A principios de esta semana, cuando ya habiamos terminado, yo me estaba vistiendo y me sentia de muy buen humor y empece a contarle no se que de mi mujer.

Sin mencionarle su nombre, claro. Le estaba diciendo lo sorprendida que estaba mi mujer de mis conocimientos y de mi habilidad en las reparaciones domesticas.

Empece a imitar la voz de mi esposa y, sin darme cuenta, le dije mi nombre tal como lo pronuncia Thelma y comprendi, cuando ya era tarde, que se lo habia dicho.

Me inquieto mucho pero ella me juro que no lo habia oido. Confie en su palabra.

Mas tarde pense que, aunque lo hubiera oido, no tenia por que preocuparme. ?Para que iba ella a decirselo a nadie? ?Quien soy yo al fin y al cabo?

– ?Que quien eres tu? -repitio Shively-. Eres el mas estupido de nosotros si piensas que ella se iba a guardar la informacion.

– Bueno, en tal caso, sere el unico que sufrira las consecuencias de mi error -dijo Brunner con cara de martir-.

Ella no conoce vuestros nombres ni sabe quienes sois. Eso hemos podido establecerlo con toda certeza.

Por consiguiente, vosotros tres estais a salvo.

Shively sacudio la cabeza con un gesto de disgusto y se dirigio a Yost.

– Howie, dile lo estupido que es para ser un tipo con estudios universitarios. -Volvio a mirar a Brunner-.

Conque eres el unico que corre peligro y los demas estamos a salvo, ?eh? Santo cielo, me cuesta creer que seas tan estupido ?Que crees que sucedera cuando recojamos el dinero el viernes y la pongamos en libertad? Yo no soy escritor como nuestro imaginativo Malone, pero eso si te lo sabre contar.

La soltamos. La dejamos en libertad. Llama a su representante o a quien sea. Corren a recogerla.

Y, ?adonde van luego? Directamente a la policia como una bala que saliera de un canon. Si, directamente a la policia. Cuenta lo que le ha ocurrido y todo lo que sabe, que eramos cuatro pero que solo conoce el nombre de uno de nosotros, el del senor Leo Brunner.

Muy bien, y, ?que ocurre despues? Que la policia empieza a hacer averiguaciones, localiza su casa y su despacho, rodea ambos sitios y apresa a nuestro amigo el senor Brunner. -Shively se volvio para mirar al angustiado perito mercantil-. Muy bien, ya te tienen, senor Brunner.

Te piden que seas buen chico y hables. Tu no lo haces. Dices que ha habido un error. Preparan una rueda de tios. Ella te identifica incluso sin el disfraz. Pero tu sigues diciendo que no has tenido nada que ver con eso.

Entonces te someten al tercer grado, porque quieren que hables y les facilites los nombres de los demas, nuestros nombres. Te meten en una habitacion con una luz cegadora sobre la cara, sin comida, sin agua, sin cuarto de bano, te mantienen despierto veinticuatro horas, cuarenta y ocho horas.

– No -protesto Brunner-, esas cosas ya no se hacen. Hablas de cosas que ves en las peliculas. Hoy en dia, los oficiales de las fuerzas del orden son muy humanos y todos los ciudadanos tienen sus derechos.

– Santo cielo, ?como demonios se puede seguir hablando con alguien tan estupido e ingenuo como tu, Leo? ?Como crees que interrogabamos a los prisioneros en el Vietnam? ?Como crees que hizo cantar la policia a algunos amigos mios acusados de traficar con drogas y otras cosas en Tejas y Los Angeles? Te estaba contando lo mas delicado, Leo, y no toda la verdad porque se que no tendrias el valor de soportarlo. ?Que es lo que dice uno cuando le arrancan las unas? ?O le dan nueve o diez rodillazos contra los testiculos? ?O le queman la piel con el extremo de un cigarrillo? Uno dice muchas cosas.

Uno canta. Uno habla. Y habla mucho. Y lo que tu les dirias serian los nombres del senor Howard Yost, del senor Adam Malone y de un servidor, el senor Kyle T. Shively.

Y entonces van y nos detienen por secuestro, extorsion y violacion. Y ninguno de nosotros vuelve a ver jamas la luz del sol.

Brunner habia empezado a sudar.

– Eso no ocurriria jamas -juro-. Aunque ella hablara, yo no lo haria. Moriria antes que revelar vuestros nombres.

Shively solto un grunido e hizo una concesion.

– Muy bien, supongamos que no hablas. Supongamoslo. Eso no lo sabriamos hasta que la policia te echara el guante.

Pero no eres tu quien me interesa. No se trata de ti, Leo. No es lo que tu digas lo que importa.bLo que importa es lo que diga ella.

Si no pudiera hablar, habriamos solucionado el problema. Entonces tu estarias a salvo. Yo estaria a salvo.bHowie y Adam estarian a salvo.

Si no consigue revelarle tu nombre a la policia, estaremos todos a salvo y seremos ricos y nos lo pasaremos muy bien. ?Me has entendido?

– No -dijo Brunner con voz temblorosa-, no estoy seguro de haberlo entendido.

– Habla claro -le dijo Yost.

Shively contesto mas tranquilo y confiado.

– Todos estamos metidos en esto y vais a escuchar a vuestro amigo Shiv. Yo me pase algun tiempo en el Vietnam, ?comprendeis?, y aprendi muchas cosas acerca de la supervivencia y creo que sera mejor que me hagais caso.

Alli jamas nos fiabamos de nadie -y al decir de nadie me refiero a cualquier persona que estuviera viva y tuviera una edad comprendida entre los siete y los setenta anos-, no nos fiabamos de nadie de quien sospecharamos que supiera mas de la cuenta y pudiera meternos en algun lio.

Les saltabamos la tapa de los sesos, ?sabeis?, y entonces ya no quedaba nadie que pudiera hablar y decir cosas feas de nosotros. -Se detuvo significativamente-. La situacion es la misma.

Zona de combate. O ella o nosotros. Por consiguiente, con la mayor elegancia posible, os digo apelando a vuestro sentido comun que, en cuanto haya escrito la nota, nos libremos de ella.

Desaparecera con la misma facilidad con que se chasquean los dedos. Nos libramos de ella y nos libramos del problema. Ya esta, muchachos.

– ?No! -exclamo Brunner aterrado-. No lo dices en serio, Kyle. Nos estas tomando el pelo.

– Senor Brunner, yo no gasto bromas. O ella o nosotros.

– No, me niego a intervenir. ?Un asesinato a sangre fria? Has perdido el juicio. No, jamas lo consentire. -Se le habia puesto la cara de color ceniciento-.bParticipar en el secuestro y despues en la violacion y el rescate, ya son delitos graves que pesan sobre nuestras conciencias.

Malone estaba demasiado sobrecogido y no se atrevia a hablar, pero penso que ya era hora de que le escucharan.

– Estoy con Leo en todo.

El secuestro es el limite maximo. El asesinato esta excluido. Tanto si nos metemos en un lio como si no, yo no me manchare las manos de sangre.

Shively le miro despectivamente y despues se dirigio a Yost.

– Tu eres mas practico que nuestros amigos, Howie. ?Que dices a eso?

Yost se removio inquieto.

– Desde luego, comprendo tu punto de vista, Shiv. Nos encontramos en una situacion muy apurada. Pero, francamente, considerando todos los pros y los contras, me pongo del lado de Leo y Adam. No creo que sea necesario matarla. Ante todo, se trata de un crimen castigado con la pena de muerte.

– ?Has oido hablar alguna vez de la ley Lindbergh?

– En cierto modo, el asesinato es peor -dijo Yost-. En segundo lugar, tal vez nos convenga tenerla viva.

Quiero decir que, si ocurriera algun contratiempo una vez hubieramos recogido el dinero del rescate, podriamos conservarla en calidad de rehen para protegernos.

– Cuando la soltemos, ya estara en libertad. Y estaremos en peligro por causa de Leo.

– Yo estoy pensando otra cosa -dijo Yost-. Si recogemos el dinero y descubrimos que nos han seguido o algo asi, mientras la tengamos viva, estaremos a salvo.

Aunque tengamos que ocultarnos de nuevo con ella o hacer otro trato.

– No lo veo muy claro -dijo Shively-. Mientras este viva, podra revelar el nombre de Brunner y, tanto si este quiere como si no, la ley se nos echara encima.

– Bueno, si se diera ese caso, hay otras dos soluciones menos drasticas -dijo Yost.

Malone comprendio, al escucharle, que Yost se esforzaba por mostrarse conciliador y, al mismo tiempo, llegar a

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