movimiento seria muy perceptible en el espejo retrovisor de Mackey, de modo que espero, observando como el Camaro se hacia mas pequeno en su espejo lateral.

Cuando vio que el intermitente del Camaro empezaba a destellar, piso el acelerador y dio un violento giro de ciento ochenta grados. Casi se le fue el coche, pero logro enderezarlo y enfilo Sepulveda Boulevard. Giro a la derecha en Victory y alcanzo al Camaro en la senal de trafico del paso elevado de la 405. No obstante, Mackey no entro en la autovia, sino que continuo hacia el oeste por Victory.

Bosch empleo diversas maniobras para intentar evitar la deteccion, mientras Mackey conducia hasta las colinas de Woodland. En Mariano Street, una amplia calle cercana a la autovia 101, finalmente enfilo un largo sendero de entrada y aparco detras de una casita. Bosch paso junto a la casa, estaciono mas abajo y regreso a pie. Oyo que se cerraba la puerta de entrada de la casa y vio que se apagaba la luz del porche.

Bosch miro a su alrededor y se dio cuenta de que era un barrio de solares bandera. Cuando se diseno el barrio decadas antes, las propiedades se cortaron en largos trozos porque se pretendia que fueran ranchos de caballos y pequenos huertos. Con el crecimiento de la ciudad, los caballos y verduras tuvieron que dejarle sitio. Las parcelas fueron divididas, con una casa que daba a la calle y un sendero estrecho que recorria el lateral de esta hasta la propiedad de atras: la parcela en forma de bandera.

Esta disposicion dificultaba la vigilancia. Bosch avanzo por el largo sendero, observando tanto la propiedad que daba a la calle como la casa de Mackey, en la parte de atras. Mackey habia aparcado su Camaro junto a una cochambrosa camioneta Ford 150, lo cual significaba que podria tener companero de piso.

Cuando se acerco, Bosch se detuvo para anotar la matricula de la F 150. Se fijo en un viejo adhesivo en el parachoques de la furgoneta que decia: «Por favor, que el ultimo americano que salga de Los Angeles se lleve la bandera.» Era solo una pequena pincelada sobre lo que Bosch sentia que era una imagen emergente.

Con el maximo sigilo posible, Bosch recorrio un caminito de piedra que bordeaba la casa. La edificacion se alzaba sobre unos cimientos de sesenta centimetros, lo cual situaba las ventanas demasiado elevadas para que Bosch divisara el interior. Cuando llego a la parte posterior de la casa oyo voces, pero al ver el brillo azul ondulante en las sombras de la habitacion enseguida se dio cuenta de que era la television. Acababa de empezar a cruzar el patio trasero cuando de repente su telefono empezo a sonar. Enseguida lo cogio y corto el sonido, al tiempo que retrocedia rapidamente hasta el sendero de entrada y echaba a correr hacia la calle. Escucho, pero no oyo ningun sonido tras el. Cuando alcanzo la calle miro a la casa, pero no vio nada que le indujera a creer que su movil se habia oido en el interior de la casa por encima de los sonidos de la television.

Bosch sabia que le habia ido de poco. Estaba sin aliento. Camino de nuevo hasta su coche, tratando de recuperarse de lo que habia estado a punto de convertirse en un desastre. Igual que con el mal llevado interrogatorio de Daniel Kotchof, sabia que estaba mostrando signos de estar oxidado. Habia olvidado poner el telefono en modo silencioso antes de acercarse a la casa. Era un error que podia haberlo dinamitado todo y haberlo llevado a una confrontacion con un objetivo de la investigacion. Tres anos atras, antes de dejar el departamento, nunca le habria ocurrido. Empezo a pensar en lo que Irving le habia dicho de que era un recauchutado que reventaria por las costuras.

En el interior del coche, comprobo el identificador de llamadas y vio que le habia llamado Kiz Rider. Le devolvio la llamada.

– Harry, he visto que me has llamado hace un rato. Tenia los telefonos desconectados. ?Que pasa?

– No mucho. Queria saber como te iba.

– Bueno, va bien. Lo tengo estructurado y casi escrito del todo. Terminare manana por la manana y podremos mandarlo.

– Bien.

– Si, voy a dejarlo por hoy. ?Y tu? ?Has encontrado a Robert Verloren?

– Todavia no. Pero tengo una direccion para ti. He seguido a Mackey despues de que saliera del trabajo. Tiene una casita junto a la autovia, en las colinas de Woodland. Puede que haya una linea fija para anadir al pinchazo.

– Bien. Dame la direccion. Sera facil de comprobar, pero no me parece buena idea que hayas seguido tu solo al sospechoso. Eso no es sensato, Harry.

– Teniamos que encontrar su direccion.

No iba a hablarle de su casi fallo. Le dio la direccion y espero un momento mientras ella lo apuntaba.

– Tambien tengo otro material -dijo-. He hecho unas llamadas.

– Has estado muy ocupado para ser tu primer dia en el trabajo. ?Que has encontrado?

Explico a Rider las llamadas telefonicas que habia hecho y recibido despues de que ella se hubiera ido de la oficina. Rider no hizo preguntas y se quedo en silencio cuando Bosch concluyo.

– Eso te pone al dia -dijo Bosch-. ?Que opinas, Kiz?

– Creo que puede estar formandose una imagen, Harry.

– Si, estaba pensando lo mismo. Ademas, el ano, mil novecientos ochenta y ocho. Creo que tenias razon con eso. Quizas estos capullos querian demostrar algo en el ochenta y ocho. El problema es que todo se colo por debajo de la puerta de la UOP. ?Quien sabe donde termino todo esto? Irving probablemente lo echo en el incinerador de pruebas de la DAP.

– No todo. Cuando el nuevo jefe asumio el cargo, pidio una evaluacion completa de la situacion. Como suele decirse, queria saber donde estaban enterrados los cadaveres. En cualquier caso, yo no participe en eso, pero me mantuve al corriente y oi que muchos de los archivos de la UOP se guardaron despues de que la unidad se desmantelara. Irving puso una buena parte en Archivos Especiales.

– ?Archivos Especiales? ?Que diablos es eso?

– Significa que son de acceso limitado. Necesitas aprobacion de direccion. Esta todo en el sotano del Parker Center. Sobre todo son investigaciones internas. Cuestiones politicas. Cuestiones peligrosas. Este asunto de Chatsworth no parece que tuviera que clasificarse, a no ser que estuviera relacionado con algo mas.

– ?Como que?

– Como alguien del departamento o alguien de la ciudad.

Rider se referia a alguien poderoso en la politica municipal.

– ?Puedes acceder y ver si todavia existen algunos archivos? ?Y tu colega de la sexta? Quiza si el…

– Puedo intentarlo.

– Entonces intentalo.

– En cuanto pueda. ?Y tu? Pensaba que ibas a buscar a Robert Verloren esta noche, y ahora oigo que estabas siguiendo a nuestro sospechoso.

– Fui alli, no lo encontre.

Procedio a ponerla al dia de su anterior peripecia a traves del Toy District, sin mencionar su encuentro con los atracadores. Ese incidente y el fiasco del telefono detras de la casa de Mackey no eran cosas que pensara compartir con ella.

– Volvere manana por la manana -dijo a modo de conclusion.

– De acuerdo, Harry. Me parece un buen plan. Supongo que cuando tu llegues ya tendre lista la solicitud de orden. Y comprobare los archivos de la UOP.

Bosch vacilo, pero decidio no guardarse ninguna advertencia o preocupacion con su companera. Miro por el parabrisas a la calle oscura. Oia el silbido de la autovia proxima.

– Kiz, ten cuidado.

– ?Que quieres decir, Harry?

– ?Sabes que significa que un caso es high jingo?

– Si, significa que la direccion tiene los dedos en el pastel.

– Exacto.

– ?Y?

– Y ten cuidado. En este asunto veo a Irving por todas partes. No es muy obvio, pero esta ahi.

– ?Crees que la visita que te hizo en la cafeteria no fue una coincidencia?

– No creo en las coincidencias. No como esa.

Se produjo un silencio un instante antes de que Rider contestara.

– Muy bien, Harry, tendre cuidado. Pero no vamos a dar marcha atras, ?de acuerdo? Iremos a donde el caso nos lleve y que pase lo que tenga que pasar. Todo el mundo cuenta o nadie cuenta, ?recuerdas?

– Exacto. Lo recuerdo. Hasta manana.

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