Bosch asintio una vez mas y penso un momento en el escenario. Todos esos anos. Conklin creia que la habia matado Mittel, y Mittel creia que habia sido Conklin. No habia sido ninguno de los dos.
– ?Entonces a quien atropellaste?
– Oh, a alguien. No importa. Podriamos decir que fue un voluntario. Lo cogi en Mision Street. Pensaba que estaba repartiendo volantes de Conklin. Deje mi identificacion en el fondo de la mochila que le di. Nunca supo que le golpeo ni por que. -?Como saliste airoso? -pregunto Bosch, aunque pensaba que tambien tenia la respuesta a eso.
– Mittel tenia a Eno. Lo organizamos para que ocurriera cuando el fuera el siguiente de la ronda. Eno se ocupo de todo y Mittel se ocupo de el.
Bosch vio que el montaje tambien le dio a Fox una porcion de poder sobre Mittel. Y lo habia acompanado desde entonces. Un poco de cirugia plastica, una ropa mejor, y era Jonathan Vaughn, ayudante del fabuloso estratega politico y triunfador.
– ?Como sabias que apareceria aqui?
– La he controlado a lo largo de los anos. Sabia que estaba aqui. Sola. Despues de nuestra pequena escapada en la colina la otra noche, vine aqui a esconderme y a dormir. Me diste un buen dolor de cabeza… ?Con que me golpeaste?
– Con la bola ocho.
– Supongo que tendria que haber pensado en eso cuando te meti alli. El caso es que la encontre asi en la cama. Lei la nota y me entere de quien eras. Supuse que volverias. Sobre todo despues de que dejaras ese mensaje en el contestador ayer.
– ?Has estado aqui todo este tiempo con…?
– Te acostumbras. Puse el aire acondicionado a tope y cerre la puerta. Te acostumbras.
Bosch trato de imaginario. A veces pensaba que estaba habituado al olor, pero sabia que no lo estaba.
– ?Que es lo que no dijo en la nota, Fox?
– La parte de que queria a Conklin para ella. Veras, primero lo intente con ella. Pero Conklin no mordio el anzuelo. Despues lo organice con Marjorie y saltaron chispas. Aunque nadie esperaba que fuera a terminar dispuesto a casarse con ella. Y menos Meredith. Solo habia sitio en el caballo blanco para una princesa. Esa era Marjorie. Meredith no lo soporto. Debio de ser una pelotera infernal.
Bosch no dijo nada. Pero la verdad le pico en la cara como una quemadura de sol. Al final todo se habia reducido a eso, una pelea entre putas.
– Vamos a tu coche -dijo Fox.
– ?Por que?
– Tenemos que ir a tu casa.
– ?Para que?
Fox no llego a responder. Un coche patrulla de Santa Monica se detuvo delante de la casa justo cuando Bosch formulaba su pregunta. Dos agentes de policia empezaron a salir.
– Tranquilo, Bosch -dijo Fox con calma-. Tranquilo si quieres vivir un poco mas.
Bosch vio que Fox giraba el canon de su arma hacia los agentes que se aproximaban. No podian verlo porque lo tapaba la gruesa buganvilla que recorria la parte delantera del porche. Uno de ellos empezo a hablar.
– ?Alguien ha llamado a…?
Bosch dio dos pasos y se lanzo por encima de la barandilla al parterre. Al hacerlo grito una advertencia.
– ?Tiene una pistola! ?Tiene una pistola!
Desde el suelo, Bosch oyo que Fox echaba a correr por el porche. Supuso que trataba de alcanzar la puerta. Entonces sono el primer disparo. Estaba seguro de que habia surgido de detras de el, de Fox. A continuacion los dos policias abrieron fuego como si fuera el Cuatro de Julio. Bosch no pudo contar todos los disparos. Se quedo en el suelo con los brazos extendidos y las manos hacia arriba, esperando que no dispararan en aquella direccion.
En menos de ocho segundos habia terminado. Cuando los ecos se apagaron y volvio el silencio, Bosch volvio a gritar.
– ?Estoy desarmado! ?Soy agente de policia! ?No soy una amenaza! ?Soy un agente de policia desarmado!
Sintio la boca de un canon caliente apretada en el cuello.
– ?Donde esta la identificacion?
– En el bolsillo interior derecho de la chaqueta. Entonces recordo que no la tenia. Las manos del poli lo agarraron por los hombros.
– Voy a darle vuelta.
– Espera un momento. No la llevo.
– ?Que es esto? Dese la vuelta.
Bosch obedecio.
– No la llevo, pero llevo otra identificacion. En el bolsillo interior izquierdo.
El poli empezo a registrar su chaqueta. Bosch estaba asustado.
– No voy a hacer nada malo.
– Callese.
El poli saco la billetera de Bosch y miro la licencia de conducir que estaba detras de una ventanilla de plastico.
– ?Que tienes, Jimmy? -grito el otro poli. Bosch no podia verlo.
– Dice que es poli, no tiene placa. Tengo el carnet de conducir aqui.
A continuacion se agacho y cacheo a Bosch en busca de armas.
– Estoy limpio.
– Muy bien, dese la vuelta otra vez.
Bosch lo hizo y le esposaron las manos a la espalda. Entonces oyo que el hombre que estaba encima de el pedia una ambulancia por radio.
– Muy bien, arriba.
Bosch hizo lo que le dijeron. Por primera vez vio el porche.
El otro poli estaba de pie, apuntando con su pistola el cuerpo de Fox, junto a la puerta principal. Bosch subio por la escalera hasta el porche. Vio que Fox seguia vivo. Su pecho subia y bajaba. Tenia heridas en ambas piernas y en el estomago y parecia que una bala le habia atravesado ambas mejillas. La mandibula le colgaba abierta. Pero los ojos parecian aun mas abiertos mientras esperaba que la muerte pasara a buscarle.
– Sabia que dispararias, cabron -le dijo Bosch-. Ahora muerete.
– ?Callese! -le ordeno el policia al que habian llamado Jimmy-. Ahora.
El otro poli lo aparto de la puerta. En la calle, Bosch vio que los vecinos se juntaban en grupitos u observaban desde sus porches. Nada como los tiroteos en barrios residenciales para unir a la gente, penso. El olor de la polvora quemada en el aire era mejor que una barbacoa.
El joven policia se acerco al rostro de Bosch. Harry vio que su placa lo identificaba como D. Sparks.
– Muy bien, ?que cono ha pasado aqui? Si es poli, diganos que ha pasado.
– Vosotros dos sois un par de heroes, eso es lo que ha pasado.
– Cuente la historia. No tengo tiempo para chorradas.
Bosch oia las sirenas que se aproximaban.
– Me llamo Bosch. Soy del Departamento de Policia de Los Angeles. Este hombre al que habeis abatido es sospechoso del asesinato de Arno Conklin, ex fiscal del distrito de este condado, y del teniente Harvey Pounds de la policia de Los Angeles. Estoy seguro de que has oido hablar de esos casos.
– Jim, ?has oido eso? -Se volvio de nuevo hacia Bosch-. ?Donde esta su placa?
– Robada. Puedo darte un numero al que llamar. Subdirector Irvin Irving. Respondera por mi.
– No importa. ?Que hacia el aqui? -Senalo a Fox.
– Me dijo que se estaba escondiendo. Antes he recibido una llamada para venir a esta direccion y el me estaba esperando para tenderme una emboscada. Yo podia identificarle. Tenia que eliminarme.
El poli miro a Fox, preguntandose si debia creer una historia tan rocambolesca.
– Habeis llegado justo a tiempo -dijo Bosch-. Iba a matarme.
D. Sparks asintio con la cabeza. Empezaba a gustarle el sonido de la historia, pero enseguida arqueo una ceja en un gesto de preocupacion.
– ?Quien ha llamado a urgencias? -pregunto.