y negro (un testigo creia que habia sido un «Pontiac» norteamericano; otro pensaba que habia sido un «Aston Martin» britanico) se habia precipitado hacia la plaza, golpeando a la victima de frente, arrojandolo por lo menos a diez metros de distancia y desapareciendo de la vista en la confusion. La victima, con el cuerpo aplastado y destrozado, habia muerto instantaneamente.

La Policia habia explicado al portero que, a pesar de que los efectos personales del muerto llevaban el nombre de Robert Laforgue y esta direccion, no habian encontrado en su persona nada mas que indicara el nombre de algun familiar o amigo o compania de seguros. ?Sabia el portero de algun pariente o amigo que debiera ser notificado o que pudiera encargarse del cadaver? El portero no habia podido recordar el nombre de ninguna persona allegada a la victima. Rutinariamente, la Policia habia subido al apartamento de Lebrun en busca de alguna pista. Aparentemente, no habia ninguna.

Randall recordo que habia solicitado permiso para ver las habitaciones de Lebrun. Como sonambulo, habia seguido al portero hacia el ascensor, que tenia una hendidura para monedas («todo aquel que use la electricidad debe pagarla», habia murmurado el portero), y este habia depositado una moneda de diez liras en la alcancia, empujando el boton correspondiente al piso de Lebrun.

En el tercer piso, a la izquierda del ascensor, el portero habia abierto el cerrojo de una puerta verde. Entraron a un cuarto sencillo que tambien habia sido verde alguna vez, y que ahora estaba manchado, destenido y desconchado, y que tenia un desvencijado sofa cama, dos lamparas de pie con feas manchas color beige, una comoda muy gastada, una radio, un espejo roto, un refrigerador portatil que todavia zumbaba ruidosamente (el portero lo desconecto de inmediato), unos cuantos anaqueles apoyados sobre ladrillos y que contenian varios libros muy manoseados, encuadernados en rustica (la mayoria eran novelas y obras sobre politica, y ninguno relacionado con la teologia en Palestina o Roma), en frances y en italiano. Arriba, en el techo, habia una instalacion vulgar con un foco mortecino. Junto al cuarto habia una reducida despensa y una minuscula cocina con un tablero de madera que tenia una plancha para cocinar y un fregadero. Mas alla estaba un pequeno bano.

Renuentemente, bajo el ojo vigilante del portero, Randall recorrio con detenimiento las habitaciones de Lebrun, examinando sus dolorosamente escasas pertenencias… Dos raidos trajes y una andrajosa trinchera, algunas ropas en los cajones y los gastados libros. Excepcion hecha de varias notas de comestibles sin pagar y una libreta de anotaciones en blanco, no habian ni papeles personales ni tarjetas, ni siquiera correspondencia que diera alguna pista de la relacion o asociacion de Robert Lebrun con cualquier otro ser humano sobre la Tierra.

– Nada -habia dicho Randall desanimadamente-. Ni fotografias, ni anotaciones; nada escrito por el.

– Tenia unas cuantas amigas en la calle. Por lo demas, vivia como un ermitano -habia dicho el portero.

– Es como si alguien hubiera estado aqui y hubiera borrado totalmente la identidad del anciano.

– No ha habido visitantes, que yo sepa, excepto la Policia, y usted, Signore.

– Asi que todo lo que queda de Robert Lebrun es el cadaver -habia dicho Randall, apesadumbrado-. ?Donde esta el cuerpo?

– La Policia solo me aviso, por si aparecia algun pariente o amigo, que retendrian el cuerpo durante un mes en el Obitorio…

– ?El deposito de cadaveres?

– Si, la Morgue… alli estara durante un mes en espera de que alguien lo reclame y pague el costo del entierro. Si nadie lo hace, sepultaran el cuerpo en el Campo Comune…

– ?Quiere usted decir en el cementerio de los pobres, en la fosa comun?

El portero habia asentido con la cabeza.

– Donde entierran los cuerpos que no han sido identificados ni reclamados.

– Creo que me gustaria ver el cadaver, solo para estar seguro -habia dicho Randall. La Policia habia encontrado una identificacion en el cuerpo; sin embargo, alguien mas pudo haber llevado consigo los papeles con el nombre de Lebrun. Randall tenia que verlo por si mismo. Tenia que estar completamente seguro-. ?Como puedo hacerlo?

– Primero, tendra que ir a la Questura, el cuartel general de Policia, y obtener un permiso para ver el cadaver y hacer la identificacion.

Asi pues, Randall habia ido al cuartel general de la Policia de Roma y solicitado ver los restos de Robert Laforgue, alias Robert Lebrun. Atendido por un joven oficial italiano, Randall habia dado los diferentes nombres de Lebrun, una descripcion del frances, la edad de la victima, y algunas otras senas. Despues habia pronunciado su propio nombre y sus antecedentes, inventando una historia acerca de su amistad con Lebrun y diciendo haberlo conocido en Paris y que lo veia siempre que visitaba Roma. Habia llenado cuatro paginas del Proceso Verbale, una especie de informe oficial, y una vez hecho eso, se le habia concedido un permiso por escrito para ver el cuerpo, identificarlo y reclamarlo, si asi lo deseaba. Como Randall aparentaba estar confuso, el joven oficial lo habia puesto en el taxi y lo habia dirigido hacia el deposito de cadaveres de la ciudad.

El taxi aminoro la marcha y Randall miro por la ventana. Estaban transitando entre los edificios que habia en los terrenos de la Citta Universitaria. Habian llegado a la Piazzale del Verano, y el chofer freno su vehiculo. Senalo hacia un edificio de ladrillos amarillos, de tres pisos de alto, que estaba detras de un muro que tenia puertas dobles de hierro pintadas de azul.

– Obitorio -murmuro el chofer.

Randall le pago, anadiendo una generosa propina; el chofer se volvio a santiguar, espero a que su pasajero bajara del auto, y se alejo velozmente.

Empujando una de las puertas de hierro para entrar, Randall se encontro en un pequeno patio rodeado de edificios. Sobre la entrada del edificio mas cercano y mas grande habia un letrero iluminado por una lampara exterior. Decia: UNIVERSITA DI ROMA, INSTITUTO DI MEDICINA LEGALE E DELLE ASSICURAZIONI, OBITORIO COMUNALE.

Obitorio Comunale. Vaya maldito lugar para su reunion cumbre con Robert Lebrun.

Entrando al edificio principal habia un guardia que llevaba un uniforme indescriptible. Habia varias puertas frente a Randall. El mostro su permiso policiaco al guardia, quien le senalo un cuarto a la derecha donde un oficial italiano, fofo y con un espeso bigote, cuello rojo en su uniforme negro, estaba de pie revisando unos papeles detras de un largo mostrador de marmol.

El oficial levanto la cabeza cuando Randall se acerco, y le hizo una pregunta en italiano.

– Lo lamento, pero yo unicamente hablo ingles -dijo Randall.

– Yo tambien hablo ingles, aunque no muy bien -dijo el oficial de la Morgue.

El tono de su voz era apaciguado; el sosegado tono profesional y respetuoso, comun a los directores de funerarias y oficiales de los depositos de cadaveres en el mundo entero.

– Mi nombre es Randall. He venido a identificar un cuerpo, el de un amigo. Su nombre es Robert Lebrun… no, Robert Laforgue. Lo trajeron aqui ayer.

– ?Tiene usted el permiso de la Policia?

– Si, lo tengo -Randall le entrego su pase.

El oficial uniformado lo examino, fruncio los labios, tomo un microfono de intercomunicacion de detras del mostrador, hablo rapidamente en italiano, lo volvio a colocar en su lugar y se volvio hacia Randall.

– Si me hace el favor de seguir conmigo -dijo.

Regresaron al vestibulo de entrada y se dirigieron hacia otra puerta que tenia un vidrio despulido y un letrero: INGRESSO E VIETATO, que Randall interpreto como que la entrada estaba prohibida. El oficial abrio el cerrojo de la puerta y Randall penetro al corredor que le seguia, sintiendose asaltado por un hedor intolerable. El olor era, inconfundiblemente, el de los cadaveres, y le sobrevino una horrible sensacion de nausea. Su instinto fue el de darse la vuelta y huir. Esta identificacion era inutil. La supervivencia era lo unico que importaba, pero el oficial lo tenia firmemente tomado de un brazo y lo estaba empujando por el corredor.

Al final, un policia estaba de guardia ante una puerta que tenia un letrero: STANZE DI RICONOSCIMENTO.

– ?Que es eso? -inquirio Randall.

– Salas de Reconocimiento -tradujo el oficial-. Es aqui donde usted identifica.

El policia mantuvo abierta la puerta, y Randall, cubriendose las fosas nasales con la mano, se forzo a si mismo a entrar. Era un cuarto pequeno con moderno alumbrado fluorescente. Dos puertas que habia en un muro de vidrio en el lado opuesto del cuarto se habian abierto y un asistente hizo rodar eficientemente una camilla sobre la cual estaba tendido un cuerpo, envuelto de cabeza a pies con una sabana blanca.

El oficial sacudio la cabeza hacia la camilla y, como un automata, Randall se acerco con el al cuerpo.

El oficial tomo la orilla de la sabana y la levanto parcialmente hacia atras.

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