Nacional del Crimen de Washington, D. C., y la forma en que los distintos departamentos de policia, oficinas de los 'sheriffs' y patrullas de vigilancia de carreteras respondian a la informacion.
A veces se enteraba de las repercusiones de la informacion que ella habia transmitido, y en tales ocasiones experimentaba la sensacion de haber contribuido activamente al mantenimiento de la ley y el orden.
Mientras pensaba, sus ojos se posaron en la primera linea del boletin que sostenia en la mano. No podia dar credito a sus ojos. ?Su actriz preferida, su idolo! Antes de que pudiera seguir leyendo, sono el telefono que tenia al lado.
Lo descolgo, molesta ante aquella interrupcion, pero se alegro inmediatamente al oir la voz de Charley, la voz de su marido -marido, tendria que acostumbrarse a esta palabra-hablandole desde el otro extremo de la linea.
– ?Marion? -dijo el-. Te llamaba…
– Charley, no te lo vas a creer -le dijo ella interrumpiendole-pero han secuestrado a Sharon Fields.
– ?Como? ?Bromeas!
– Es cierto. El capitan Culpepper me ha entregado el boletin hace escasos segundos. Iba a leerlo cuando has llamado.
– Eso es increible -estaba diciendo el tan emocionado como ella-. ?Algun detalle?
– Estoy leyendo. -Marion se detuvo bruscamente-. Oye, Charley, no debiera de habertelo dicho. Se me ha escapado. Lo olvidaras, ?verdad?
– Pero, bueno, ?que estas diciendo? Estamos casados, ?no? Si no puedes confiar en mi, ?en quien podras confiar?
– Confio en ti pero ya conoces las normas de aqui. Sobre todo en un caso como este, en el que se me ha dicho que no transmita nada hasta que me lo ordenen oficialmente.
Me parece que el capitan quiere averiguar si la informacion debe permanecer en secreto o bien puede transmitirse por la cadena sin poner en peligro su vida.
– Entonces no hablemos mas -dijo Charley-. Solo te llamaba para decirte que te quiero.
– Yo tambien te quiero a ti.
– Y para decirte que esta noche regresare a casa temprano. Es un dia de muy poco trabajo y el senor Hubbard esta dedicando mucho espacio a cosas que ya tenia grabadas. ?Te apetece que nos comamos una hamburguesa por ahi y nos vayamos al cine?
– Ya estas citado, senor Owen. Charley, oye…
– Perdona, carino, me estan llamando. Nos veremos a las seis.
Su marido le colgo el telefono y Marion lo colgo tambien decepcionada.
Habia querido recordarle una vez mas que fuera muy discreto en relacion con la noticia que acababa de comunicarle.
Pero despues llego a la conclusion de que no tenia por que preocuparse.
Tal como el le habia dicho, si no podia confiar en su marido, ?en quien podria confiar? Pero diez minutos mas tarde empezo a preocuparse de nuevo a causa de su error accidental.
Empezo a preocuparse porque, a pesar de que llevaban escaso tiempo juntos, ya estaba al corriente del alcance de la ambicion de Charley.
Sabia, ademas, lo mucho que ansiaba Charley destacar en su trabajo. La oportunidad de actuar de colaborador de un comentarista tan famoso como Sky Hubbard, se le antojaba como un primer paso y andaba siempre a la caza de noticias, al objeto de que Hubbard se percatara de sus cualidades.
Era posible que Charley le repitiera a su patron la noticia confidencial del Departamento de Policia.
Caso de hacerlo, justificaria su proceder alegando que lo habia hecho por los dos, para conseguir un aumento de sueldo, para abrirse camino y alcanzar una posicion desahogada.
O tal vez disimular la traicion afirmando que el no le habia dicho ni media palabra a Sky Hubbard, que el comentarista ya se habia enterado del secuestro a traves de alguno de sus numerosos espias pagados, aquellos a quienes los mercaderes de sensacionalismo suelen calificar de 'fuentes no identificadas'.
Se avergonzo de no confiar en su Charley, pero tenia que pensar en su propia situacion y en la confianza que en ella depositaban los amables oficiales como el capitan Culpepper. Decidida a enmendar su error, a decirle a Charley que se habia equivocado en lo que le habia dicho, que habia leido erroneamente el mensaje del boletin, que no habian secuestrado a Sharon Fields, llamo al despacho de Charley.
El telefono estaba comunicando. Llamo una vez y volvio a llamar sin lograr establecer comunicacion.
Le contestaron a la cuarta vez. Una secretaria le dijo que lo sentia pero que el senor Owen habia salido.
Marion colgo el telefono lentamente.
Rezo para que la salida de Charley no tuviera nada que ver con Sharon Fields.
Y despues se pregunto quien podria ser el insensato capaz de secuestrar a una persona tan famosa como Sharon Fields.
Al volante de la camioneta de reparto sin leyenda alguna, Howard Yost piso el freno al llegar al semaforo en rojo del cruce del paseo Sunset y la autopista de la Costa del Pacifico.
Desde Arlington hasta Los Angeles, el trafico habia sido muy denso, y habia aumentado mas si cabe al llegar a la zona en que el paseo Sunset confluia con la autopista de la playa.
Casi todos los automoviles llevaban tablas de 'surf' amarradas a la capota, y a cada semaforo en rojo Yost envidiaba a los muchachos que pronto se divertirian en la arena y el agua, en un dia tan bochornoso como aquel.
Se preguntaba que estarian pensando de el. Probablemente sentirian lastima por aquel pobre conductor de camioneta que tenia que trabajar en dia de fiesta, eso si es que los chiquillos se molestaban en echarles un vistazo a los mayores y eran capaces de sentir lastima.
Al llegar al mar, Yost empezo a sentir lastima de si mismo por estar pasando los apuros que estaba pasando en el transcurso de un dia destinado al descanso teniendo que emprender una mision tan potencialmente arriesgada.
Al detenerse ante un semaforo, vio la playa de Santa Monica parecida a un hervidero de bronceados cuerpos semidesnudos y experimento la tentacion de abandonar el vehiculo, comprarse unos calzones de bano y reunirse en la playa con todos aquellos despreocupados hijos del sol.
Penso automaticamente en Nancy y Timothy.
En aquellos momentos ya habrian regresado de Balboa y se pregunto si Elinor les habria traido a esta playa si se encontrarian entre toda aquella gente.
Pero entonces penso que no era probable.
A Elinor no le gustaban las aglomeraciones de gente y seguramente estaria trajinando por la casa y Nancy y Timothy se habrian ido a casa de los Manyard para jugar con los hijos de estos y utilizar la piscina que estos vecinos acababan de instalar.
Yost escucho un claxon a su espalda y se percato entonces de que el semaforo habia cambiado a verde.
Enfilando la autopista de la Costa del Pacifico y siguiendo el carril de mas a la derecha, avanzo en direccion norte.
E inmediatamente experimento dos transformaciones psiquicas.
Su estado de hipnosis cedio el lugar a una sensacion casi dolorosa de cansancio.
Hacia mucho tiempo que no se sentia tan nervioso y agotado, desde la epoca en que jugaba al futbol americano.
Estaba seguro de que no se trataba de miedo ni de nada parecido al miedo.
Las personas que se dedicaban a su profesion estaban familiarizadas con las probabilidades -probabilidades basadas en estadisticas actuariales en las que se establecian las tarifas de los seguros de vida-y el hubiera estado en condiciones de recitar todas las probabilidades relacionadas con la muerte por enfermedad de un hombre de cuarenta anos, las probabilidades que se tienen de resultar herido por un ladron, las probabilidades que tiene uno de fracturarse la pierna al meterse en la banera.
Si morias por accidente, habia dos probabilidades contra una de que ello se debiera a un accidente de trafico (con tres probabilidades contra una de que ello le ocurriera a un hombre y no ya a una mujer), y tenias siete probabilidades contra una de morir de una caida y seis contra una de morir en un incendio o bien ahogado.
Pues, bien, habia calculado las probabilidades de que Felix Zigman les traicionara, hablara con la policia y entregara la vida de Sharon Fields a cambio de apresar a un secuestrador.
Habia una probabilidad contra mil de que Zigman no cumpliera con la palabra dada.
