– Entonces no tienes por que preocuparte, Sharon. Tengo tu palabra. Tu tienes la mia. -Dejo el cigarrillo, se puso el guante, tomo los papeles y el boligrafo y le senalo a Sharon la mesa-. Vamos a escribir la ultima nota. A pesar de que no soy partidario de ello, no he tenido mas remedio que acceder.

Creo que esta nota puede considerarse el billete de tu libertad. Te conviene escribirla.

– De acuerdo, estoy dispuesta.

Sharon se levanto, apago la colilla del cigarrillo y siguio a Malone hasta la mesa del tocador. Malone le ofrecio una silla y ella se sento. Despues tomo otra silla, le coloco delante una hoja de papel en blanco y le entrego el boligrafo. Ella lo tomo con mano temblorosa.

– Estoy muy nerviosa -dijo-. Espero que no sea una nota muy larga. No se si podria escribirla.

– No es excesivamente larga. Podras hacerlo. Lo haremos en seguida.

Ella espero con la punta del boligrafo apoyada sobre el papel mientras el desdoblaba el borrador.

– ?Preparada, Sharon?

– Todo lo que pueda estar.

– Dime si voy demasiado aprisa o demasiado despacio.

– Si.

– Ahi va. -Empezo a dictar lentamente-.

'Al senor Felix Zigman.

Confidencial.

Querido Felix.

Estas son las instrucciones finales que deberas seguir exactamente si quieres volverme a ver.

El dia de la entrega sera el viernes, 4 de julio. Toma la autopista de la Costa del Pacifico en direccion norte, gira al paseo Topanga Canyon, gira despues a la izquierda y avanza por la calle Fernwood Pacific por espacio de unos diez minutos hasta que veas la entrada del Templo del Fuego de la Luna, sigue avanzando unos tres kilometros hasta que veas una gran roca de piedra arenisca a la izquierda, llamada Fortress Rock.

Enfila el camino del costado sur de la Fortress Rock, avanza a pie unos 20 pasos y deposita las dos maletas detras de la roca de tal forma que no puedan verse desde la carretera.

Hazlo entre las doce del mediodia y la una y abandona el lugar inmediatamente. Por favor…

– Espera, maldita sea -le interrumpio ella-, me he armado un lio con esta ultima frase. Soy un desastre. Dejame tacharla.

– No te pongas nerviosa. -Espero a que la tachara-. Volvere a repetirte la ultima frase. ?Preparada? Ahi va: 'Hazlo entre las doce del mediodia y la una y abandona el lugar inmediatamente'. -Se detuvo-. ?La has escrito?

– Si, creo que si. Me tiembla tanto la mano que mi caligrafia resulta ilegible.

– Ya casi hemos terminado. Ya hemos escrito lo mas importante. Ahora solo tenemos que recordarle que tu seguridad depende de que no se lo comunique a la policia.

– Y de que no procure ganar tiempo -le dijo ella.

– Muy bien -dijo Malone consultando el borrador-. Pasemos a la siguiente frase.

'Por favor, no informes de ello ni a la policia ni a la prensa'.

– Lo pondre mas claro para que sea mejor. No se, algo asi como que aparte los impedimentos y no gaste tiempo estudiando las noticias porque asi adelantaremos.

– Muy bien, ponselo todo lo claro que puedas. Yo lo revisare para comprobar que quede muy claro.

Sharon empezo a escribir pero despues se detuvo.

– Quisiera decirle que me pondran en libertad el viernes y que permanezca en mi casa de Bel Air esperando mi llamada.

Malone vacilo recordando que Brunner tendria que abandonar la ciudad, con su mujer y cunada, antes de la puesta en libertad de Sharon.

– Bueno, sera mejor que no se lo digas con mucha seguridad. Es posible que por distintos motivos no podamos soltarte hasta el dia siguiente, es decir, el sabado.

– Pero, ?seria el sabado dia 5? -pregunto ella muy inquieta.

– Lo mas tarde -repuso Malone.

– Pues, ?por que no le digo que me pondran en libertad el sabado lo mas tarde? Entonces Felix no se pondra nervioso y no temera que le hayais traicionado.

– Creo que seria mejor.

Ella empezo a escribir, maldijo por lo bajo y dejo el boligrafo nerviosa.

– Es horrible -dijo-, quisiera llorar. Tengo los nervios de punta. Casi no puedo dominar la mano. Fijate. -Le mostro la hoja de papel-. Si ni yo misma me reconozco la caligrafia, ?como podra Felix reconocermela? Tal vez crea que no la he escrito yo. Apenas resulta legible.

El leyo la nota vacilando.

– No se, “es” un poco dificil.

– Dejame copiarla de nuevo. Debo hacerlo. Para que pueda entender las instrucciones y este seguro de que la he escrito yo y estoy con vida.

Malone se miro el reloj.

– Se nos esta haciendo tarde.

– No tardare demasiado. Necesito diez minutos o un cuarto de hora para calmarme un poco y recuperarme. Entonces la volvere a escribir con mucho cuidado. Dentro de treinta o cuarenta minutos habre terminado.

– Muy bien, Sharon, hazlo. Tranquilizate un poco y terminalo.

Hay mas papel y un sobre. -Se levanto-. Regresare dentro de tres cuartos de hora. ?Te parece bien?

– Ya habre terminado. Quiero que se envie cuanto antes.

Le devolvio el beso a Malone y espero a que este saliera del dormitorio. Oyo que sus pisadas se alejaban por el pasillo.

Finalmente se volvio de nuevo hacia la mesa, tomo otra hoja de papel y empuno e boligrafo. Tras reflexionar unos instantes, acerco el boligrafo al papel. Con cuidado y mano firme, empezo a escribir.

Era el 4 de julio mas caluroso que Felix Zigman podia recordar.

Secandose la frente con un panuelo de seda e inclinandose hacia adelante para despegar la camisa de la tapiceria de cuero de su Cadillac, Zigman se reprendio a si mismo por haber olvidado mandar revisar el acondicionador de aire (tantas cosas habia olvidado en el transcurso de la pesadilla que llevaba viviendo estos dias) y espero impacientemente que Nellie Wright pulsara el boton para que se abriera la verja del Camino Levico de Bel Air.

Inclinado sobre el volante, esperando lo que se le antojo una eternidad, comprendio lo agotado que se sentia.

Se pregunto que temperatura debia hacer. Por la forma en que estaba sudando, diriase que estaban a mas de 40 grados, pero entonces ello no se debiera al calor y la humedad. Probablemente no estaban a mas de 35 grados y el calor que estaba experimentando se debia a la presion a que habia estado sometido aquella manana, a causa de los acontecimientos que se habian sucedido y, especialmente, a la actividad que habia estado desarrollando en el transcurso de las ultimas dos horas.

Aquella manana, estando todo cerrado y habiendose marchado todo el mundo a pasar el fin de semana fuera, habia esperado en el vestibulo del edificio de sus oficinas la llegada de la carta urgente, temeroso de que esta no llegara, pensando angustiado en lo que tendria que hacer cuando la recibiera.

La carta urgente habia llegado a las diez y diez de la manana. Zigman habia subido en el ascensor hasta el quinto piso, se habia encerrado en sus oficinas vacias y habia leido atentamente la segunda nota de rescate escrita por Sharon.

La habia leido tres veces antes de llamar a Nellie y leersela apresuradamente por telefono.

– Gracias a Dios -dijo esta-.

Saldre con tiempo. Cuando abandone la autopista de la Costa del Pacifico no conozco el camino. Pero me parece que las instrucciones estan muy claras.

Las instrucciones habian resultado clarisimas. Al principio, al enfilar Topanga Canyon, se habia preocupado por la posible presencia de turistas, visitantes y motoristas.

Pero, al llegar a la calle Fernwood Pacific y ascender con su vehiculo por el empinado camino montanoso, el trafico se habia reducido.

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