sentado al volante. Conforme Randall se acercaba a la casa, se quedo mirando al sedan rojo, tratando de adivinar el significado del escudo dorado que tenia sobre la puerta, el cual tenia escritas las palabras: Heldhaftig, Vastberaden, Barmhartig.

El chofer parecio adivinar el pensamiento de Randall, pues cuando este paso frente al automovil, el uniformado se inclino a traves del asiento delantero y le dijo afablemente:

– ?Usted es norteamericano? Las palabras significan: «Heroico, Decidido, Servicial.» Es el lema de los bomberos de Amsterdam. Este es el vehiculo oficial del comandante… el jefe de bomberos.

– Gracias -contesto Randall, preguntandose de inmediato que estaria haciendo aqui el jefe de bomberos.

Randall se dirigio hacia la entrada de la casa, al tiempo que la puerta principal se abria y aparecia Oscar Edlund, cuyo rostro cicatrizado por el acne se veia mas melancolico que nunca, acompanado por un oficial fornido, el comandante, sin duda, que venia vestido con un gorro negro con visera, que tenia un escudo rojo al centro, y un uniforme azul marino de botones metalicos y con cuatro galones dorados en la manga de la chaqueta.

Aunque se encontraba absorto en la conversacion, Edlund vio a Randall y le hizo senas con un dedo, pidiendole que lo esperara un momento. Randall espero, todavia desconcertado, hasta que al fin Edlund estrecho la mano del comandante, quien rapidamente se retiro. Al pasar junto a Randall, el oficial lo saludo amigablemente con la cabeza, subio a su automovil, y segundos despues ya se habia marchado.

Perplejo, Randall camino hacia la casa, y el fotografo sueco salio a encontrarlo a medio camino.

– Debi haberle telefoneado antes, para averiguar si estaba usted ocupado -dijo Randall disculpandose. Hizo un gesto por encima del hombro, en direccion al automovil rojo que se habia alejado-. ?Que sucede?

Edlund se paso los dedos por la desalinada y pelirroja cabellera.

– Problemas, puros problemas -dijo tristemente-. Disculpeme si estoy distraido. El caballero que acaba de irse es el comandante del cuerpo de bomberos de Amsterdam. Vino a entregarme el informe. El onderbrandmeester…

– ?El que?

– El subjefe del cuerpo de bomberos estuvo aqui hasta el amanecer, con algunos de sus ayudantes, haciendo la inspeccion -Edlund miro a Randall con curiosidad-. ?No lo sabia usted? Lo siento. Anoche tuvimos un repentino e instantaneo incendio en la parte de atras de la casa…

– ?Hubo algun herido?

– No, no; nada de eso. Afortunadamente, la casa se hallaba vacia cuando el fuego se inicio. Todos nos encontrabamos en el «Kras», en una junta especial a la cual nos citaron por la noche.

– ?Una junta especial por la noche? ?Acerca de que?

– Los editores la convocaron, pero solo el doctor Deichhart y la senorita Dunn los representaron. Nos hablaron de la necesidad de trabajar con mayor rapidez. No tuvo importancia. Solo una charla para levantarnos el animo.

– ?Y el incendio se inicio mientras ustedes estaban fuera?

– Si -dijo Edlund sombriamente-. Un vecino vio salir el humo y llamo a la estacion central de alarmas en el Nieuwe Achtergracht. Una bomba de incendios y un camion de escalera llegaron a los pocos minutos. A la hora que Paddy, Elwin y yo regresamos, las llamas habian sido apagadas, pero yo tuve que permanecer levantado mientras el jefe de bomberos y sus ayudantes trataban de determinar la causa.

Randall examino el edificio.

– La casa parece casi nueva.

– El fuego fue controlado donde se inicio, o sea en mi cuarto oscuro y mi taller, antes de que se extendiera. Pero causo graves danos, tanto al cuarto oscuro como al laboratorio.

– ?Quiere usted decir que solamente sus talleres fotograficos se quemaron?

– Solo eso. El fuego destruyo casi la mitad del cuarto oscuro, y parte del resto. Permitame mostrarselo.

Penetraron por el estrecho pasillo de entrada impregnado por olores de cocina, atravesaron una estancia de techo alto donde habian unos sofas de terciopelo verde y una vitrina tallada, y donde aun persistia un claro aroma a humo, y luego llegaron a un cuarto aislado, ubicado en la parte de atras, donde el hedor a quemado era mas penetrante.

Una pesada puerta de roble estaba abierta, hecha pedazos por las hachas y mellada la cerradura de combinacion, similar a la que protegia la boveda del «Krasnapolsky»; la madera de la parte interior se hallaba chamuscada y negra.

– Este es mi cuarto oscuro y mi taller… o lo que queda de ellos -dijo Edlund-. No se podra ver bien hasta que restauren la electricidad. Las luces rojas no funcionan ahora. Pero esta parte del cuarto se utiliza para revelar las fotografias, y para colgarlas y secarlas. Esas son paredes de mosaico, y sobre la mesa de formica abro mis rollos de pelicula; aquellos tanques sirven para… bueno, eso no es de interes para usted. Pero, ?puede usted ver? La pared de la derecha y el equipo que habia ahi estan carbonizados. El muro de enfrente esta casi totalmente quemado. Y la cortina que separaba esta area de mis habitaciones contiguas se consumio. Si me hace el favor de seguirme.

Edlund camino cautelosamente a traves del apestoso cuarto oscuro, seguido por Randall; pasaron junto a una maquina que tenia un pedal que habia sido grotescamente derretido por las llamas, y entraron a otro cuarto donde restos de camaras, reflectores y un archivo reventado se sumaban a la devastacion.

Sintiendose desamparado, Edlund examino este segundo cuarto.

– Aparentemente, el fuego se inicio aqui. ?Que revoltijo! En mala hora ocurrio este incendio. Tendre que trabajar veinticinco horas al dia para reponer la perdida.

– ?Como se inicio el fuego? -pregunto Randall.

– En un principio, el subjefe de bomberos insistio en que fue un acto de vandalismo. Le demostre que eso era imposible. Este cuarto oscuro… de hecho los dos cuartos… fueron especialmente disenados y construidos en la parte remodelada de esta vieja casa, para proteger la zona por razones de seguridad. Como usted ve, no hay manera de entrar… Esos respiradores cubiertos son demasiado pequenos, asi que solo queda la pesada puerta de roble, que es a prueba de fuego. Usted la vio. La brigada de bomberos tuvo que hacerla pedazos para entrar con sus mangueras. Esa puerta no fue tocada previamente por maleantes, y ningun incendiario podria adivinar la combinacion de la cerradura para abrir esta puerta, que es la unica.

– ?Cuantas personas conocen la combinacion?

– Yo tengo la combinacion, naturalmente -dijo Edlund-. Nadie mas usa esta oficina. -Luego recapacito-. Bueno, supongo que otras personas de Resurreccion Dos deben conocerla tambien, puesto que ellos mandaron construir el cuarto oscuro. Supongo que el inspector Heldering tendra la numeracion del disco. Quiza tambien el doctor Deichhardt y los otros editores. No lo se. Finalmente convenci al subjefe de bomberos de que no pudieron haber sido maleantes. No tenian manera de entrar.

– Y, ?que tal si los maleantes lograron entrar por conducto de alguien de Resurreccion Dos?

Edlund miro a Randall.

– Tambien he considerado eso, pero no tiene logica. ?Por que desearia alguien del proyecto destruir nuestra labor?

– ?Por que lo desearia alguien, en verdad? -dijo Randall, casi para si mismo.

– Asi que los bomberos continuaron inspeccionando, y hasta hace un rato, cuando llegaba usted, el comandante de la brigada me entrego el informe. Aunque esto no sea absolutamente concluyente, el comandante cree que el fuego se inicio debido a un corto circuito.

Edlund se tapo la nariz.

– Aqui apesta. Salgamos.

Salieron del cuarto oscuro hacia un corredor que quedaba mas alla de la destruida puerta de roble. El hostigado fotografo ofrecio a Randall un cigarrillo, y cuando este lo rechazo, Edlund saco uno de la cajetilla y lo encendio.

– Lamento mucho agobiarlo con mi pequeno trauma -le dijo-, especialmente cuando usted ha sido tan amable de haber venido a verme a mi casa por primera vez. Soy un mal anfitrion. ?Tiene algun asunto de que hablar conmigo, Steven?

– Solo una cosa. -Senalo la carpeta de manila que llevaba consigo-. Queria echarle un vistazo al negativo de una copia fotografica que usted me hizo… el negativo de la fotografia del Papiro numero 9.

Edlund reacciono completamente consternado.

– Pero eso era parte de lo que se perdio. Usted vio la habitacion interior con los aparatos y el archivo arruinados. Mi juego completo de negativos, todos y cada uno, se consumio en el fuego. Ahora solo quedan las

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