Tenia que vivir. Ninguna otra cosa le importaba. Lo importante era la vida. Por mucho que se acostaran con ella no la matarian.

En cambio si podria matarla una ulterior resistencia. En el pasado, a pesar de todas sus debilidades, siempre habia poseido una fuerza. Habia sido una superviviente. Tenia que concentrarse en esta fuerza.

Por mal que la trataran tendria que seguir soportandolo para poder seguir siendo una superviviente. Y no es que antes no hubiera sabido lo que era la degradacion. De la misma manera que en otros tiempos se habia sometido a agentes de medio pelo, directores, productores y hombres acaudalados, ahora tendria que ceder ante estos monstruos depravados.

“La Garde meurt et ne se rend pas”, decia aquel comandante de Waterloo en aquel libro del club de lectores que habia leido. La guardia muere pero no se rinde.

Tonterias. De nina solia ser mas sensata; te retiras para poder seguir luchando otro dia. La capitulacion era su unica defensa contra la muerte. Si no morias, vivias. Si vivias, te quedaba la posibilidad de vengarte.

Al final, era posible que aquellos monstruos la ejecutaran. O tal vez no. En cualquier caso, la rendicion constituia un aplazamiento de la aniquilacion. Su atormentado cerebro no hacia mas que girar en torno a topicos. No estaba en condiciones de hacer mayores esfuerzos y se aferro a un topico: mientras hay vida hay esperanza.

Estaba demasiado enferma y se sentia demasiado debil para pensar otra cosa. Levanto la voz gritando todo lo que pudo:

– ?Hay alguien ahi? ?Me oyen? ?Quieren venir?

Espero pero no obtuvo respuesta. Volvio a llamar una y otra vez hasta enronquecer. Decepcionada, impaciente por cerrar el trato que le permitiera salvarse antes de que fuera demasiado tarde, procuro luchar contra el aturdimiento de su cerebro al objeto de no sumirse en la inconsciencia.

Tenian que saberlo, tenian que enterarse antes de que ella cayera enferma sin posibilidad de restablecimiento. Hizo acopio de todas sus fuerzas para volver a gritar.

Articulo las palabras pero comprendio que estas no saldrian de la estancia. Cuando ya se estaba diciendo que era inutil, se abrio la puerta del dormitorio. Y aparecio el que ella llamaba el Vendedor mirandola inquisitivamente.

Se esforzo por encontrar las palabras y lo consiguio al cabo de unos momentos.

– Muy bien -dijo debilmente-, me portare como es debido. Hare lo que ustedes quieran.

Habian transcurrido doce horas y habia vuelto a anochecer. Yacia en la cama con las munecas amarradas una vez mas a los pilares esperando la llegada del dulce olvido del sueno. Pronto llegaria.

Hacia diez minutos que el ultimo de ellos le habia administrado el Nembutal y su ultimo companero de lecho iba a ser el amado sueno.

Estaba satisfecha de su decision. Doblegarse a las condiciones del enemigo habia sido un suplicio mitigado unicamente por su debilidad fisica y por su imposibilidad absoluta de resistir por mas tiempo. El precio habia sido horrible pero la adquisicion de la vida habia merecido la pena.

A decir verdad, la recompensa habia resultado mas agradable de lo que habia supuesto. El Vendedor habia regresado acompanado de los demas para asegurarse de que habia entendido bien los terminos del trato.

Los habia entendido, los habia entendido, les repitio una y mil veces. Colaboracion. Basta de resistencia. Colaboracion.

Los monstruos, los sapos, los vampiros se habian alegrado, la habian contemplado sonrientes como si la hubieran conquistado en buena lid. Solo el mas extrano de todos ellos, el Sonador, no habia reaccionado con alborozo y expresion de triunfo.

Estaba como aturdido y sin poder comprenderlo. El cambio de atmosfera, de actitud y de trato habia sido casi magico.

El Malo se habia ido a celebrarlo con un trago, pero los demas se habian pasado el resto de la manana y la tarde cumpliendo con el trato.

Le habian facilitado tres comidas, una a media manana, otra a primeras horas de la tarde y la tercera al anochecer.

Los huevos, los zumos, la sopa caliente, la ensalada, el pollo, el pan con mantequilla, el humeante cafe habian sido para ella toda una serie de festines exquisitos. Le habian aconsejado que no se atiborrara despues de aquel ayuno tan prolongado, pero el consejo no le habia hecho la menor falta ya que no consiguio terminarse ni una sola de las comidas.

Le habian soltado la mano derecha para que le circulara la sangre y pudiera frotarse el otro brazo y utilizarla para comer.

En determinado momento de la tarde, el Sonador la desato por completo y espero fuera del cuarto de bano mientras ella utilizaba el retrete y se tomaba un buen bano.

Despues le entrego un camison para que se lo pusiera en lugar de la manchada blusa, la falda y las bragas. Le dijo que era nuevo y que se lo habia comprado para ella.

Lo llevaba puesto mientras esperaba la llegada del sueno. Apenas era un camison, mas bien parecia una minitoga que le llegaba hasta los muslos, una reducida camisola blanca de nylon con escote pronunciado y cortes laterales, pero estaba limpia, resultaba comoda y le sentaba bien. Era una de aquellas prendas que se anuncian y venden por correo en las revistas para hombres, una de aquellas prendas que los hombres aficionados a la sexualidad utilizan para ataviar a sus amantes imaginarias antes de masturbarse.

Despues del bano y del cambio de ropa la habian vuelto a atar a la cama y ella no se habia molestado en protestar.

En determinado momento le aplicaron una pomada suavizante a las magulladuras de la mejilla y la mandibula. Despues de cenar, le dejaron encima de la mesilla de noche la pildora para dormir junto con un vaso de agua.

Hubiera querido tomarsela inmediatamente pero no se atrevio a pedirla.

Sabia muy bien lo que la aguardaba. Ellos habian cumplido con su deber. Ahora esperaban que ella cumpliera con el suyo.

No querrian gozar de ella estando medio dormida. La habian engordado, limpiado y atendido con vistas a una violacion voluntaria y despues de la cena se dispuso a someterse al suplicio.

Mientras esperaba al primero de ellos, empezo a pensar en como les trataria.

Habia accedido a colaborar. Pero ello no incluia ninguna promesa de entrega, amor y calor. Significaba simplemente soportarlo todo pasivamente sin oponer resistencia oral ni fisica.

Le resultaria muy dificil reprimir el veneno y el instinto automatico de rechazarles pero recordaria constantemente que no podia arriesgarse a perder la recompensa que le permitiera salvar la vida.

A pesar de constarle que no le quedaba ninguna otra alternativa, se aborrecia a si misma por haber accedido al pacto. Sin embargo, su odio palidecia ante el que sentia en relacion con sus apresadores, a quienes aborrecia y de los que abominaba con una intensidad que no podia expresarse por medio de la palabra, y la hacia ansiar vengarse de su inhumanidad y borrarles a todos de la faz de la tierra.

Habia deseado que se apresuraran a entrar en el dormitorio y que se lo hicieran de una vez para poder ganarse la pildora tranquilizante y la huida temporal. Pronto se habian presentado uno tras otro para recoger el precio.

Al recordar la velada intento desesperadamente borrarla de su memoria, rezo para que llegara el sueno, pero el caleidoscopio giraba y le mostraba con toda claridad las imagenes que se habian sucedido anteriormente.

Las desagradables horas pasadas se convirtieron en momentos presentes. Primero el Vendedor. ?Lo habrian echado a suertes? El primero en recoger los frutos de la colaboracion fue la mole de grasa. Mientras se desnudaba, se dedico a alabarla. Habia sido muy sensata al haber accedido a ser amable.

Que constara que el no era partidario de la tactica de matarla de hambre y de la violencia fisica y habia esperado que ella comprendiera la situacion y no provocara mas incidentes. Estaba contento, estaba satisfecho de que todo se hubiera solucionado favorablemente.

Debia creerle, ninguno de ellos deseaba causarle el menor dano. Eran tan esencialmente honrados como cualquier grupo de hombres que ella hubiera podido conocer. Ya lo veria. Se lo demostraria.

Y cuando finalizara la luna de miel al cabo de unas semanas, estaba seguro de que se separarian como buenos amigos. De esto ultimo habia tomado buena nota.

Se proponian soltarla 'al cabo de unas semanas'. Se le antojaba una eternidad. En su fuero interno, rezaba para que, a cambio de la colaboracion, su cautiverio no se prolongara mas alla de unos pocos dias.

Al fin y al cabo, ?acaso aquellos monstruos no procedian de algun sitio y tendrian que regresar a alguna

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