lo cedamos, hagamoslo feliz -dijo Condon-. ?Y que pasa con los puntos? Si consigo que nos ofrezca veinte millones por tres anos, ? le darias los puntos?

Pierce nego con la cabeza.

– No. La diferencia entre diez y doce puntos podria terminar siendo de un par de cientos de millones de dolares. Me quedo los puntos. Y si consigues veinte en tres anos, genial. Pero ha de darnos un minimo de dieciocho millones en tres anos o envialo de vuelta a Nueva York.

– Es mucho pedir.

– Mira, ya hemos hablado de esto. Ahora mismo nos estamos fundiendo tres millones al ano. Si queremos expandirnos y mantenernos por delante vamos a necesitar el doble de eso. Seis millones al ano es lo minimo. Ve a conseguirlo.

– Solo me ofreces la presidencia para negociar.

– No, te doy el invento de la decada para negociar. Charlie, ?le has visto los ojos cuando hemos encendido las luces? No solo ha picado, ya le hemos sacado las tripas y lo tenemos en la sarten. Lo unico que falta es concretar los detalles. Asi que cierra el trato y deposita el primer cheque. Sin puntos extra, y consigue seis por ano. Los necesitamos para hacer el trabajo. Si quiere venir con nosotros, ese es el precio del billete.

– Muy bien, alla voy. Pero deberias venir y hacerlo tu. Eres mas contundente que yo.

– No creo.

Condon salio del despacho y Pierce volvio a quedarse a solas con sus pensamientos. Una vez mas repaso todo lo que Langwiser le habia dicho. Renner iba a registrar sus casas y su coche. Esta vez de manera oficial y legal. Probablemente para buscar mas pruebas, pruebas que podian dejarse en el traslado de un cadaver.

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