repetir jamas aquella escena sin informarle de antemano.

Habia cumplido su palabra y jamas habia repetido la escena. Era consciente de haberse comportado en algunas ocasiones en forma caprichosa e imprevisible, pero su profesionalismo habia aumentado a tenor de su fama, ultimamente se habia mostrado mucho mas sensata y madura y habia sido un modelo de seriedad.

Dado que en aquella ocasion se habia tratado de una falsa alarma, ?se preocuparia Felix por su actual desaparicion y se mostraria la policia mas eficaz? Ahora Felix la conocia mejor, la apreciaba profundamente y lo mas probable era que no considerase aquella desaparicion como uno mas de sus caprichos.

Cuando acudiera al Departamento de Personas Extraviadas, tal como haria con toda probabilidad, ?como se tomarian alli la denuncia? Habia en su historia una falsa alarma. Se trataba de una famosa actriz a punto de estrenar una pelicula de elevado presupuesto.

Habia desaparecido bruscamente pero no se disponia de ninguna prueba que permitiera abrigar la sospecha de un delito. Por otra parte, hacia seis anos no era mas que una frivola aspirante a estrella muy poco conocida. Ahora, en cambio, era Sharon Fields, la personalidad cinematografica mas celebre del mundo. Ocupaba una posicion social, era importante y tenia influencia.

Los investigadores harian caso de la denuncia. Y al cabo de uno o dos dias empezarian a actuar. Pero, ?como lo harian?, se pregunto Sharon. Y en aquellos momentos, la unica esperanza a la que se habia estado aferrando se disolvio en el aire. El pendulo interior estaba oscilando de nuevo. Estaba empezando a sentirse perdida y abandonada, y procuraba luchar contra el panico y no perder la cabeza.

Habia un hecho que no podia negarse. Estaba alli, victima de una estrambotica conspiracion de cuatro locos, bajo el mismo techo que estos, ya habia hablado con ellos y sin embargo ella, la principal protagonista del secuestro, la victima, no tenia ni la menor idea de lo que habia sucedido tras haberla secuestrado, y tanto menos sabia quienes eran sus secuestradores.

Si ella, que habia sido testigo presencial de los hechos, apenas sabia nada, ?que podrian saber Nellie Wright y Felix Zigman y la policia acerca de lo que habia ocurrido, de donde estaba ella y de quienes la tenian en cautiverio? Nadie, ni aquellos que mas la apreciaban y mas se preocupaban por su bienestar ni los funcionarios de la ley, podria llegar a imaginarse aquel delito tan increible, las causas del mismo y su actual situacion. Estaba perdida, irremediablemente perdida.

Penso en sus secuestradores, aquellos cuatro tipos con barba y bigote tan distintos en cuanto a edad, fisico y forma de hablar. ?Quienes eran? Aquello era lo mas importante. Procuro reconstruirlos individualmente a partir del primer encuentro que habia tenido con ellos a media tarde.

Eran tan distintos entre si que costaba muy poco separarlos e imaginarlos. Habian tenido la astucia de no dirigirse el uno al otro ni por sus nombres ni por medio de apodos. Procuraria atribuirles una identidad y un nombre de su propia cosecha.

Estaba el que sin lugar a dudas habia sido el instigador de la accion y era el jefe del grupo. Superficialmente parecia muy poco apto para su papel de implacable cerebro criminal. Era el de estatura mediana, ensortijado cabello castano y barba, malhumorado, extrano, timido, medio chiflado con aquellos conocimientos tan erroneos acerca de su persona.

Un tipico admirador chiflado que habia conseguido fundar un terrible y siniestro club de admiradores totalmente distinto a cualquiera de los que ella hubiera tenido o podido tener jamas.

Se habia mostrado muy aturdido ante su presencia, pero, tras superar el aturdimiento inicial, habia resultado ser el mas culto y hablador de los cuatro. Su cabeza albergaba descabelladas fantasias. Estaba tan desligado de la realidad y era tan fanatico que habia conseguido convencer a sus companeros de que, al final, a la victima no le importaria haber sido secuestrada y ser mantenida prisionera, que esta se mostraria tan masoquista como para que ello le gustara y que accederia a ser objeto de sus agresiones y atenciones. Un loco.

?Pero que mas? No parecia ni un obrero ni un atleta ni nada de eso. Su personalidad era tan evasiva como el mercurio y resultaba muy dificil definirla. Lo que si era cierto es que no parecia un criminal.

Claro, que nadie lo parece hasta despues de cometido el delito. ?Acaso parecian criminales Osvald, Ray, Bremer o incluso Hauptmann antes de cometer sus respectivos delitos? Cualquiera de ellos hubiera podido ser un inocente oficinista o cajero de banco o cualquier otra cosa tan inofensivo como eso. Un nombre para identificarle. El Sonador. Seria el mas adecuado.

Despues estaba el grueso y fornido, con aquella cara ancha y carnosa debajo de toda aquella pelambrera. Con mucho cuento y mucha hipocresia. Procuro recordarle tal como le habia visto a los pies de la cama. No le habia observado con mucho detenimiento y el no habia hablado demasiado.

Producia una impresion de falsa sinceridad. Algo en el y en sus modales le recordaba a los cientos de vendedores que habia tenido ocasion de conocer a lo largo de los anos. Sin lugar a dudas la Aurora Films le catalogaria dentro del grupo de los viajantes de comercio o vendedores.

Tampoco parecia un secuestrador. Un calavera tal vez si, un calavera falso y embustero. Solo le sentaba bien un nombre: el Vendedor.

Despues el de mas edad, aquel hombre mayor, tan sudoroso e inquieto que habia ido a sentarse en la tumbona. Daba pena y risa con aquel bisone, que tan mal le sentaba, y aquellas inadecuadas gafas de montura negra y aquella boca melindrosa. Estaba palido, era canijo y descolorido y no estaba muy lejos de una residencia de ancianos retirados.

Sin embargo, no debia dejarse enganar ni por la edad ni por el aspecto. Se habia equivocado muchas veces juzgando a las personas a traves de su aspecto exterior. ?Acaso uno de los mayores criminales de la historia britanica no habia sido un vulgar e indescriptible dentista llamado Crippen? Aquel viejo, con su pinta de timidez, podia ser un cerebro criminal, en libertad bajo palabra por falsificacion o cosa peor, y el mas retorcido miembro de la retorcida organizacion llamada El Club de los Admiradores. Sin embargo, fuera como fuese, solo habia un apodo que le cuadraba a la perfeccion: el Tiquismiquis.

Pero al que mas clara y estremecedoramente recordaba era al cuarto de ellos. Aquel vulgar y cadaverico sujeto malhablado, con aquella especie de acento tejano, el que no hacia mas que hablar de acostarse con ella, el de la mania de la opresion a que le tenian condenados los ricachos, aquel era el peor de los cuatro. Era mas feo que Picio.

Estaba claro que era un trabajador manual o algo parecido, un tipo peligroso y perverso. Probablemente, un sadico. Decididamente un hombre que podia ser o haber sido un criminal, tal vez con un largo historial delictivo a su espalda.

Los cuatro resultaban antipaticos y desagradables, pero el tipo alto parecia que no estuviera en consonancia con los demas, no daba la impresion de estar a su mismo nivel desde un punto de vista social e intelectual.

Por la forma en que habia interrumpido al jefe, estaba claro que debia de tratarse del segundo de a bordo o tal vez incluso de otro jefe con iguales prerrogativas. Solo se le ocurria llamarle el Malo.

Y, al pensar en el, se estremecio.

Los cuatro. El solo hecho de pensar en ellos, individualmente o bien en grupo, la ponia enferma.

Recordaba que cuando la habian dejado, hacia mas de seis horas, casi las ultimas palabras habian procedido del jefe, el Sonador, que les habia dicho a los demas que la dejaran descansar, que les habia dicho: 'Vamos a hablar a la otra habitacion'.

Al parecer, debian de haberse pasado hablando toda la tarde y parte de la noche antes de irse a acostar.

Se pregunto: ?De que habrian hablado? Penso: ?Que le tendria reservado el dia siguiente? Los motivos que les habian inducido a traerla hasta alli a la fuerza habian oscilado entre la suave explicacion del Sonador, en el sentido de que se proponian trabar conocimiento con ella, y la afirmacion sin ambages del Malo, en el sentido de que esperaban que les invitara a mantener relaciones sexuales con ella.

El Tiquismiquis se habia mostrado partidario de soltarla, caso de que ella no accediera a colaborar, y el Vendedor se habia mostrado inclinado a presionarla al objeto de que colaborara. ?Pero que clase de colaboracion esperaban aquellos tipos raros? ?Deseaban unicamente granjearse su amistad en la esperanza de llegar a conseguir algo mas? Y, caso de no conseguir nada mas, ?tenian sinceramente el proposito de soltarla? ?O acaso la colaboracion de que hablaban no era mas que un eufemismo para designar las relaciones sexuales a que habia hecho referencia el Malo, en contra de la opinion de sus companeros, que preferian no formular las cosas con tanta claridad? Se esforzo por imaginarse el resultado de la situacion.

A pesar de todo lo que habia ocurrido por la manana y de su actual situacion desesperada, existian varios factores que permitian abrigar la esperanza de que la soltarian ilesa.

Ante todo, al expresarle el Malo con toda claridad lo que deseaban de ella, el Sonador le habia dicho que no

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