reparacion, describiendo con todo detalle el chirrido de los frenos del coche. Mientras Rider hablaba, Bosch llamo a la estacion en la segunda linea que aparecia en la guia. Como esperaba pusieron a Rider en espera. Atendieron la llamada de Bosch, y este dijo: «?Tiene algun numero en el que pueda localizar a Ro? Viene hacia aqui para arrancarme el coche, pero ya lo he puesto en marcha.»
La ocupada companera de trabajo de Mackey dijo:
– Pruebe con el movil.
Le dio el numero y Bosch levanto los pulgares a Rider, quien concluyo con la llamada sin romper la actuacion y colgo.
– Uno listo y otro en marcha -dijo Bosch.
– A ti te ha tocado el facil -dijo Rider.
Contando ya con el numero de Mackey, Rider se ocupo de la segunda parte, mientras Bosch escuchaba desde un supletorio. Poniendo un dejo de desinteres burocratico en la voz, Rider llamo al numero recien obtenido y cuando Mackey respondio -presumiblemente mientras buscaba un Camaro del 72 parado en el aparcamiento de un centro comercial -le anuncio que trabajaba para AT amp;T Wireless y que tenia una extraordinaria noticia para que ahorrara con su plan de llamadas de larga distancia.
– Sandeces -dijo Mackey, interrumpiendola en medio de su discurso.
– Disculpe, senor -replico Rider.
– He dicho que son sandeces. Esto es algun tipo de truco para hacerme cambiar de compania.
– No entiendo, senor. Lo tengo en la lista como cliente de AT amp;T. ?No es ese el caso?
– No, no es el caso. Estoy con Sprint y me gusta, y ni tengo ni quiero un servicio de larga distancia. Que les den por culo. ?Eso lo ha oido bien?
Colgo y Rider empezo a reir.
– Estamos tratando con un tipo enfadado -dijo ella.
– Bueno, acaba de atravesar Chatsworth para nada -dijo Bosch-. Yo tambien estaria enfadado.
– Es de Sprint -dijo ella-. Ya lo tengo todo para meterme con el papeleo, pero quiza deberias llamarlo, asi no sospechara cuando el tipo del taller le diga que le ha dado el numero.
Bosch asintio y llamo a Mackey al movil. Afortunadamente, salio el buzon de voz; Mackey probablemente estaba hecho una furia al telefono, diciendole al tipo del taller que no podia encontrar el coche que se suponia que tenia que remolcar. Bosch dejo un mensaje explicando que lo lamentaba, pero que habia conseguido arrancar el coche y estaba intentando llegar a casa. Cerro el telefono y miro a Rider.
Hablaron un poco mas acerca de la organizacion y decidieron que ella trabajaria en exclusiva en la orden esa noche y al dia siguiente, y luego se ocuparia del seguimiento a traves de las distintas etapas de la aprobacion. Rider dijo que queria que Bosch le acompanara en el momento de la autorizacion final. La presencia de los dos componentes del equipo de investigacion en el despacho del juez ayudaria a consolidar la solicitud. Hasta entonces, Bosch continuaria con el trabajo de campo, buscando los nombres que quedaban en la lista de gente que debia ser entrevistada y poniendo en marcha el articulo de periodico. La sincronizacion seria el factor clave. No querian que el articulo sobre el caso se publicara hasta que tuvieran las escuchas preparadas en los telefonos que usaba Mackey.
– Me voy a casa, Harry -dijo Rider-. Puedo poner esto en marcha en mi portatil.
– Suerte.
– ?Que haras tu?
– Quiero acabar con unas cuantas cosas esta noche. Quiza vaya al Toy District.
– ?Solo?
– No hay mas que vagabundos.
– Si, y el ochenta por ciento de ellos son vagabundos porque no les funcionan los cables, ni los plomos, ni nada. Ten cuidado. Quiza deberias llamar a la Division Central y ver si pueden enviar un coche contigo. Quiza puedan prestarte el submarino.
El submarino era un coche de un solo agente que se usaba como mil usos para el jefe de patrullas. Pero Bosch no creia que necesitara un acompanante. Le dijo a Rider que no se preocupara y que podia irse en cuanto le ensenara a usar AutoTrack.
– Bueno, Harry, en primer lugar has de tener ordenador. Yo lo hago desde mi portatil.
El rodeo la mesa para colocarse a su lado y observo como ella se conectaba al sitio web de AutoTrack, introducia la informacion de usuario y contrasena y accedia a un formulario de busqueda.
– ?Con quien quieres empezar? -pregunto ella.
– ?Que tal Robert Verloren?
Ella escribio el nombre y establecio los parametros de la busqueda.
– ?Funciona deprisa? -pregunto Bosch.
– Si.
Al cabo de un momento Rider localizo una direccion del padre de Rebecca Verloren, pero se detuvo en seco al ver que era la de la casa de Chatsworth. Robert Verloren no habia actualizado su licencia de conducir ni comprado propiedades ni se habia registrado para votar ni habia solicitado una tarjeta de credito ni figuraba como titular de ningun servicio publico en mas de diez anos. Habia desaparecido, al menos de la rejilla electronica.
– Todavia estara en la calle -dijo Rider.
– Si es que sigue vivo.
Rider introdujo los nombres de Tara Wood y Daniel Kotchof en el sistema AutoTrack y obtuvo multiples resultados con ambos. Luego, al introducir sus edades aproximadas y centrarse en Hawai y California, redujeron los resultados a dos direcciones que aparentemente correspondian a los correctos Tara Wood y Daniel Kotchof. Wood no habia ido a la reunion de la escuela, pero no era porque se hubiera marchado muy lejos. Solo se habia trasladado desde el valle de San Fernando hasta Santa Monica, al otro lado de las colinas. Entretanto, aparentemente, Daniel Kotchof habia regresado de Hawai muchos anos antes, habia vivido en Venice unos pocos anos y despues habia vuelto a Maui, donde estaba localizada su direccion actual.
El ultimo nombre que Bosch dio a Rider para que buscara en el ordenador era Sam Weiss, la victima del robo cuya pistola se utilizo para asesinar a Rebecca Verloren. Aunque habia cientos de resultados con ese nombre, fue facil encontrar al Sam Weiss correcto. Seguia viviendo en el mismo domicilio en que se habia producido el robo e incluso tenia el mismo numero de telefono.
Rider imprimio los datos para Bosch y tambien le dio el numero de telefono de Grace Tanaka que les habia proporcionado antes Bailey Sable. Hecho esto, recogio lo que necesitaria para trabajar en la orden de busqueda en casa.
– Si me necesitas llamame al busca -dijo Rider al poner su ordenador en un estuche acolchado.
Despues de que se hubiera ido, Bosch miro el reloj que habia encima de la puerta de Pratt y vio que acababan de dar las seis. Decidio que pasaria alrededor de una hora buscando nombres antes de dirigirse al Toy District para encontrar a Robert Verloren. Sabia que solo estaba demorando su visita a la zona de los desclasados, una visita que ciertamente iba a deprimirle, de manera que consulto el reloj otra vez y se prometio a si mismo que no pasaria mas de una hora al telefono.
Decidio empezar por los locales, pero no tuvo fortuna. Sus llamadas a Tara Wood y Sam Weiss quedaron sin respuesta y le conectaron con contestadores automaticos. Dejo un mensaje para Wood, identificandose, dandole su numero y mencionando que la llamada era en relacion con Rebecca Verloren. Esperaba que mencionar el nombre de su amiga bastaria para intrigarla y obtener una respuesta. Con Weiss solo dejo su nombre, pues no quiso avisarle de que la llamada era acerca de lo que podia ser una fuente de culpa para el hombre que indirectamente proporciono el arma que mato a una chica de dieciseis anos.
Despues llamo al numero de Grace Tanaka en Hayward y esta le contesto al cabo de seis tonos. Desde el principio parecio enfadada por la llamada, como si hubiera interrumpido algo importante, pero sus modales y voz bronca se suavizaron en cuanto Bosch dijo que llamaba por Rebecca Verloren.
– Oh, Dios mio, ?ha ocurrido algo? -pregunto.
– El departamento ha tomado un avido interes en re investigar el caso -dijo Bosch-. Ha surgido un nombre nuevo. Es un individuo que pudo estar implicado en el crimen en mil novecientos ochenta y ocho, y estamos tratando de averiguar si encaja con Becky o con sus amigas de algun modo.
– ?Como se llama? -pregunto Tanaka con rapidez.
– Roland Mackey. Era un par de anos mayor que Becky. No fue a Hillside, pero vivia en Chatsworth. ?El nombre