alguna vez algo parecido. No estaba sucediendo, no era posible que estuvieran sucediendo.
Pero alli estaba el aguardando y ella se notaba el corazon en la garganta y se estaba ahogando.
Sacudio violentamente la cabeza para darle a entender cuales eran sus sentimientos, para darle a entender que no habia habido ningun error, para decirle que se fuera, que saliera, que la dejara en paz.
Agito las munecas amarradas y empezo a cocear con las piernas.
Intento cocearle con el pie izquierdo para darle a entender que no bromeaba. Comprendia que su situacion era desesperada, Ella le habia dado una respuesta y ahora el iba a darle la suya. Le vio desabrocharse lentamente el ancho cinturon de cuero. Cruzo fuertemente las piernas.
– Muy bien, carino -le dijo el esbozando una ancha sonrisa-, no quieres colaborar. Entonces, no tendra mas remedio que ser asi. Tu lo has querido.
Paralizada por el terror le vio quitarse los pantalones y dejarlos sobre la alfombra.
Llevaba calzoncillos blancos. El abultamiento de la bragadura parecia una roca.
Hubiera querido implorarle, suplicarle, ella no lo habia querido, no lo deseaba, era libre, se pertenecia a si misma, jamas habia sido violada, jamas la habian humillado de aquella forma.
?por que “ella”? ?Que queria demostrarle? ?Acaso no era un ser humano? pero la mordaza le ahogaba las palabras y se las empujaba de nuevo a la garganta encerrandolas en ella y permitiendo unicamente que se filtraran a traves del panuelo unos entrecortados gemidos de angustia.
Le miro jadeante y aterrorizada mientras se quitaba los calzoncillos.
Dios mio, detenle, salvame, protegeme, rezo. No era posible que sucediera. Era imposible. No sucederia.
?Acaso no sabia aquel animal quien era ella? Se habia acercado y se habia inclinado hacia ella y estaba acariciandole los botones de la blusa de punto.
La desagradable cercania de su repulsivo rostro y el nauseabundo olor a whisky la obligaron a hacer una mueca.
– Los pechos primero -dijo el con aspereza-. Quiero echar un vistazo a estas aldabas.
Le estaba desabrochando uno a uno los botones.
Ella procuraba apartar el cuerpo todo lo que podia y entonces se descosio el ultimo boton. La blusa quedo parcialmente abierta y con sus toscas manos el atrajo hacia si la parte superior del cuerpo de Sharon y le abrio del todo la blusa. Pudo ver sus grandes pechos al aire, cada uno de ellos coronado por la circunferencia de un pardo pezon.
– Vaya, hombre -le oyo decir ella-, ?conque sin sujetador, eh? Creo que lo hacias para que se te vieran. Santo cielo, vaya pechos. Hace anos que no veia unos tan grandes y redondos. -Poso una mano sobre cada uno de los pechos y empezo a sobarlos y acariciarlos.
De repente aparto las manos-. No perdamos el tiempo en los preliminares. Se arrodillo rapidamente en la cama a su lado. Su sonrisa se habia convertido en una torcida mueca lasciva.
– Muy bien, carino, ya me has visto ?a que parece un rinoceronte? Ahora me toca a mi. Vamos a ver el bocado mas famoso del mundo.
Aterrorizada, decidida a oponer resistencia hasta morir, Sharon fue a levantar los muslos y las piernas para cocearle, pero las manos del Malo fueron mas rapidas, le apresaron las piernas levantadas y se las separaron.
Despues se arrojo encima suyo con su cuerpo desnudo apoyando todo el peso del mismo sobre la pierna izquierda de Sharon, empujando, clavandola en el colchon mientras con una de sus manos le inmovilizaba dolorosamente la otra pierna por medio de la fuerza bruta.
Con la mano derecha libre le desabrocho los botones de la corta falda de cuero y, tras haberlo hecho, aparto a un lado una mitad de la falda y despues hizo lo propio con la otra.
En aquel terrible momento intento recordar que tipo de bragas llevaba aquella manana. Lo recordo y se estremecio. Era una de aquellas malditas bragas de seda negra transparente de solo cinco centimetros de anchura que subian hasta la fina tira que se ajustaba muy baja en la cadera.
Era una de las mas ligeras que tenia, apenas cubria el vello del pubis y la vulva, era casi como ir desnuda, y ello para conferir a las faldas y vestidos una suave linea ininterrumpida.
Pero ahora sabia que seria terrible y que contribuiria a excitar mas si cabe a aquel sujeto. Comprendio inmediatamente que habia estado en lo cierto. Vio que se le iluminaban los pequenos ojos al mirarle la entrepierna. Noto despues que aquella cosa se endurecia junto a su muslo.
– Santo cielo -le oyo decir mientras palpaba con la mano la fina tira y localizaba los dos corchetes laterales, le bajaba la franja de seda y la desnudaba.
La estaba mirando y emitia sonidos entrecortados sin dejar de mirarle el abundante vello del pubis y los rosados labios de la vulva-.
Santo cielo -repitio-, que preciosidad, que preciosidad, que bocado tan delicioso. Vaya si tienes, igual que mi obus.
Con un rapido movimiento le solto las piernas y se irguio sobre las rodillas directamente encima suyo.
Momentaneamente en libertad, ella levanto ambas rodillas en la esperanza de hacerle perder el equilibrio empujandole con los pies.
Pero al hacerlo asi, el adelanto las manos y la asio por los tobillos.
Despues, tensando los musculos de los brazos, le separo las piernas manteniendolas en alto, levantandole los labios genitales externos y abriendoselos.
Ella gimio y forcejeo al verle el cuerpo desnudo entre sus piernas. Era horrendo, monstruoso. Dios mio, Dios mio, rezo, dejame morir.
– Bueno, carino, bueno -estaba diciendo el-, alli voy.
Le bajo la pierna izquierda inmovilizandosela debajo de su cuerpo y, asiendose el rigido miembro, lo guio hacia los labios vaginales abiertos. Ella se sentia presa del terror como una corza acorralada.
Cerro fuertemente los ojos rezando mentalmente, rezando para que se produjera un milagro y viniera a rescatarla algun salvador, algo que impidiera lo que estaba sucediendo, pero, no, no hubo respuesta ni salvacion, estaba ella sola, totalmente indefensa.
Le notaba entre sus piernas esforzandose por penetrar en su carne, pero, a pesar de la intensidad de la presion, no conseguia introducirse. Le oia maldecir por lo bajo.
– La mejor estufilla del mundo, y mas seca y apretada que… maldita bruja, ya te arreglare las cuentas. Habia retirado la punta pero ahora estaba penetrando en ella otra cosa, entraba y salia, hacia adelante y hacia atras, un dedo que se proponia lubrificarla y humedecerla, maldita sea, maldita sea, maldita sea.
El tipo retiro bruscamente el dedo. Ella abrio los ojos y, al hacerlo, le vio aterrorizada por ultima vez, y de repente le sintio en su interior, hundiendose cada vez mas, llenandola, quemandola, lastimandola, casi desgarrandola y hundiendose mas y mas.
Estallando de horror y furia, ella se retorcia y agitaba la parte superior del cuerpo procurando vomitarle fuera, regurgitarle, gritando y sollozando en su reseca garganta, intentando escapar.
Las lagrimas le cegaban los ojos. Pero el no le hacia el menor caso parecia no preocuparse por su resistencia. Despues le solto las cansadas piernas y se hundio plenamente en ella, con las manos apoyadas sobre sus hombros, bombeandola como un loco, dentro y fuera, prolongadas arremetidas hacia adentro y hacia afuera.
Retorcerse para rechazarle era imposible porque tenia las nalgas como clavadas a la cama.
Levanto las piernas para golpearle la espalda y las costillas con los talones de los pies, pero advirtio que ello contribuia a aumentar su excitacion.
Seguia arremetiendo con fuerza, sin modificar el ritmo, sin bondad, sin delicadeza, su arma de sadica furia y de triunfo le desgarraba las entranas como un martinete, hundiendose en ella como un puno que la golpeara implacablemente.
Su resistencia se estaba debilitando, sus doloridas piernas y pies no conseguian cocearle y desequilibrarle, solo contribuian a inducirle a castigarla con mas dureza.
Era como si le hubieran clavado un piston en la carne, un piston que subiera y bajara a ciento sesenta kilometros por hora, que le distendiera la carne y la partiera en dos mitades.
Dios mio, era inutil. Sus piernas ya no estaban en condiciones de seguir luchando. La ahogaba la humillacion y el dolor y las lagrimas de indignacion y odio le cegaban los ojos.
Haberle ido a ocurrir a ella, precisamente a ella entre todas las mujeres, ella una victima despues de aquellos interminables anos de lucha por alcanzar la libertad y la seguridad, por estar para siempre por encima de la esclavitud y la explotacion y ahora la estaba destrozando, destruyendo y haciendo trizas un animal primitivo y
