Dios, el podia asegurarles: «Vuestro Dios esta en la gran ciudad de Roma» -Lebrun hizo una pausa, considerando lo que acababa de decir. Parecio satisfecho-. Creo que lo de Roma era bastante logico.

– Aparentemente lo era.

– Vea usted, Monsieur Randall, que casi todos los conceptos que hay en mi falsificacion estuvieron basados en algun indicio antiguo. Esas son las mismas pistas que han tentado a los teologos modernos y a los estudiosos del Nuevo Testamento a tratar de reconstruir la vida de Cristo, a rellenar los claros que existen, mediante la deduccion y la logica, mediante la interpretacion de los antecedentes de la epoca y la teorizacion. Los expertos biblicos contemporaneos saben que los cuatro evangelios actuales no representan una historia de los hechos. Los cuatro evangelios son primordialmente una serie de mitos reunidos, aunque esos mitos pueden haberse fundamentado en sucesos reales. Esto ha motivado a muchos expertos modernos a especular acerca de lo que realmente pudo haber sucedido a principios del siglo primero. Nada les gustaria mas que el hecho de que se comprobara que estan en lo cierto, merced al descubrimiento de un evangelio perdido… en cuya existencia siempre han creido como la fuente primaria de los cuatro evangelios canonicos. Asi pues, yo sabia que cualquiera que fuera la oposicion que las historias de Santiago y Petronio pudieran encontrar, aun habria cientos de teologos y estudiosos contemporaneos que dirian: «Por fin, he aqui la evidencia real de lo que durante tanto tiempo hemos sostenido que debio haber ocurrido.»

– Lo que usted supuso resulto cierto, Monsieur Lebrun. Los mas respetados expertos internacionales han examinado su evangelio de Santiago y su informe del juicio por Petronio, y los han aprobado.

– Jamas dude del resultado -dijo Lebrun complacido-. Luego de que hube enterrado sin contratiempos mi falsificacion… y ese penultimo paso, en cierto sentido, fue el mas dificil…

– ?Como el mas dificil? -interrumpio Randall.

– Porque una vez que me vi forzado a utilizar la zona de Ostia Antica como el sitio para el descubrimiento, a efecto de apoyar las ideas del profesor Monti e implicarlo a el despues, tuve que encarar problemas dificiles.

– ?En que sentido?

– Enterrar mi obra en alguna cueva en Israel o en Jordania, o en alguna bodega en un monasterio en Egipto, habria sido mas facil, mas logico. La mayoria de los hallazgos importantes se han realizado en esas regiones aridas. Pero en Ostia Antica… fue terrible. No podria imaginarse un sitio menos idoneo para que un papiro subsistiera de diecinueve a veinte siglos. Habia el problema del agua. La altitud de Ostia era tan insignificante en tiempos antiguos que periodicamente la invadian las aguas del Tiber. De ningun papiro o pergamino podria esperarse que hubiera resistido esas repetidas inmersiones. Luego, tuve que vermelas con otro hecho historico. En el siglo ii, Cesar Adriano demolio Ostia y la reconstruyo con un metro mas de elevacion para neutralizar las inundaciones. Yo supere el problema resolviendome a introducir los manuscritos en un bloque de piedra.

– ?No seria eso inmediatamente sospechoso?

– No, en lo mas minimo -contesto Lebrun-. Yo sabia que muchos mercaderes ricos habian vivido en villas sobre la costa cercana a Ostia Antica… y si algunos de esos comerciantes, algun judio secretamente convertido al cristianismo, hubiera querido preservar manuscritos valiosos traidos de la colonia de Palestina, lo habria hecho justamente de esa manera.

– ?Asi que para preservarlos usted utilizo un antiguo bloque de piedra?

– No fue facil -dijo Lebrun-. No toda la piedra que hay en Italia protege del agua. Yo experimente con mucha. La toba abunda pero resulto ser demasiado porosa. La arcilla, que hubiera podido servir en el clima del Mar Muerto, era demasiado fragil para la zona de un puerto maritimo como Ostia. Aun el marmol se rompe bajo el agua. Finalmente, opte por una de las veinticinco variedades del granito gris, un granito duradero que no tiene el feldespato que se hincha y se exfolia en agua subterranea. Consegui un trozo de ese granito antiguo y lo cuadre para que semejara un basamento de piedra que pudiera haber sostenido alguna vieja estatua. Aserre el bloque de granito por la mitad y lo ahueque a cincel. Luego envolvi los papiros del Evangelio de Santiago y el Pergamino de Petronio en sedas aceitadas, las meti dentro de un tarro de alfareria, lo selle y lo coloque dentro de la oquedad del bloque de granito. Hecho eso, volvi a unir las dos mitades del bloque, las selle con argamasa, lo aneje aun mas, y lo enterre en una zona no excavada donde se creia que pudieran existir bajo el suelo ruinas del siglo ii y posiblemente del i. Aguarde varios anos hasta que la piedra enterrada se unificara con la tierra y las raices de los vegetales. Luego me acerque al profesor Monti con un fragmento que habia dejado fuera, y le hice creer que habia sido descubierto en otro tarro en esa zona. Una vez que tuve a Monti de mi lado, nunca mas me preocupe.

Todo el asunto era diabolico, penso Randall. Para haberlo llevado a cabo, este anciano o estaba loco o era un genio perverso. Es decir, si es que de veras lo habia hecho y no estaba fantaseando.

– ?Y ahora esta usted listo para desenmascarar ante el mundo su falsificacion del Evangelio de Santiago y el Pergamino de Petronio?

– Estoy listo.

– Ya habia usted tratado de ponerla al descubierto una o dos veces antes, segun me dijo.

– Si, el ano pasado me entreviste con Monti, porque yo necesitaba dinero. Lo amenace con hacer publico el fraude si no me daba mas dinero, el cual yo merecia. Naturalmente, lo confieso, si me hubiera dado el dinero, yo habria cumplido mi palabra solo por un corto lapso; es decir, que habria ocultado la farsa por poco tiempo. Habria conservado yo parte de mi evidencia para que mas tarde pudiera hacer del conocimiento publico el fraude. Porque, con dinero o sin el, nunca permitiria que la Iglesia escapara a mi venganza. Luego, mas recientemente, entre en negociaciones con otra parte interesada, pero me retire al darme cuenta de que esa persona estaba actuando en nombre de la propia Iglesia, la cual quiere adquirir mi prueba reveladora y eliminarla para salvar su fe y su falsa Biblia.

– ?Esta usted preparado para vendermela a mi si yo pongo al descubierto las historia integra?

– Si, lo estoy, con la adecuada consideracion monetaria -dijo Lebrun con delicadeza.

– ?Que es lo que usted entiende como adecuada consideracion monetaria? -inquirio Randall, apresurandose a anadir-: Es decir, tomando en cuenta el hecho de que yo soy meramente un individuo y no un Banco.

Lebrun dio cuenta de lo ultimo que quedaba de su bebida.

– Sere razonable. Si es en dolares norteamericanos…

– En dolares norteamericanos.

– Veinte mil.

– Eso es mucho dinero.

– Puede hacerse en dos pagos -dijo Lebrun-. Despues de todo, lo que yo le de lo hara rico y famoso.

– ?Que me dara usted a cambio del dinero?

– Una prueba -dijo Lebrun-, una prueba incontrovertible e irrecusable de mi falsificacion.

– ?Cual es esa prueba?

– Primero, un fragmento de papiro que encaja en la laguna, muesca o agujero que hay en el Papiro numero 3, al que usted se refirio en el Doney. Ese fragmento contiene la porcion faltante que Monti le recito a usted, aquella en la que Santiago menciona a los hermanos de Jesus y suyos propios. Es de forma irregular y mide 9,2 por 6,5 centimetros, y encaja perfectamente en el agujero del supuesto original.

– Pero los expertos podrian decir que es autentico, tan real y autentico como el resto del papiro que esta en Amsterdam…

Lebrun esbozo una sonrisa maliciosa y arrogante.

– Hace mucho tiempo que habia previsto esa posibilidad, senor Randall. Ese fragmento que conserve contiene en su medula prensada, dibujada con tinta invisible justamente sobre el texto legible, la mitad de un pez arponeado. La otra mitad esta en el Papiro numero 3. El fragmento que obra en mi poder contiene tambien mi propia firma contemporanea y una frase de mi puno y letra que dice que esta es una falsificacion. Y no podrian ustedes hacer que la tinta invisible surgiera por medio de ningun metodo pueril… No esta escrita con leche para volverse legible simplemente con el fuego. No, nada de eso. La tinta fue preparada segun una formula utilizada por Locusta…

– ?Por quien? -interrumpio Randall.

– ?No ha oido usted hablar de Locusta? Fue la envenenadora oficial del emperador Neron poco tiempo despues de que, segun mi narracion fraudulenta, Jesus fuera expulsado de Roma. Locusta les enseno a sus alumnos sus propias recetas de venenos, y experimento sus brebajes en esclavos humanos. Por orden de la madre de Neron, Locusta administro veneno en un guiso de hongos al emperador Claudio. Se dice que ella mato a diez mil personas. Naturalmente, con frecuencia tenia que comunicarse en secreto con Neron, asi que se convirtio en experta para la invencion de tintas invisibles. Yo me tope con una de sus formulas mas refinadas y menos conocidas.

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