– De acuerdo. ?Algo mas?

– He llamado a la DAP antes que nada. Todavia no han encontrado la caja de pruebas. Aun no tenemos la pistola. Me estoy preguntando si la guardaron mal o se la llevaron.

– Si -dijo Bosch, pensando en lo mismo. Si el caso se volvia hacia el interior del departamento, las pruebas podrian haberse perdido a proposito y de manera permanente-. Bueno, antes de que haga esta entrevista volvamos un minuto al diario. ?Hay algo relacionado con el embarazo?

– No, no hablaba de eso. Las entradas estan fechadas y dejo de escribir a finales de abril. Quiza fue cuando lo descubrio. Creo que quiza dejo de escribirlo por si sus padres lo estaban leyendo secretamente.

– ?No menciona ningun sitio al que pudiera haber ido?

– Menciona muchas peliculas -dijo Rider-. No con quien fue a verlas, sino las peliculas especificas que vio y lo que pensaba de ellas. ?Que estas pensando, adquisicion de objetivo?

Necesitaban saber donde se habian cruzado los caminos de Mackey y Rebecca Verloren. Era un agujero en el caso al margen de cual fuera la motivacion. ?Donde habia establecido contacto Mackey con Verloren para adquirirla como objetivo?

– Cines -dijo el-. Podria ser el sitio en el que se cruzaron.

– Exactamente. Y creo que todos los cines del valle de San Fernando estan en centros comerciales. Eso amplia todavia mas la zona de cruce.

– Es algo en lo que pensar.

Bosch dijo que iria a la oficina despues de hablar con Robert Verloren, y ambos colgaron. Cuando Bosch volvio a entrar, el ruido del lavaplatos parecia incluso mayor. El servicio de desayuno casi habia terminado y el personal cerraba con fuerza los lavaplatos. Bosch se sento a la mesa otra vez y se fijo en que alguien se habia llevado su plato vacio. Trato de pensar en la conversacion con Rider. Sabia que un centro comercial era un lugar descomunal para el cruce de caminos, un lugar donde resultaba facil imaginar que alguien como Mackey se cruzara con alguien como Rebecca Verloren. Se pregunto si el crimen podria haberse reducido a un encuentro casual: Mackey viendo a una chica con la obvia mezcla de razas en la cara, el pelo y los ojos. ?Podia haberlo irritado hasta el extremo de haberla seguido hasta su casa y despues volver solo o con otros para secuestrarla y matarla?

Parecia una posibilidad remota, pero la mayoria de las teorias empezaban como posibilidades remotas. Penso en la investigacion original y la posibilidad de que hubiera sido empanada por el departamento. No habia nada en el expediente que indicara hacia el angulo racial: Sin embargo, en 1988, el departamento habria ido hasta el extremo para no representarlo. El departamento y la ciudad tenian un punto ciego. Una infeccion de animosidades raciales estaba pudriendose bajo la superficie en 1988, pero ambos miraron hacia otro lado. La piel que cubria la herida purulenta se abrio por fin unos anos despues, y la ciudad fue destrozada durante tres dias de disturbios, los peores en el pais en un cuarto de siglo. Bosch tenia que considerar que la investigacion del asesinato de Rebecca Verloren podia haber quedado atrofiada a fin de mantener la enfermedad bajo la superficie.

– ?Esta preparado?

Bosch levanto la mirada y vio a Robert Verloren de pie ante el. Estaba sudando por el esfuerzo y tenia el sombrero del chef en la mano. Todavia se percibia un ligero temblor en el brazo.

– Si, claro. ?Quiere sentarse?

Verloren se sento enfrente de Bosch.

– ?Siempre es asi? -pregunto Bosch-. ?Tan repleto?

– Cada manana. Hoy hemos servido ciento sesenta y dos platos. Mucha gente cuenta con nosotros. No, espere, digamos ciento sesenta y tres platos. Me olvide de usted. ?Que tal estaba?

– Francamente bien. Gracias, necesitaba el combustible.

– Es mi especialidad.

– Es un poco distinto a cocinar para Johnny Carson y la gente de Malibu, ?eh?

– Si, pero no lo echo de menos. En absoluto. Fue solo una parada en el camino para descubrir el lugar al que pertenezco. Pero ahora estoy aqui, gracias a Jesucristo Nuestro Senor, y es aqui adonde quiero pertenecer.

Bosch asintio con la cabeza. Tanto si lo hacia de manera intencional como si no, Verloren estaba comunicando a Bosch que debia su nueva vida a la intervencion de la fe. Bosch habia descubierto con frecuencia que aquellos que mas hablaban de la fe eran los que tenian menos.

– ?Como me ha encontrado? -pregunto Verloren.

– Mi companera y yo hablamos con su mujer ayer, y ella nos dijo que la ultima vez que supo de usted estaba aqui abajo. Empece a buscar anoche.

– Yo en su caso no iria por esas calles por la noche. Habia un ligero dejo caribeno en su voz, pero que sin duda habia disminuido con el curso del tiempo.

– Pensaba que iba a encontrarlo en la cola, no dando de comer a la gente de la cola.

– Bueno, no hace tanto tiempo que estaba en la cola. Tuve que estar alli para estar donde estoy hoy.

Bosch asintio otra vez. Habia oido esos mantras del ir dia a dia con anterioridad.

– ?Cuanto tiempo lleva sobrio?

Verloren sonrio.

– ?Esta vez? Mas de tres anos.

– Mire, no quiero forzarle a revivir el trauma de diecisiete anos atras, pero hemos reabierto el caso.

– No importa, detective. Yo reabro el caso todas las noches cuando cierro los ojos y cada manana cuando rezo mis plegarias a Jesus.

Bosch asintio otra vez.

– ?Quiere hacer esta entrevista aqui o prefiere dar un paseo hasta el Parker Center para que podamos sentamos en una sala tranquila?

– Aqui esta bien. Aqui estoy comodo.

– De acuerdo, deje que le cuente un poco lo que esta ocurriendo. Trabajo para la unidad de Casos Abiertos. Actualmente estamos investigando de nuevo el asesinato de su hija porque tenemos cierta informacion nueva.

– ?Que informacion?

Bosch decidio adoptar un enfoque distinto con el. Donde se habia guardado informacion con la madre, decidio contarselo todo al padre.

– Tenemos una coincidencia entre la sangre que encontraron en el arma utilizada en el crimen y un individuo del que estamos practicamente seguros de que vivia en Chatsworth en el momento del crimen. Es una coincidencia de ADN. ?Sabe lo que es eso?

Verloren asintio.

– Lo se. Como con OJ.

– Esta es solida. No significa que sea quien mato a Rebecca, sino que significa que estuvo cerca del crimen, y eso nos acerca a nosotros.

– ?Quien es?

– Llegare a eso en un minuto. Pero antes, senor Verloren, quisiera hacerle unas preguntas relacionadas con usted y con el caso.

– ?Conmigo?

Bosch sintio que la tension aumentaba. La piel bajo los ojos de Verloren se tenso. Se dio cuenta de que podria haber sido descuidado con este hombre, equivocando su posicion en la cocina como una senal de salud mental y olvidando la advertencia que Rider habia planteado sobre la poblacion sin hogar.

– Bueno -dijo-, me gustaria saber algo mas acerca de lo que le ha ocurrido a usted en los anos transcurridos desde la desaparicion de Rebecca.

– ?Yeso que tiene que ver?

– Quiza nada, pero quiero saberlo.

– Lo que me ocurrio a mi es que tropece y cai en un agujero negro. Tarde mucho tiempo en ver la luz y encontrar una salida. ?Tiene hijos?

– Una hija.

– Entonces ya sabe a que me refiero. Si pierdes a un hijo del modo en que yo perdi a mi hija, se termino, amigo. Fin. Eres como una botella vacia arrojada por la ventana. Los coches siguen pasando, pero tu estas en el arcen, roto.

Bosch asintio. Eso lo sabia. Vivia una vida de apabullante vulnerabilidad, consciente de que lo que pudiera ocurrir en una ciudad lejana podia causar que viviera o muriera, o que cayera en el mismo agujero negro que

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