Sin embargo, llevaba mas de cuatro anos sin fumar y no iba a ceder. Haber descubierto dos anos antes que era padre le habia ayudado a superar la debilidad ocasional. Penso que de no ser por su hija, probablemente estaria fumando otra vez. A lo sumo habia controlado la adiccion, pero en modo alguno la habia superado.

Saco el movil y giro el angulo de luz de la pantalla del aparato de manera que no se distinguiera el brillo desde la estacion de servicio mientras marcaba el numero de la casa de Kiz Rider. No respondio. Lo intento en el movil y no recibio respuesta. Supuso que habia apagado los telefonos para poder concentrarse en la redaccion de la orden. Habia trabajado asi en el pasado. Sabia que ella habria dejado encendido el busca para las emergencias, pero no creia que las noticias que habia recopilado durante las llamadas de la tarde se elevaran al nivel de emergencia. Decidio esperar hasta que la viera por la manana para contarle lo que habia averiguado.

Se guardo el telefono en el bolsillo y levanto los prismaticos. A traves del vidrio de la oficina de la estacion de servicio divisaba a Mackey sentado detras de un escritorio gris desgastado. Habia otro hombre con un uniforme azul similar en la oficina. Al parecer era una noche tranquila. Ambos hombres tenian los pies encima del escritorio y estaban mirando hacia algo situado mas alto, en la pared que daba a la fachada. Bosch no podia ver en que estaban concentrados, pero por la luz cambiante en la sala supo que se trataba de una television.

El telefono de Bosch sono y el lo saco del bolsillo sin bajar los binoculares. No se fijo en la pantallita porque supuso que era Kiz que le llamaba despues de haberse perdido la llamada.

– Eh.

– ?Detective Bosch?

No era Rider. Bosch bajo los binoculares.

– Si, soy Bosch. ?En que puedo ayudarla?

– Soy Tara Wood. Recibi su mensaje.

– Ah, si, gracias por devolverme la llamada.

– Veo que es su telefono movil. Lamento llamar tan tarde. Acabo de llegar. Pensaba que iba a dejarle un mensaje en la linea de su oficina.

– No se preocupe. Todavia estoy trabajando.

Bosch siguio el mismo proceso de interrogacion que habia empleado con los otros implicados. Al mencionar a Mackey en la conversacion observo a este a traves de los binoculares. Continuaba con los pies encima de la mesa, viendo la tele. Al igual que las otras amigas de Rebecca Verloren, Tara Wood no reconocio el nombre del conductor de grua. Bosch anadio una nueva cuestion, preguntando si reconocia a los Ochos de Chatsworth, y su recuerdo al respecto tambien era vago. Finalmente, pregunto si al dia siguiente podria continuar la entrevista y mostrarle una fotografia de Mackey. Wood accedio, pero le dijo que tendria que ir a los estudios de television de la CBS, donde ella trabajaba de publicista. Bosch sabia que la CBS estaba al lado del Farmers Market, uno de sus lugares favoritos de la ciudad. Decidio que iria al mercado y quizas almorzaria un plato de gumbo y despues pasaria a visitar a Tara Wood para mostrarle la foto de Mackey y preguntarle por el embarazo de Rebecca Verloren. Establecio la cita para la una de la tarde, y ella accedio a estar en su despacho.

– Es un caso muy viejo -dijo Wood-. ?Esta en una brigada de casos antiguos?

– Si, se llama unidad de Casos Abiertos.

– Sabe tenemos una serie llamada Caso Abierto. La pasan los domingos por la noche. Es una de las series en las que trabajo. Estoy pensando… que quiza podria visitar el set y conocer a algunos de sus homologos en la television. Estoy segura de que les gustaria conocerle.

Bosch se dio cuenta de que su interlocutora estaba viendo una posibilidad publicitaria en la entrevista. Miro a traves de los cristales a Mackey, que seguia viendo la television, y penso un momento en utilizar el interes de Tara Wood en la operacion de escucha que estaban preparando. Rapidamente archivo la idea, concluyendo que seria mas facil empezar con un articulo en el periodico.

– Si, quiza, pero creo que eso tendria que esperar un poco. Estamos trabajando este caso muy a fondo ahora, y necesito hablar con usted manana.

– No hay problema. De verdad espero que encuentren al que estan buscando.

Desde que me asignaron a esta serie he estado pensando en Rebecca. No he parado de preguntarme si estaba ocurriendo algo. Y ahora usted llama de repente. Es extrano, pero de un modo positivo. Hasta manana, detective.

Bosch le deseo buenas noches y colgo.

Al cabo de unos minutos, a medianoche, se apagaron las luces de la estacion de servicio. Bosch se deslizo desde el lugar en el que estaba escondido y camino deprisa por Roscoe hasta su coche. Justo al llegar a el oyo el rugido profundo del Camaro de Mackey al arrancar. Bosch puso el coche en marcha y se dirigio de nuevo al cruce. Se detuvo en el semaforo rojo cuando el Camaro con los parachoques pintados de gris se dirigia al sur hacia Tampa. Bosch espero unos momentos, miro a ambos lados en busca de otros coches, y se salto el semaforo rojo para seguirlo.

La primera parada de Mackey fue en un bar de Van Nuys llamado Side Pocket, en Sepulveda Boulevard, cerca de las vias de ferrocarril. Era un local pequeno con un cartel de neon azul y ventanas de barrotes pintados de negro. Bosch tenia una idea de como seria por dentro y de que tipo de hombres se encontraria. Antes de bajar del coche, se quito la cazadora, envolvio su pistola, esposas y cargador de reserva en la prenda y la puso en el suelo, delante del asiento del pasajero. Salio, cerro la puerta y se dirigio hacia el bar, sacandose la camisa por fuera de los tejanos por el camino.

El interior del bar era tal y como esperaba: un par de mesas de billar, una barra para beber de pie y una fila de reservados de madera rayada. Aunque estaba prohibido fumar en el interior del local, el humo azul flotaba en el aire y se cernia como un fantasma bajo la luz de cada mesa. Nadie se quejaba por ello.

La mayoria de los hombres se tomaban su medicina de pie ante la barra. Casi todos tenian cadenas en las carteras y tatuajes en los antebrazos. Incluso con los cambios en su apariencia, Bosch sabia que destacaria por su no pertenencia al grupo. Vio una abertura en las sombras, donde la barra se curvaba bajo la television montada en la esquina. Se abrio paso hasta alli y se inclino sobre la barra, deseando que ayudara o ocultar su apariencia.

La camarera, una mujer de aspecto cansado, llevaba un chaleco de cuero negro encima de una camiseta. No hizo caso de Bosch durante un buen rato, pero eso no le importaba. No estaba alli para beber. Observo que Mackey ponia monedas de un cuarto de dolar en una de las mesas y espero que llegara su turno de jugar. El tampoco habia pedido nada.

Mackey paso diez minutos revisando los tacos de billar que habia en los estantes de la pared hasta que encontro uno que le gustaba al tacto. Se quedo por alli, esperando y hablando con algunos de los hombres que habia de pie en torno a la mesa de billar. No parecia otra cosa que conversacion casual, como si solo los conociera de jugar unas partidas en noches anteriores.

Mientras esperaba y observaba, con una cerveza y un chupito de whisky que la camarera finalmente le habia servido, Bosch al principio penso que la gente tambien lo estaba observando a el, pero despues se dio cuenta de que solo estaban mirando la pantalla de television instalada un palmo por encima de su cabeza.

Finalmente le llego el turno a Mackey. Resulto que jugaba bien. Enseguida se hizo con el control de la mesa y derroto a siete contrincantes, ganandoles a todos ellos dinero o cerveza. Al cabo de media hora parecia cansado por la falta de competicion y se relajo en exceso. El octavo contrincante lo batio despues de que Mackey fallara una oportunidad clara con la bola ocho. Mackey acepto bien la derrota y dejo un billete de cinco dolares en la mesa de fieltro antes de alejarse. Segun las cuentas de Bosch, le quedaban veinticinco dolares y cinco cervezas para pasar la noche.

Mackey se llevo su Rolling Rock a un hueco en la barra y esa fue la senal de Bosch para retirarse. Puso un billete de diez debajo de su vaso de chupito y se volvio, sin dar la cara a Mackey en ningun momento. Salio del bar y se dirigio a su coche. La primera cosa que hizo fue ponerse la pistola en la cadera derecha, con la empunadura hacia delante. Arranco el coche y salio a Sepulveda y despues una manzana hacia el sur. Dio la vuelta y aparco junto al bordillo, al lado de una boca de incendios. Disponia de un buen angulo de vision de la puerta principal del Side Pocket y estaba en posicion de seguir a Mackey hacia el norte por Sepulveda hacia Panorama City. Mackey podia haber cambiado de apartamento desde que concluyo la condicional, pero Bosch esperaba que no hubiera ido demasiado lejos.

Esta vez la espera no fue larga. Mackey aparentemente solo bebia la cerveza que le salia gratis. Abandono el bar diez minutos despues que Bosch, se metio en el Camaro y se dirigio al sur por Sepulveda.

Bosch se habia equivocado. Mackey se estaba alejando de Panorama City y del valle de San Fernando, lo cual obligaba a Bosch a dar un giro de ciento ochenta grados en un casi desierto Sepulveda Boulevard para seguirlo. El

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