– Vamos, Shiv -dijo Yost haciendo un gesto despectivo-, ?como quieres que me utilizara? Lleva dos semanas encerrada las veinticuatro horas del dia en aquella habitacion.

– No se -dijo Shively esforzandose por pensar-. No me gusta. Estoy empezando a experimentar aquella sensacion que experimentaba en el Vietnam siempre que intuia la necesidad de volver la cabeza por si me acechaba algun peligro.

Creo que no me fio de esta perra. Tal vez esperaba que dejaras puesta alguna etiqueta que le permitiera descubrir donde habias estado.

– Lo revise todo -dijo Yost-.

Pero, aunque averiguara donde habiamos estado -me refiero a la ciudad-, ?de que iba a servirle eso?

Shively se puso vacilantemente en pie.

– Te digo que no me gusta -repitio obstinadamente-. Tal vez haya averiguado alguna otra cosa.

Desde luego que, como haya averiguado algo mas, de aqui no sale. Voy a revisar todo lo que le trajisteis para asegurarme.

– Dejala en paz, Kyle -dijo Malone poniendose en pie-. No armes un alboroto por nada. No podras encontrar nada. No la asustes ahora que la necesitamos para que nos escriba la ultima nota de rescate.

– Voy a efectuar una inspeccion, muchacho, por consiguiente, no te interpongas en mi camino.

Shively salio al pasillo y se dirigio al dormitorio. Abrio la puerta y entro seguido de Yost y Brunner.

Malone se habia quedado rezagado y espero fuera, dudando entre si intervenir o no. Llego a la conclusion de que seria mejor no contrariar a Shively, dado que le constaba que este era victima de un acceso de paranoia intensificada a causa del exceso de bebida, y no conseguiria encontrar nada que fuera sospechoso.

Una vez cesaran sus temores paranoicos, se calmaria y todo seguiria igual que antes. Malone observo la escena.

Shively se habia plantado en el centro del dormitorio y estaba mirando a su alrededor como si fuera la primera vez que lo viera.

Alarmada ante su comportamiento, Sharon se habia levantado de la tumbona y se habia acercado rapidamente a Shively.

– ?Que ocurre? ?Sucede algo?

– ?A ti que te importa, perra? -Empezo a examinarla-. Jamas te habia visto con estas ropas. ?De donde las has sacado? Ella se aliso la falda marron, miro a Yost con aire preocupado y le dijo a Shively:

– Tu amigo tuvo la amabilidad de traerme un poco de ropa para cambiarme.

– Ya. ?Y donde tienes los otros trapos?

– Pues, en aquellos cajones. Ya te lo ensenare.

Fue a dirigirse hacia la comoda pero Shively la agarro por el brazo y la empujo.

– Apartate de mi camino -le dijo.

Se dirigio con paso vacilante hacia los cajones y los abrio uno tras otro. Rebusco entre el escaso guardarropa y volvio del reves algunas prendas arrojandolas despues al suelo. Cuando hubo terminado, se dirigio al cuarto de bano dando traspies.

Brunner se acerco a Sharon bizqueando y le dio unas palmadas en el hombro para intentar consolarla.

– No te preocupes -le murmuro con voz pastosa-. Esta revisando las cosas antes de soltarte.

Ella asintio en ademan de gratitud pero espero nerviosamente la reaparicion y el veredicto de Shively.

Procedentes del cuarto de bano, se escuchaban los rumores de los distintos articulos de tocador, del armario botiquin abriendose y cerrandose de golpe y de alguna cosa al caer al suelo.

Al final, Shively emergio claramente decepcionado y con las manos vacias. La miro enfurecido y entonces descubrio el monton de libros y revistas.

Ella se adelanto automaticamente para impedirle el paso, y demostrarle que era valiente y no tenia nada que ocultar.

– ?Que buscas? -le pregunto-. Tal vez pueda ayudarte.

Shively se enfurecio inesperadamente.bFue a apartarla a un lado pero de repente la agarro por los hombros y empezo a sacudirla.

– Si, seguro que quieres ayudarnos, perra embustera. Nos has mentido a todos diciendonos a cada uno que estabas enamorada, grandisima perra. Intentando ablandarnos. -Volvio a sacudirla con violencia-. ?Que sabes de nosotros? ?Que sabes y que vas a contarle a la policia?

– ?Nada, ni una sola cosa, lo juro! -Forcejeo por librarse de el, pero sus manos la agarraron por la garganta.

Se asfixiaba y le grito-: Detente, me estas ahogando.

– Te estrangulare como sigas mintiendome. Empieza a hablar, y rapido, y cuentanos toda la verdad. ?Por que nos enganaste a todos y le dijiste a cada uno de nosotros que era el mejor? ?Por que le pediste al tonto de mi amigo que te comprara ropa sin que los demas lo supieramos?

– Vamos, hombre, eso no es verdad -protesto Yost.

Shively no le hizo caso y siguio apretando la garganta de Sharon con los dedos.

– Voy a darte tu merecido, grandisima puta. A mi no vas a enganarme. Estos tios llevan casi dos semanas acostandose contigo y gimiendo encima tuyo, y no vayas a decirme que no intentabas conseguir algo a cambio.

Creiste que podrias ganarte su confianza y averiguar muchas cosas que despues pudieras contarle a la policia.

Pues, muy bien, sera mejor que me digas lo que sabes porque, de lo contrario, te mato de una paliza. Ya estas hablando.

– ?No hay nada! Estas loco.

Shively se enfurecio, le solto la garganta y le cruzo el rostro de una bofetada.

Al recibir el golpe, Sharon tropezo, perdio el equilibrio y cayo al suelo. Se quedo acurrucada viendole acercarse, seguido de Brunner y Yost. El la miro con el rostro livido de furia.

– O escupes la verdad o te la saco de la maldita boca a patadas.

– No, no -le imploro ella levantando el brazo para protegerse la cara.

– Lo has pedido y lo tendras. Echo el pie hacia atras y, en aquellos momentos, Brunner se acerco a el como para distraerle.

– Por favor-, por favor -dijo Sharon buscando a un posible protector-, senor Brunner, ?digale que no se nada!

Shively la miro con ojos helados y despues miro al confuso perito mercantil.

– Ah, conque “senor Brunner”, ?eh? Al final, hemos averiguado la verdad. “Sabe” el nombre de uno de nosotros. Solo queria saber eso, solo eso.

– Le volvio a Sharon la espalda y se encamino con Yost y Malone hacia el pasillo, sacudiendo la cabeza satisfecho-.

Muy bien, me parece que tendremos que pedirle al senor Brunner ciertas explicaciones, ?verdad? Vamos -dijo al llegar junto a la puerta.

El paralizado Brunner se movio, le dirigio a Sharon una mirada de conejo asustado y se encamino con paso vacilante hacia la puerta siguiendo a los demas.

Sharon Fields permanecio tendida en el suelo en el mismo lugar en que habia caido, mirandoles como mira un acusado al jurado que se retira para deliberar acerca de su destino.

Veinte minutos mas tarde, encontrandose los demas sentados y el de pie, Shively dio por concluido el implacable interrogatorio a que habia sometido a sus consocios del Club de los Admiradores.

Se habia serenado bastante, pero ahora ya se estaba preparando otro whisky. Ingirio un buen trago, se lamio los labios y poso el vaso sobre la mesa de cafe.

– Muy bien, hemos llegado a la siguiente conclusion -dijo-. Por lo que recordamos, la senora desconoce el nombre de Yost, el de Malone y el mio, y no sabe de nosotros nada en absoluto.

Por consiguiente, has sido tu, Leo. Eres el unico que nos ha descubierto y le ha facilitado una pista.

– Ya te lo he dicho, no se como ocurrio -dijo Brunner sacudiendo la cabeza asombrado-. Se me escapo.

– ?Estas seguro de que no te provoco ni intento enganarte? ?Estas bien seguro?

– Completamente seguro. Ella no tuvo la culpa. Fue un desliz, un accidente. Como es logico, lo recuerdo muy bien.

Вы читаете Fan Club
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату