sufrio el shock, en el lapso inmediato posterior, despues de llevarlo al hospital, ?que ocurrio con sus papeles, con los efectos que estaban encima y dentro de su escritorio en la universidad?

– Una semana despues de que internamos a mi padre en la Villa Bellavista, Claretta y yo fuimos a la universidad, a su despacho (todavia recuerdo cuan doloroso fue hacer eso… cuando alguien a quien amas ha quedado desvalido) y recogimos todo lo que habia en su escritorio y en la oficina, y lo guardamos en pequenas cajas de carton.

– ?Lo recogisteis todo?

– Hasta el ultimo pedazo de papel, todos sus efectos personales. Para el caso de que llegara a recuperarse algun dia, aunque sabiamos que era improbable, pero que nos hizo sentir mejor. Ademas, no estabamos de humor para seleccionar las cosas. Simplemente llenamos las cajas e hicimos que las llevaran junto con el archivo a nuestra casa. Aun las tenemos en la bodega. Desde entonces no he tenido animo para revisarlas.

– Puedo comprenderlo, Angela. Mira, ?tendrias algun inconveniente en que yo revisara esas cajas, las que contienen las cosas del escritorio de tu padre? Es algo que queria hacer por la manana, antes de salir de Roma.

– Pues no„ no tengo inconveniente. No es gran cosa lo que hay. Puedes verlo -Angela hizo una pausa-. ?Que es lo que buscas, Steven?

– Bueno, como tu padre no podra tomar parte en las ceremonias del dia del anuncio, pense que podria encontrar algunas anotaciones que hubiera hecho y que pudieran hablar por el en Amsterdam.

Angela estaba complacida.

– Que bonita idea. Solo que yo no estare aqui por la manana. Mi hermana y yo saldremos con los ninos. Si prefieres esperar hasta que yo regrese…

– No -interrumpio el abruptamente-, mas vale que no pierda yo mas tiempo. Puedo hacerlo solo si alguien me deja entrar.

– Le dejare instrucciones a Lucrezia para que te haga pasar. Ella es el ama de llaves… ha estado con la familia desde siempre. El unico problema… -dijo con voz abatida.

– ?Cual es, Angela?

– El unico problema es que no vas a poder leer las anotaciones de mi padre. El sabia muchos idiomas, pero siempre hacia sus apuntes en italiano. Pense que si yo estuviera aqui… pero tu no quieres perder tiempo, ?verdad? Ah, ya se que… Lucrezia puede traducir bastante bien del italiano al ingles. Asi que si hay algo que te interese, algo que parezca importante, entonces simplemente le preguntas a ella. O llevatelo a Amsterdam, y alla te ayudare yo cuando vuelva. ?A que hora quieres venir?

– ?Estaria bien a las diez de la manana?

– Muy bien. Le dire a Lucrezia que te espere y que saque las cajas con las cosas del escritorio de mi padre para dartelas. ?Quieres ver tambien el archivo?

– ?Tienes alguna idea de lo que contiene?

– Copias de sus conferencias, discursos y articulos publicados.

– ?Que hay de su correspondencia personal?

– La tiro toda justamente unas semanas antes de su colapso. Necesitaba mas espacio, asi que se deshizo de todas las cartas. Pero lo demas que hay en el archivo, especialmente sus articulos publicados, podrian ser utiles para tu campana publicitaria.

– Podria ser. Pero me tomaria demasiado tiempo en este momento. Quiza luego, despues de la fecha del anuncio, podamos revisar todo ese material juntos.

– Me encantaria ayudarte. ?Asi que manana solo deseas ver las cajas?

– Si, solo lo que habia en el escritorio.

Al cortar la comunicacion con Angela, Randall lamento haberle mentido. Pero sabia que no podia decirle tras de que andaba, al menos todavia no. Solo una cosa importaba. Tenia que hallar a Robert Lebrun.

Ayer, al escuchar a De Vroome, todo habia encajado, y la forma que habia tomado representaba la posibilidad de un Lebrun autentico y una pista que podria servir para localizarlo.

El doctor Venturi, sin saberlo, le habia proporcionado la primera mitad del indicio: que a menudo el profesor Monti concertaba citas para verse con gente fuera de la universidad, y que el dia del colapso acababa de volver de una cita con alguien.

El dominee De Vroome le habia dado la segunda mitad de la pista: que la cita del profesor Monti, aquel dia fatidico, habia sido con una persona llamada Robert Lebrun.

Unidas, las dos informaciones formaban una punta de flecha. Muy endeble, basada en rumores y conjeturas, pero de todas maneras una guia, y la unica pista del paradero de Lebrun… y de la posible verdad.

Y ahora era de manana, y Randall esperaba en la sala de la casa de los Monti, cerca de la Piazza del Popolo. Era una casa vieja que habia sido remodelada y alegremente decorada. La sala estaba amueblada con un ajuar veneciano, confortable y costoso, pintado de verde y oro. El ama de llaves, Lucrezia, una sirvienta bien entrada en anos y con busto de matrona, vestida con una bata color aguamarina que la cubria como una tienda, le habia dado la bienvenida con su arcaico ingles y con el afecto que otorgaba a uno de los pretendientes de Angela. Le habia traido cafe y pastelillos, y le habia proporcionado un diccionario y guia de frases italiano-ingles, que Angela le habia dejado. Luego habia ido a buscar las cajas que contenian los objetos del escritorio del profesor Monti.

Randall se acerco a la mesa redonda en la que estaba la bandeja de servicio, y lleno su taza de cafe. El hecho crucial, reflexiono, era que Angela y su hermana habian conservado los efectos de su padre, intactos desde la noche en que lo habian encontrado enajenado en su escritorio. Ahora se presentarian las interrogantes criticas. ?Habia realmente salido el profesor Monti, aquel dia de mayo de hacia un ano y dos meses, de su oficina en la universidad para encontrarse fuera con Robert Lebrun? Y si asi era, ?habia anotado esa cita con Lebrun alguien como el profesor Monti, que era una persona ocupada con muchos compromisos? ?O lo habria olvidado? ?O habria estado temeroso de hacerlo?

Randall habia empezado a saborear el cafe cuando Lucrezia reaparecio trayendo una resistente caja de grueso carton. Randall dejo su taza para ayudar a la mujer, pero antes de que pudiera hacerlo ella ya la habia depositado a los pies de el.

– Usted vea esta -resoplo Lucrezia-. Yo voy por una mas, por otra.

Ella salio del cuarto y Randall se sento con las piernas cruzadas sobre la alfombra, desdoblando las tapas de la caja de carton corrugado. Lentamente, comenzo a sacar lo que contenia.

No le interesaron ni las carpetas azules llenas de documentos de investigacion, ni el portaplumas de onix con su pluma, ni el cuaderno amarillo para apuntes y borradores.

Normalmente, un profesor con muchos compromisos personales los pondria en lista, los anotaria de alguna manera, en algo asi como una agenda, calendario de escritorio o alguna hoja especial de citas. Randall no tenia idea de que era lo que se usaba en Italia (no habia querido preguntarselo a Angela), pero tenia que haber algo, algun registro, siquiera el apunte de una secretaria, a menos de que Monti lo hubiera llevado todo en la cabeza.

Mas papeles, los ultimos textos mecanografiados de las conferencias o discursos no pronunciados, y la correspondencia que no habia sido ni seria jamas contestada.

Cuidadosamente, Randall hurgo mas a fondo en la caja de carton hasta que saco una libreta forrada en piel color marron, con un gran senalador que sostenia unidos la tapa y un grueso de paginas interiores. En la tapa habia un titulo impreso en dorado y en italiano. El titulo decia: Agenda.

Los latidos del corazon de Randall se aceleraron.

Abrio la libreta de citas en donde estaba puesto el senalador.

La fecha rezaba: 8 Maggio.

En la pagina rayada estaban enlistadas las horas de la manana, de la tarde y de la noche. Varias lineas estaban escritas, aparentemente de la propia mano y pluma negra del profesor Monti.

Los ojos de Randall descendieron lentamente por la pagina de la libreta de citas, estudiando cada una de las anotaciones:

10:00… Conferenza con professori.

12:00… Pranzo con professori.

14:00… Visita del professore Pirsche alla Facolta.

Busco las palabras clave en el diccionario italiano-ingles, pero hasta ahi no habia pista; hasta ese momento de aquel dia fatidico solamente una conferencia con miembros del cuerpo docente, un almuerzo con algunos profesores

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