– Si, como de costumbre. Estas cuestiones de los secuestros son siempre muy delicadas. Y esta mas que ninguna. Se trata de alguien muy famoso.
Es el secuestro mas importante que se produce desde que Bruno Hauptmann secuestro al pequeno de los Lindbergh en 1932.
– Estoy de acuerdo contigo -dijo Trigg muy impresionado-. ?Vas a comunicarselo a Wescott?
– Todavia no. Quiero saber algo mas. De todos modos, el y los del FBI intervendran en esto automaticamente dentro de veinticuatro horas.
Pero, dadas las circunstancias, me parece que el caso se habra resuelto, para bien o para mal, antes de que transcurran las veinticuatro horas.
Se lo notificare a Wescott en cuanto no tenga mas remedio que hacerlo. En estos momentos, Willie, muchacho, el asunto es nuestro. Y tenemos que actuar con rapidez.
– ?Como es posible que la informacion sea tan esquematica? -pregunto Trigg consultando de nuevo el cuaderno.
– Ya te lo he dicho. Porque por telefono no ha querido decirme mas y no desea perder el tiempo. Deposito el dinero para que pudieran recogerlo pasada la una.
Desde entonces, este Zigman y la secretaria personal de la Fields, una tal Nellie Wright, han descubierto algo, una especie de clave -no ha querido decirme de que se trata-que les hace temer no poder manejar el asunto solos.
Por el bien de la victima estaban dispuestos a seguir las normas, e interpretar un papel pasivo y confiar en los secuestradores. Pero ahora han descubierto algo que les tiene muy preocupados.
Temen estar solos. Solicitan nuestra ayuda inmediata en lo que acaban de descubrir.
Por consiguiente, he pensado que sera mejor que tu y yo nos dirijamos al lugar donde esperan Zigman y la Wright -se encuentran en la residencia de la victima en Bel Air-, averiguemos lo que podamos y veamos despues lo que puede hacerse.
– Vamos alla.
Trigg hizo ademan de dirigirse al ascensor pero Culpepper le detuvo.
– Todavia no. Tenemos que prever la posibilidad de que el caso se complique en cuestion de horas. Quiero preparar el terreno, tenerlo todo a punto y dispuesto a ponerse en marcha inmediatamente si el caso lo requiriera.
El jefe me ha concedido un presupuesto ilimitado, que demonios, Sharon Fields debe ser una de las seis personas mas importantes de este pais.
– Del mundo. ?Que quieres que haga?
– De momento le dejare a Marion una sinopsis en “Clets” para que pueda transmitirse inmediatamente si fuera necesario, y despues me trasladare en seguida a la residencia de la Fields.
El jefe me ha encomendado la direccion de este asunto y a ti, Wilson, muchacho mio, te nombro mi ayudante de campo. Primero quiero que hagas una cosa aqui y despues quiero que me acompanes a Bel Air.
– A tus ordenes, Chet.
– Vete a mi, escritorio y organiza un equipo de urgencia. Simplemente los hombres que basten para encargarse de lo mas esencial, labor de investigacion, llamadas que puedan producirse, ya lo sabes.
Empecemos con diez hombres. Informales a partir de las notas de mi cuaderno. -Culpepper arranco la hoja escrita, se la entrego a Trigg y se quedo con el cuaderno-. Informales y despues ordenales que callen la boca.
Que no hablen ni hagan nada hasta que les demos instrucciones. Limitate a preparar el equipo para que este dispuesto a actuar de inmediato. -Miro el reloj de pared-. Por ahora, es suficiente.
Esta pasando el tiempo. Vete a mi escritorio. En cuanto estes listo, reunete conmigo en Bel Air. Ya tienes la direccion.
Trigg se despidio con un saludo militar.
– Si, senor. A mi que me habia parecido un Cuatro de Julio muy aburrido y ahora resulta que va a haber fuegos artificiales.
– Espero que sean de los buenos. Se trata de un asunto terrible, Willie. Adelante y buena suerte.
Trigg giro en redondo y se alejo a toda prisa de la Seccion de Robos y Homicidios.
Culpepper le observo pensativo unos momentos y despues rodeo la esquina en direccion a los ascensores.
Minutos mas tarde, al llegar al segundo piso, avanzo por el pasillo hacia las oficinas de la Cadena de Informacion Automatizada del Departamento de Policia de Los Angeles. Una vez dentro y rodeado por la fantastica ferreteria del Sistema Automatizado de ordenes de Busqueda, se sintio como se sentia siempre que entraba en aquel lugar: como un chiquillo en libertad en una tienda de juguetes en visperas de Navidad.
Recorriendo las distintas estancias sin apenas prestar atencion a las computadoras IBM, a las pantallas visuales y a los equipos de cintas magneticas en las que varias especialistas, estaban grabando ordenes de busqueda, Culpepper entro en el reducido despacho en el que la unica empleada que estaba de servicio aquel dia de fiesta, se hallaba sentada ante el impresionante teletipo electronico Scantlin, la maquina magica en la que su hoja seria trasladada a una cinta perforada que transmitiria el mensaje a todo el Estado e incluso a toda la nacion.
La empleada sentada ante la maquina era Marion Owen, una joven morena de rostro muy serio y bonitas piernas. Tenia treinta y tantos anos, era muy introvertida, poseia una extraordinaria capacidad mecanica y parecia que no fuera a casarse, hasta que la habia cazado ultimamente un ambicioso periodista, algo mas joven que ella, que la admiraba por su inteligencia y sus dotes de buena cocinera.
Culpepper habia asistido a la breve ceremonia de la boda para demostrarle al novio que su novia tenia amigos, amigos que ocupaban altos cargos.
– Hola, Marion -dijo saludandola-. ?Como esta la recien casada? Ella levanto la mirada del libro que estaba leyendo y lo aparto rapidamente a un lado.
– Hola, capitan. Muy bien, gracias. Con Charley me va todo a las mil maravillas. Lo que hoy quisiera es tener un poco mas de trabajo.
– Es posible que lo tenga, es muy posible.
– ?Se esta fraguando alguna cosa? Olvidandose de la conversacion social, Culpepper le entrego sombriamente el mensaje que su secretaria habia redactado en la hoja perforada a partir de sus notas.
– Es un boletin que tengo preparado para el “Clets”. Pero de momento no quiero que lo transmita.
Quiero que me lo tenga preparado, ?comprende? Voy a hacer unas gestiones y tal vez dentro de una hora ya sepa si es necesario transmitirlo o no.
– ?A Sacramento y a Washington?
– No puedo decirselo todavia. Pero pronto lo sabra. Recuerde una cosa, Marion, “no” debera transmitirlo hasta que yo se lo ordene directamente. ?Me ha entendido?
– Si, senor. No transmitire ni una palabra hasta que usted me lo ordene.
– Muy bien. Ahora sera mejor que me vaya en seguida.
Culpepper se dirigio apresuradamente hacia la salida y Marion le saludo carinosamente con un gesto de la mano. Apoyando un codo sobre el borde del teletipo electronico Scantlin, con el mensaje en la mano y sin molestarse en leerlo, Marion Owen se sintio de repente mucho mejor.
Habia sido un dia muy solitario y aburrido, teniendo que trabajar en dia de fiesta cuando casi todo el mundo se habia marchado por ahi a divertirse.
El dia hubiera resultado doblemente aburrido si Charley hubiera estado libre y ella se hubiera visto obligada a acudir al trabajo.
Afortunadamente, deseoso de causar buena impresion a su nuevo patron, Charley se habia prestado voluntariamente a sustituir a uno de los veteranos redactores del equipo de Sky Hubbard, se habia desplazado muy temprano a los estudios de television, y probablemente seguiria trabajando cuando ella regresara a casa.
A Marion Owen le gustaba su trabajo en la Cadena de Informacion Automatizada del Departamento de Policia, pero solo cuando se trataba de dias muy ajetreados. Le encantaba recibir aquellos boletines ya digeridos, en los que se describia a las victimas de los delitos o a algun desertor de la justicia y transmitirlos a traves del “Clets”, es decir, del California Law Enforcement Teletype System.(1)
Siempre procuraba imaginarse las reacciones del personal de los demas extremos de las lineas directas, desde el “Clets” de Sacramento y el Departamento de Vehiculos Motorizados de Califomia, hasta el Centro de Informacion
