– ?No quiero oir mas! -gimio y se volvio hacia los demas chillando histericamente-. ?Nos van a encontrar! ?Tenemos que marcharnos de aqui en seguida, librarnos de ella, soltarla, tenemos que marcharnos de aqui, largarnos, desaparecer!

Shively extendio ambas manos y agarro a Brunner por la pechera de la camisa, zarandeandole y levantandole casi en vilo.

– ?Callate, estupido, calla la maldita boca!

Al verse amenazado, Brunner enmudecio.

– Asi esta mejor -dijo Shively soltandole-. No se como se habra averiguado esta historia pero no basta para perjudicarnos. Si hubiera habido algo mas, nos hubieramos enterado. Por consiguiente, tranquilizaos y escuchadme.

Que alguien le haya hablado del secuestro a este tio de la television no significa que se sepa quien lo ha hecho ni donde estamos. ?Como podrian saberlo? No pueden.

Estamos tan a salvo como antes. Nos quedaremos aqui hasta que Howie regrese con el dinero. Cuando tengamos la pasta en nuestro poder, podremos largarnos.

– ?C-cuando? -pregunto Brunner.

– Te digo que te calmes. Esta noche. Nos repartimos el dinero y nos largamos esta misma noche. ?Estas ya mas tranquilo?

– S-si.

– Y sera mejor que no apaguemos el aparato -le dijo Shively a Malone.

– Sera mejor -repitio Malone dirigiendose al aparato.

Shively miro a su alrededor y vio que Brunner estaba retrocediendo y se disponia a abandonar la estancia.

– Pero, ?a donde vas? -le pregunto con aspereza.

Brunner empezo a temblar y le senalo el comedor con el dedo.

– A la cocina, a la cocina, sera mejor que me prepare un trago fuerte.

– Muy bien, hazlo y, cuando hayas terminado, vuelves aqui en seguida para que podamos vigilarte.

– Si, si -dijo Brunner-, vuelvo en seguida.

Shively contemplo a Brunner mientras este salia de la estancia y sacudio la cabeza.

– Sera tonto.

Malone habia acercado una silla al televisor.

– Eso no me gusta nada, Kyle.

– A mi tampoco -dijo Shively acercandose tambien una silla-. Pero, si procuras no perder la cabeza, comprenderas que nada ha cambiado. Se ha divulgado la noticia.

La han secuestrado, ?y que? Es lo unico que saben. Estamos a salvo hasta esta noche. Podremos marcharnos de aqui sin dificultades y con los bolsillos llenos, pero solo si no perdemos la cabeza.

– Vuelve Sky Hubbard -dijo Malone senalando la pantalla-. Vamos a ver que dice.

Sky Hubbard repitio una vez mas la noticia.

Shively solto un grunido.

– Las mismas tonterias de siempre. No tienen ni la menor idea. No hay motivo para que nos preocupemos.

– Creo que tienes razon -dijo Malone.

Shively miro a su alrededor.

– Oye, ?donde demonios se ha metido este atontado? ?Donde esta Brunner?

– Probablemente llenandose el deposito.

– Le he dicho que volviera en seguida -dijo Shively levantandose-. Voy a encargarme de que cumpla la orden.

Shively se dirigio a la cocina. No habia trazas de Brunner. Le busco en el cuarto de los trastos y despues en el cuarto de bano Sin trazas de Brunner. Se dirigio despues al dormitorio mas pequeno. Vacio. Cruzo a toda prisa el salon y avanzo por el corredor.

Abrio la puerta de la habitacion de Sharon y asomo la cabeza sobresaltandola con su repentina aparicion. No, alli tampoco estaba. Volvio a cerrar la puerta sin dar explicaciones. Recorrio de nuevo apresuradamente el pasillo, salio fuera y rodeo todo el refugio. Al final regreso al salon livido de rabia.

– ?Sabes una cosa? -le dijo a Malone-. El muy hijo de puta de Brunner se ha largado.

– ?Estas seguro?

– No le veo por ninguna parte. Ni siquiera ha tocado las botellas. Se ha cagado de miedo, ha roto su promesa y se ha escapado por la puerta de atras.

En estos momentos estara bajando la montana para largarse a casa con el cacharro.

– ?Que vamos a hacer?

– Yo se lo que no vamos a hacer. No debemos permitir que se largue. En las condiciones en que se encuentra resultaria muy sospechoso y haria o diria algo.

Ademas, llegamos al acuerdo de que no le permitiriamos quedarse en Los Angeles, donde es posible que le capturen y le obliguen a senalarnos con el dedo. Tenemos que vigilarle, ?entendido? Tenemos que permanecer juntos hasta que llegue la hora de separarnos.

– Creo que si.

– Muy bien, muchacho, tu quedate aqui vigilando a Sharon. Voy en busca de ese pequeno hijo de puta.

No permitire que ande por ahi hablando como un chiflado. Le agarrare y le traere aqui en seguida. Despues le vigilaremos y le calmaremos hasta que regrese Howie, y entonces podremos largarnos sabiendo que lo tenemos todo controlado.

Tras lo cual Shively salio a toda prisa del refugio, echo a correr por el camino y se perdio de vista.

El salon de juego, convertido en despacho, situado en la parte de atras de la residencia Fields, solia ser una estancia alegre y acogedora.

Su mobiliario estaba pintado a mano y la tapiceria era a cuadros escocesa. En la mesa francesa antigua, que Nellie utilizaba en calidad de escritorio, habia un telefono de color de rosa, una maquina de escribir electrica portatil de diseno italiano y un jarron de rosas rojas.

Colgaban de la pared dos multicolores retratos enmarcados, uno de ellos era un oleo de Sharon firmado por Chagall, y el otro una acuarela de Nellie firmada por Sharon Fields.

Durante buena parte del dia el despacho aparecia iluminado por el sol que se filtraba oblicuamente a traves de las persianas de las dos ventanas. Inevitablemente, cualquier visitante que penetrara en el despacho de Nellie para tratar con esta de asuntos relacionados con su senora y amiga Sharon Fields, reaccionaba a la alegre atmosfera que alli se respiraba mostrandose jovial y de buen humor.

Pero en aquellos momentos de la tarde del Cuatro de Julio el despacho de Nellie Wright mas parecia la sala de recepcion de una empresa de pompas funebres. La tristeza se cernia pesadamente sobre la estancia.

Sosteniendose la cabeza con las manos, Zigman aparecia sumido en un profundo abatimiento.

La propia Nellie que por regla general solia mostrarse optimista en todas las circunstancias, era el vivo retrato del dolor.

E incluso el animado semblante del teniente Wilson Trigg reflejaba una sombria introspeccion.

El unico que no habia sucumbido a la melancolia era el capitan Chester Culpepper.

Quince minutos antes se habia emocionado visiblemente al recibir el primer informe de las fuerzas de policia que estaban actuando en Topanga Canyon.

La noticia le habia llegado a traves del centro de comunicacion de la jefatura de policia del centro de la ciudad. Pero se habia recuperado rapidamente.

En su calidad de veterano de miles de esperanzas fallidas en el cumplimiento del deber, se negaba a dejarse arrastrar por los contratiempos.

Como siempre, su reaccion ante el fracaso fue la de redoblar sus esfuerzos con vistas a salvar la precaria situacion. Al enterarse de que el secuestrador enviado al lugar en que habian sido depositadas las maletas con el millon de dolares del rescate, habia escapado a la emboscada que le habia tendido la policia suicidandose con el ultimo cartucho que le quedaba, Culpepper maldijo por lo bajo su mala suerte y reacciono ante la noticia diciendo:

– Si sale cara, ganas y, si sale cruz, pierdes. Esta vez ha salido cruz. Muy bien, volveremos a lanzar la moneda.

Вы читаете Fan Club
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату