victima, y por consiguiente no podemos relacionarlo con el disparo fatal.

– Eso y otras cosas -dijo Rider.

– Entonces si yo fuera abogado defensor -continuo Pratt- le diria a Mackey que se declarara culpable del robo de la pistola, porque el delito ha prescrito. Diria que la pistola le mordio cuando la probo, asi que se deshizo del maldito chisme mucho antes del asesinato. Diria: «No, senor, yo no mate a esa nina, y usted no puede probado. No puede probar que le pusiera nunca un ojo encima.»

Rider y Bosch asintieron.

– O sea que no teneis nada.

Asintieron otra vez.

– No esta mal para un dia de trabajo. ?Que quereis?

– Queremos un pinchazo -dijo Bosch-. Dos, quiza tres localizaciones. Una en su movil, otra en el telefono de la gasolinera. Y una en su casa, una vez que la encontremos y si es que tiene linea fija alli. Colamos un articulo en el diario que diga que estamos trabajando otra vez en el caso y nos aseguramos de que lo lea. Luego esperamos a ver si lo comenta con alguien.

– ?Y que os hace pensar que vaya a hablar con alguien de un asesinato que el pudo haber cometido o no hace diecisiete anos?

– Bueno, como hemos dicho, por el momento no podemos conectar a este tipo con la chica de ningun modo. Asi que estamos pensando que hay alguien mas metido en esto. Mackey o bien lo hizo para alguien o consiguio la pistola para que ese alguien cometiera el crimen.

– Hay una tercera posibilidad -agrego Rider-. Que colaborara. Esa chica fue llevada por una colina empinada. O bien fue alguien grande o alguien con ayuda.

Antes de responder, Pratt tomo dos cucharadas de yogur, enarcando las cejas al mirar en la tarrina.

– Vale, ?y el periodico? ?Podreis colar un articulo?

– Creemos que si -dijo Rider-. Vamos a usar al inspector Garcia de la comandancia del valle. Investigo el caso. Atormentado por un criminal que se escapo, esa clase de charla. Dice que tiene un contacto con el Daily News.

– De acuerdo, suena a plan. Escribid las ordenes y pasadmelas. El capitan ha de dar su visto bueno, y despues han de ir a la oficina del fiscal para que las apruebe antes de acudir al juez. Llevara su tiempo. Una vez que encontremos a un juez que las firme sacaremos a los otros equipos de lo que esten haciendo y los pondre en la vigilancia.

Bosch y Rider se levantaron al mismo tiempo. Bosch sintio una pequena descarga de adrenalina en la sangre.

– ?No hay posibilidad de que este tipo Mackey este metido en algo ahora mismo? -pregunto Pratt.

– ?Que quiere decir? -pregunto Bosch.

– Si podemos argumentar que esta a punto de cometer un crimen podriamos acelerar las ordenes.

Bosch penso en ello.

– No tenemos nada ahora -dijo-, pero podemos trabajar en ello.

– Bien, eso ayudara.

15

Rider era la encargada de escribir. Tenia facilidad con el ordenador y con la jerga legal. Bosch habia visto que ponia en practica esas cualidades en anteriores investigaciones. Asi que fue una decision tacita. Ella escribiria las ordenes a fin de obtener las autorizaciones del tribunal para rastrear y escuchar las llamadas que Roland Mackey hiciera o recibiera en su movil, el telefono de la oficina en la estacion de servicio donde el trabajaba y su casa, si existia alli un telefono adicional. Se trataba de un trabajo meticuloso; tenia que presentar la acusacion contra Mackey, asegurandose de que la cadena logica de causas probables no tenia eslabones debiles. La documentacion que preparara Rider tenia que convencer primero a Pratt, despues al capitan Norona, luego a un ayudante del fiscal del distrito encargado de asegurarse de que el cuerpo de orden local tenia en consideracion los derechos civiles y, finalmente, a un juez con las mismas responsabilidades pero que tambien respondia ante el electorado si cometia un error que le estallaba en la cara. Disponian de una unica oportunidad y tenian que hacerlo bien. Mejor dicho, Rider tenia que hacerlo bien.

Claro que todo eso vendria despues de superar el obstaculo inicial de conseguir los diversos numeros de Mackey sin advertir al sospechoso de la investigacion que se formaba en torno a el.

Empezaron con Tampa Towing, que hacia constar dos numeros de veinticuatro horas en el anuncio de media plana que publicaba en las paginas amarillas. A continuacion, una llamada al servicio de informacion establecio que Mackey no disponia de ningun telefono fijo privado, al menos a su nombre. Eso significaba que o bien no tenia telefono en casa o que estaba viviendo en un lugar donde el telefono estaba registrado a nombre de otra persona. Tendrian que ocuparse de ello despues de establecer la residencia de Mackey.

La ultima parte, y la mas dificil, era obtener el numero de movil de Mackey. El servicio de informacion telefonica no, disponia de listas de moviles. Tardarian dias, si no semanas, en comprobar todos los proveedores de servicios de moviles en busca de esa informacion, porque la mayoria exigian un orden judicial antes de revelar el numero de un cliente. Por ese motivo, los detectives de los diferentes cuerpos policiales planeaban rutinariamente trucos para conseguir los numeros que necesitaban. Con frecuencia recurrian a dejar mensajes inocuos en lugares de trabajo para poder capturar el numero de movil despues de una llamada de respuesta. El ardid mas popular era el mensaje estandar de «llame, para recoger su premio», prometiendo un televisor o un DVD a las cien primeras personas que contestaran la llamada. Sin embargo, este proceso implicaba preparar una linea no policial y podia resultar tambien en largos periodos de espera sin ninguna garantia de exito si el objetivo habia enmascarado el numero de su movil. Rider y Bosch no sentian que dispusieran del lujo del tiempo. Ya habian divulgado el nombre de Mackey en el curso de su investigacion y tenian que moverse con rapidez hacia su objetivo.

– No te preocupes -le dijo Bosch a Rider-. Tengo un plan.

– Entonces yo solo me siento y observo al maestro.

Puesto que sabia que Mackey estaba trabajando, Bosch simplemente llamo a la estacion de servicio y explico que necesitaba una grua. Le dijeron que esperara y poco despues se puso al aparato alguien con una voz que Bosch creyo que pertenecia a Roland Mackey.

– ?Necesita una grua?

– Una grua o que me arranquen el motor. Me he quedado sin bateria.

– ?Donde esta?

– En el aparcamiento de Albertson, en Topanga, cerca de Devonshire.

– Estamos al otro lado, en Tampa. Puede encontrar a alguien mas cerca.

– Ya lo se, pero vivo al lado de ustedes. Al lado de Roscoe y detras del hospital.

– De acuerdo. ?Que coche lleva?

Bosch penso en el coche en el que habia visto a Mackey antes. Decidio usarlo para que Mackey se definiera.

– Un Camaro del setenta y dos.

– ?Restaurado?

– Estoy trabajando en ello.

– Tardare unos quince minutos.

– Vale, de acuerdo. ?Como se llama?

– Ro.

– ?Ro?

– Roland, tio. Voy para alla.

Colgo. Bosch y Rider esperaron cinco minutos, durante los cuales Bosch le conto a su companera el resto del plan y la parte que tenia que desempenar ella. Su objetivo era conseguir dos cosas: el numero del movil de Mackey y su proveedor de servicio, a fin de poder entregar a la compania apropiada la orden de escucha autorizada por el juez.

Siguiendo instrucciones de Bosch, Rider llamo a la estacion de servicio Chevron y empezo a solicitar una

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