– Ojala pudiera hacer algo mas por ti -le dijo-. Quiero que te desaten. Quiero que estes comoda. Tengo otro aparato de television. Te lo podria traer aqui durante el dia.
– Seria estupendo.
– No debo robarte tanto tiempo -dijo alegremente-, sera mejor que me vaya. Hasta manana.
– Te estare esperando.
Resena de segunda edicion: La senorita Sharon Fields ha alcanzado un exito resonante en el dificil papel de reina de los hechizos.
Su esencial sinceridad ha brillado como un faro. Bravo.
Tercera actuacion.
En escena con el Vendedor.
Aqui un matiz distinto. El papel de la mujer experimentada que sabe apreciar el estilo y la tecnica de un hombre de mundo. Constituye una insolita aventura dar finalmente con alguien que sabe lo que hace y predica con el ejemplo.
Que alivio despues de tantos aficionados y de tantos charlatanes que no saben darte nada. La ballena desnuda se encontraba tendida a su lado en la cama.
– Me alegro de que hayas decidido colaborar -le estaba diciendo-Ahora que has comido y descansado, estas mucho mas guapa. Debieras verte. Te aseguro que no lo lamentarias.
– No lo lamento. Cuando decido hacer una cosa, jamas me arrepiento de haberla hecho. Tienes razon. En mi actual situacion seria una necedad seguir resistiendo.-Por consiguiente, no me arrepiento de haber decidido colaborar.
– ?Quieres decir que no te importa? -le pregunto el visiblemente complacido.
– No quiero mentirte. Me importa. Pero lo que mas me importa es la forma en que se me mantiene prisionera. Tras haber superado el trauma del secuestro y la idea de unos extranos que me forzaron, tras haber superado todo eso, comprendi que lo que mas me molestaba es que me mantuvieran amarrada de una forma tan indigna.
– No queremos mantenerte asi. Yo, por lo menos, no quiero. Pero tememos que nos des algun disgusto si te soltamos.
– ?Y que disgusto podria daros? Podriais encerrarme con llave en la habitacion. Estaria totalmente en vuestras manos. Si quieres que te diga la verdad, -empezo a decirle vacilando.
– Sigue, Sharon. Respeto a las mujeres sinceras.
– Muy bien. Pero no se lo digas a los demas. ?Me prometes que no vas a decirles a los demas lo que voy a confiarte?
La ballena no solo se mostro satisfecha sino que hasta se le cayo la baba al ver que se le convertia en confidente de un secreto.
– Mira, Sharon, creeme. Puedes confiar en mi.
– Muy bien, pues.-Tu conoces la psicologia femenina tan bien como yo. ?Que mujer de la tierra no ha sonado alguna vez con ser raptada y tomada a la fuerza por un hombre apuesto? La mayoria no queremos reconocerlo, pero casi todas las mujeres sonamos con ello, ?sabes?
– Pues, claro, claro.
– Yo lo he sonado cientos de veces. Es un medio de disfrutar realmente del placer sexual sin temor a experimentar sentimientos de culpabilidad como consecuencia de un comportamiento poco femenino en el sentido tradicional de la palabra.
Pues, bien, despues me sucedio, me sucedio en serio. Al principio estaba furiosa.-Puedes comprenderlo. Arrancarme de mi vida normal cuatro hombres desconocidos. Verme prisionera, atada. Verme asaltada.
Me asuste muchisimo. La fantasia es una cosa. Pero la realidad puede resultar terriblemente aterradora.
– Lo se muy bien.
– Pero, una vez me hubo ocurrido, bueno, comprendi que no podia remediarlo. Tras haber mantenido relaciones sexuales con todos vosotros, bueno, vi que no estaba en mi mano hacer nada, y tampoco es que fuera a contraer ninguna enfermedad mortal.
Quiero decir que las relaciones amorosas sanas jamas han matado a una mujer, ?verdad?
El se echo a reir. Se lo estaba pasando bien. La estaba empezando a ver con ojos nuevos, la estaba empezando a ver como una mujer, adulta, alegre y sincera, muy dada a los deleites carnales.
– Tienes razon, Sharon, tienes muchisima razon. Me alegro de oirte hablar asi. Siempre pense que no nos habiamos enganado. Siempre supe que por dentro eras toda una mujer.
– Pues lo soy. Cuando me convencisteis de la conveniencia de colaborar, colabore, ?Y sabes una cosa? No estuvo ni medio mal. No me refiero a todos vosotros.
No soy una ninfomana sin preferencias. Soy muy exigente y remilgada Tus amigos no son precisamente de mi gusto. Ese alto del acento tejano, por ejemplo, no es mas que boquilla. Carece de elegancia y, en el fondo, es demasiado soso para mi.
Al Vendedor se le iluminaron los ojos.
– Ya se a que te refieres. Dicho sea entre nosotros, hay muchos hombres que piensan que lo unico que puede hacerse es tenderse encima.
– ?Exactamente! Siendo asi que tu y yo sabemos que hay cien medios distintos de alcanzar un mayor placer sexual. ?Me comprendes?
Al Vendedor se le agito la fofa carne al pensar en las posibilidades.
– Vaya si te comprendo, Sharon. Eres una muchacha muy de mi gusto. Siempre supe que eras asi, pero no estaba seguro de que llegaras a mostrarte tal como eras.
– Me estoy mostrando tal como soy, pero solo para ti -le dijo ella rapidamente-, porque considero que he conseguido establecer contigo unas verdaderas relaciones.
Comprendi que eras el unico que habia corrido mundo. El muchacho que se invento este proyecto es demasiado joven para mi. No sabe ni lo que tiene que hacer. Y el viejo, ?para que te voy a contar?
– No tienes que contarme nada, Sharon -dijo el riendose-. Estamos a la misma longitud de onda.
– Exacto. Por consiguiente, a la segunda o tercera vez comprendi que eres el unico de quien podria esperar algo.
Bueno, no quiero enganarte. No queria que me secuestraran. Tampoco estaba dispuesta a que me violaran. Pero lo pasado, pasado. Estoy aqui y he decidido sacar el maximo partido.
Y, puestos a colaborar, pense que mas me valia sacar algun beneficio. A mi me parece que eso denota madurez por mi parte, ?no crees?
– Ciertamente que si. Te admiro esa filosofia.
– ?Como te lo dire para que me comprendas? Lo que quiero decirte es que, si tengo que entregarme a los otros tres, muy bien, lo hare. Pero a ti, puesto que simpatizamos intuyo que nos llevaremos muy bien, bueno, a ti me gustaria tratarte de otra manera, de una forma especial. Considero que merece la pena.
– Te doy mi palabra de que merecera la pena -le dijo el arrebolado de entusiasmo-. Tienes clase. Y comprobaras que soy un hombre que sabe apreciar la clase.
– Gracias. Pero hay una cosa… -Se detuvo y fruncio el ceno ensombreciendosele la expresion del rostro-. No se como puedes sentirte atraido hacia mi en la forma en que me has visto.
– ?A que te refieres? ?Eres la mujer mas hermosa del mundo!
– No, ahora no -dijo ella sacudiendo la cabeza sobre la almohada. Tal vez lo haya sido. Y tal vez pueda volver a serlo. Pero aqui, en estas circunstancias, no puedo resultar atractiva. Atada, sin poder tomarme un bano, enfundada en este camison barato.
Esa no soy yo. Ademas, como todas las mujeres, tengo cierta vanidad femenina. Quiero ofrecer mi mejor aspecto cuando estoy en compania de un hombre que me interesa. Quiero excitarle.
– Para excitarme no te hace falta nada mas, Sharon. Mirame. Acabo de engordar medio kilo gracias a ti.
– Estupendo -murmuro ella dirigiendole una mirada anhelante.
– ?Lo dices en serio? -le pregunto el con voz ronca.
– Les he visto a todos y tu eres el mejor.
Comprimio su mole contra ella.
– Me estas volviendo loco.
Ella le beso el torax y los hombros y le recorrio el cuello con la punta de la lengua.
– Ya averiguarias lo que soy capaz de hacer si me dieras ocasion -le murmuro ella-. Si me vieras con una bata
