– Ya veremos.

Bueno, no tardare mucho, Thelma.

– Cuando vuelvas a casa, ya estare durmiendo, si tengo esa suerte.

– Buenas noches, Thelma.

Colgo el telefono y se quedo inmovil en la silla. No tenia apetito. No le apetecia comer nada. Tal vez una pelicula.

Eso era una especie de escapada. Tomo el periodico de la manana que habia sobre el escritorio.

Abriendolo por la seccion de espect culos, empezo a echar un vistazo a los anuncios.

De repente sus ojos se posaron en un gran anuncio rodeado de estrellas: '?Esta noche extraordinario estreno! ?Sharon Fields en persona!' Leo Brunner se incorporo en su asiento y contemplo, fijamente la fotografia de una Sharon Fields medio desnuda, en una languida y sugestiva posicion supina.

Su mente retrocedio a la extraordinaria aventura de la noche anterior en la bolera de Santa Monica.

Al extrano joven que pensaba que podrian llegar a conocer a Sharon Fields e incluso… pero es que aquel joven era un psicopata, sin lugar a dudas.

Leo Brunner contemplo de nuevo el anuncio.

Jamas habia estado en un estreno con asistencia personal de los interpretes. Jamas habia visto a Sharon Fields en persona.

Si las tres muchachas que habian estado en el despacho habian resultado tan sexualmente provocadoras, Brunner se imaginaba que Sharon Fields resultaria cien veces mas excitante.

Se sentia inquieto, sumido en la autocompasion y ligeramente deprimido. Y alli habia un extraordinario acontecimiento gratis. Alli estaba la oportunidad de contemplar a la joven mas deseable del mundo.

Asistir a tal acontecimiento, gozar de la contemplacion de semejante mujer quiza contribuyera a animar su triste vida y a equilibrar un poco un dia especialmente desgraciado..Leo Brunner tomo una decision. La noche era joven. Aun tendria tiempo de ir al cine.

Aquel mismo martes, a las siete y veinte de la tarde, Adam Malone, dirigiendo constantemente los ojos hacia el reloj de la pared, se hallaba arrodillado entre cajas de comida para gatos junto al segundo mostrador del Supermercado Pearless, del paseo Olympic, sabiendo que tendria que darse mucha prisa para llegar a tiempo al estreno.

Dado que solo se dedicaba a horas a aquel trabajo de chico de almacen -lo habia elegido porque de este modo podia dedicar el resto del dia a escribir-su horario de trabajo era bastante flexible.

El dia anterior le habia dicho al encargado que se marcharia a las siete y media en punto y el encargado habia accedido a reganadientes.

Ahora Malone vio que solo disponia de diez minutos para marcar el precio y colocar en su sitio el resto de las latas.

Malone rasgo rapidamente las tapas de las cuatro cajas que quedaban.

Despues, consultando la lista de los ultimos precios, tomo los sellos de goma correspondientes y empezo a marcar las latas de atun, de menudillos troceados, de subproductos carnicos, pescado e higado.

Marco en ocho minutos todas las latas y la coloco en el estante adecuado. Ahora tenia que darse mucha prisa. Se llevo las cajas vacias y corrio al cuarto de los empleados, situado detras de la seccion de alimentos importados.

Quitandose el manchado delantal, se dirigio al cuarto de bano…Se mojo el cabello y se restrego la cara y las manos, y se peino cuidadosamente el ondulado cabello castano oscuro.

Secandose la cara y las manos con la toalla, se examino frente al espejo. En tales ocasiones, Malone siempre procuraba arreglarse al maximo para el caso de que pudiera llegar a conocer casualmente a Sharon Fields. Deseaba ofrecer su mejor aspecto.

La imagen del espejo le mostro lo que veria Sharon Fields: un abundante cabello, una frente ancha de creador, unos sonadores ojos castanos, una nariz recta y una boca simpatica, una mandibula bien definida, cuya linea estropeaba un poco un grano inesperado, y un cuello recio con una nuez muy visible.

Y parecia mas alto que el metro setenta y cinco que media gracias a que era delgado.

Satisfecho y tirando de sus pantalones azules de punto, Malone descolgo la chaqueta de pana y cruzo rapidamente el establecimiento, las puertas automaticas de cristal y el aparcamiento.

Procuro recordar donde habria dejado su coche usado extranjero, un MG verde, y entonces lo vio en la tercera fila de vehiculos justamente delante suyo.

Mientras se dirigia al coche, se escucho un claxon seguido de una voz femenina.

– ?Hola, Adam! Se detuvo para localizar a la que le estaba llamando y descubrio a la muchacha que le saludaba desde la ventanilla de su Volkswagen.

Se volvio y vio que era Plum.

Se trataba de una muchacha sencilla, simpatica y amable, cliente habitual del supermercado.

Hablaban con frecuencia cuando ella acudia a efectuar sus compras. Trabajaba de cobradora en un banco de alli cerca.

Debia tener unos treinta anos. Vivia sola y Malone sabia que estaba enamorada de el.

Le gustaban sus modales desconfiados y el hecho de que fuera un intelectual. Jamas habia conocido a ningun escritor y le fascinaba haber conocido a uno. Varias veces le habia insinuado que le gustaria que acudiera a su apartamento para tomar unas copas y cenar, pero el nunca se habia dado por enterado.

Sabia con toda certeza que no le costaria el menor trabajo conseguir acostarse con ella, pero jamas habia querido llegar hasta las ultimas consecuencias.

– Hola, Plum -la saludo acercandose al coche-. ?Que hay?

– Si quieres que te diga la verdad, llevo esperandote un cuarto de hora. Un chico de reparto me dijo la hora en que ibas a salir. Te dire de que se trata. Espero que no pienses que soy demasiado impertinente.

Malone empezo a sentirse incomodo.

– Pues claro que no, Plum.

– Muy bien.

Alguien del banco… bueno, la senora, que dirige nuestra seccion del banco, ofrece una fiesta esta noche. Me parece que es el cumpleanos de su amigo o algo asi. Ha preparado una cena fria y me ha invitado diciendome que trajera a alguien. Entonces he pensado en alguien que me resultara simpatico y en seguida me he acordado de ti. -Plum le miro esperanzada-. Espero… espero que no tengas ningun otro plan para esta noche.

Malone se pregunto muy turbado como podria rehusar sin mostrarse grosero.

Era una buena persona y Malone, que era incapaz de ofender a nadie, no sabia como librarse de semejante invitacion.

?Se veria obligado a cambiar sus planes? Plum no significaba absolutamente nada para el. Le era totalmente indiferente. Entre una noche con ella y una noche con Sharon no cabia la menor duda en cuanto a la eleccion.

– Lo siento mucho, Plum -le dijo-, pero tenia otros planes. Precisamente ahora me iba a la cita. Si me lo hubieras dicho con un poco de antelacion, pues… Se encogio de hombros y ella hizo lo propio.

– 'C est la guerre' -dijo-. Otra vez sera.

– Pues claro que si -dijo Malone-. Cuidate.

Retrocedio torpemente y despues se volvio para alejarse.

Una vez en el MG se miro el reloj. Llegaria muy justo.

Puso en marcha el motor, puso marcha atras y, recorriendo a toda prisa el paseo Olympic en direccion a la avenida Fairfax, comprendio que no le habia contado a Plum ninguna mentira.

Tenia otros planes, una noche completamente ocupada.

Primero, el estreno, claro, y un vistazo mas a Sharon Fields, la luz de su vida.

Solo la habia visto dos veces en persona y ambas desde lejos.

Hacia tres anos la habia visto entrar en el Hotel Century Plaza para asistir a un baile benefico. A principios del ano anterior, mientras ella abandonaba apresuradamente unos estudios de television, tras aparecer en un programa en el que habian intervenido varios astros, pudo verla desde la otra acera de la calle, porque la policia habia acordonado la zona.

Esta noche esperaba, poder gozar de una contemplacion mas proxima de aquella que el consideraba la unica mujer de la tierra. A excepcion suya, las demas mujeres eran como muchachos.

Despues tenia que acudir a otra cita.

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