Ella fruncio los labios.

– Mira, nena, segun las normas, tengo que darles a los demas su oportunidad. Pero terminaran muy pronto.

Cuando ya esten dormidos, volvere para la repeticion. ?Es eso lo que te gustaria? ?Una repeticion? Ella asintio imperceptiblemente.

El Malo esbozo una ancha sonrisa y se fue silbando.

Resena de primera edicion: En su esperado regreso teatral, la senorita Sharon Fields ha ofrecido una interpretacion de extraordinario virtuosismo.

Segunda actuacion.

En escena con el Tiquismiquis. Aqui nada de papeles de doncella timida.

El sujeto ya estaba harto de virtud y de aburrida soseria domestica. Necesitaba cosas exoticas. Acababa de pasarse varias semanas ante las camaras interpretando el papel de la voluptuosa Mesalina, la agresiva ninfomana.

Agresiva, si, esta seria la tonica, pero no dominante e intimidatoria. Lo suficientemente descarada como para despojarle de sus sentimientos de culpabilidad, convertir en realidad sus suenos y devolverle la juventud.

El palido y panzudo Tiquismiquis, con su ratoncito colgando, ya estaba en la cama. Trago saliva al ver que ella le acercaba su magnifico cuerpo desnudo. Por primera vez, sus ojos le miraron con interes.

– Antes de que hagamos nada -le dijo suavemente-, tengo que hacerle una confesion. Tal vez no debiera decirselo pero lo hare. ?No le molestara que sea sincera con usted?

– No, no, digame usted lo que quiera, senorita Fields. Esta en su perfecto derecho.

– Sabe lo mucho que me molesto que me secuestraran y violaran brutalmente.

– Si, y yo queria decirle que jamas quise intervenir en ello.

– Bueno, he estado pensando a ese respecto. He dispuesto de mucho tiempo para pensar. Sigue sin gustarme, ?comprende? Sigo considerando que esta mal. Pero, puesto que no me queda ninguna otra alternativa, ayer decidi ceder, como usted sabe, y sacar de lo perdido lo que pudiera.

Sea como fuere, creo que ya les conozco un poco. Anoche estuve pasando revista a mis sentimientos en relacion con cada uno de ustedes y ?sabe una cosa?

– ?Que, senorita Fields? -le pregunto el con voz vacilante.

– Mi confesion. He averiguado que sigo albergando sentimientos de odio en relacion con los otros tres, pero que no es este el sentimiento que usted me inspira.

Tanto si le gusta como si no, no puedo evitar experimentar mucha mas simpatia hacia usted que hacia los demas. Comprendi que se habia adherido usted a este proyecto en contra de su voluntad y que los demas le habian arrastrado a ello sin su consentimiento.

En cierto modo, tenemos un nexo en comun. Ambos somos unas victimas desvalidas.

El preocupado rostro del Tiquismiquis se ilumino.

– Si, si, senorita Fields, eso es totalmente cierto.

– Por consiguiente, mi actitud con respecto a usted es distinta.

Estoy en condiciones de pensar en usted aislandolo de los demas. Para mi esta muy claro que es usted el unico ser humano honrado que hay aqui. Es usted esencialmente cortes y amable. Es usted un caballero.

Parecio que fuera a desmayarse de agradecimiento.

– Gracias, senorita Fields, muchisimas gracias. No sabe cuanto se lo agradezco.

– Y tambien he observado otra cosa. De los cuatro, usted es el unico que sabe como hay que tratar a una mujer. Supongo que ello se debera a su madurez y al hecho de llevar casado mucho tiempo y haber aprendido como hay que tratar a una mujer.

– Viniendo de usted… -empezo a decir el Tiquismiquis rebosante de agradecimiento-sinceramente no encuentro palabras.

Ella le sonrio despacio con la mas sugerente de sus sonrisas.

– No diga nada. Acepte simplemente el hecho de que es usted el unico que no me importa albergar en mi cama. Es mas, bueno, tal vez no debiera decirselo.

– ?Que es? -le pregunto el ansiosamente.

Sus ojos verdes le recorrieron el cuerpo.

– Estaba deseando verle. Cuando se ha abierto la puerta he pensado que ojala fuese usted. -Aparto fugazmente los ojos y despues le miro directamente a la cara-. Soy una mujer, una mujer joven y sana, y me gusta hacer el amor cuando el hombre resulta adecuado. Lo que hacen los demas no tiene nada que ver con el amor.

Pero anoche, bueno, mas tarde me di cuenta de lo mucho que habia gozado con usted.

– ?Lo lo dice usted en serio? -le pregunto casi despavorido.

– ?Por que iba a decirselo si no fuera cierto? Se lo podria demostrar si usted me lo permitiera.

Si tuviera las manos libres, si pudiera volver a ser una mujer entera, le estrecharia en mis brazos y se lo demostraria.

Observo que sus ojos se dirigian hacia sus munecas, amarradas a los pilares, y comprendio que estaba a punto de soltarla.

– No se si me lo permitirian. No debiera estar atada de esta forma. Se lo dire a los demas. La esta lastimando y no es justo.

– Que amable es usted -le dijo ella suavemente-. Pero aunque yo no puedo tocarle -anadio con un suspiro-, no me importara que me toque usted a mi.

– Lo estoy deseando -dijo el muy excitado.

– ?Entonces a que espera? Acerquese mas.

Se tendio ansiosamente a su lado.

– Si, usted no sabe hasta que extremo es maravillosa, senorita Sharon.

Le levanto el camison a la altura del busto y despues se acerco a rastras y se lo acaricio timidamente.

Ella movio las caderas y giro la cabeza -sobre la almohada en gesto de apasionada respuesta.

– Ohhh -dijo jadeando-, vaya si sabe usted cuidar a una mujer. -Le miro y vio que ya estaba listo-. No me hagas esperar, carino. Hazlo ahora.

La penetro con tanta rapidez que apenas se dio cuenta. Empujaba hacia adelante como un conejo arrobado. A los dos minutos, lanzo un agudo chillido, se solto y se aparto de ella como un hombre cuyo corazon hubiera sido alcanzado por un disparo.

Se encontraba en algun sitio de entre sus piernas respirando afanosamente como si hubiera sido victima de un infarto. Ella le localizo y le llamo.

– Yo tambien lo he conseguido. Me he excitado. Has estado increible.

El se incorporo sintiendose a todas luces increible.

– Si -dijo respirando entrecortadamente.

– Gracias -murmuro ella.

– Sharon -le dijo el en un susurro-, yo… yo…

– No me dejes todavia. Ven aqui y tiendete a mi lado.

La obedecio ciegamente.

– Jamas he conocido a nadie como tu.

– Espero que no te haya decepcionado -le dijo ella en voz baja-. Quisiera ser tan buena como tu mujer.

– Eres mejor, mucho mejor.

– Asi lo espero.

– Con Thelma nunca consigo hacerlo tan largo. Te sere sincero. Jamas he conseguido hacerle experimentar un orgasmo. Siempre pense que yo tenia la culpa.

– No, no es posible que la tuvieras tu.

– Eres tan distinta, tan apasionada.

– Porque tu me obligas, carino.

– Este es el dia mas feliz de mi vida.

– Habra muchos mas -le prometio ella.

– Estoy deseando que llegue manana -dijo el levantandose de la cama.

– Manana te hare mas feliz -le dijo ella sonriendo-. Hay muchas cosas que todavia no hemos probado.

Mientras se vestia, no hacia mas que mirarla como si fuera el Taj Mahal de las mujeres.

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