– ?Espere! ?Adonde va con eso? -demando Randall.

El inspector se medio volvio desde la puerta.

– Eso es asunto nuestro, no suyo.

Randall sintio una creciente e incontrolable ira ante semejante injusticia. ?Perder ahora el papiro, su preciada prueba, la evidencia del fraude, con esos estupidos burocratas! ?No debe ser; no puede ser!

– ?No! -insistio Randall. De un salto agarro de un brazo al oficial del aeropuerto y lo zarandeo-. No, maldita sea, ?no puede llevarselo!

Trato de tomar la bolsa. El inspector quiso apartarse, pero Randall le paso un brazo por la garganta y comenzo a presionar, cogiendo la bolsa con la mano que tenia libre cuando el oficial la dejo caer.

Agarrandose la garganta, el oficial se tambaleaba hacia atras, gritando:

– Bon Dieu, attrape cet imbecile!

Randall tenia la bolsa a salvo en el puno, pero en ese momento el aduanero arremetio contra el. Frenetico, Randall lo esquivo, manoteando para ahuyentarlo. El aduanero lanzo maldiciones y se dejo ir nuevamente contra Randall aferrandole de un brazo, y repentinamente habia dos hombres mas, el guardia de la Surete que estaba afuera y el oficial de la Policia del aeropuerto, echandose encima de Randall, luchando con el, amedrentandolo, magullandolo contra la pared de yeso, sujetandolo por los brazos.

Tratando ciegamente de contestar la pelea, de luchar para liberarse de ellos, Randall vio como una rodilla se le venia encima. Trato de hacerse a un lado, pero la rodilla se estrello contra su ingle. El dolor instantaneo, agudisimo, le provenia de los testiculos y se le esparcia por los intestinos y por todo el cuerpo. Randall gimio, cerrando los ojos, intentando doblarse, sintiendo que la bolsa le flotaba entre los dedos y luego se perdia. Se deslizo hacia abajo, despacio, como en camara lenta, hasta llegar al piso, y alli se encogio, jadeando como animal herido.

– Ca y est, il ne nous embetera plus -oyo que decia la voz de un frances arriba de el-. Ya esta, el no nos fastidiara mas.

Dos de ellos lo habian tomado por los sobacos y lo estaban levantando del suelo para ponerlo de pie.

Le hicieron pasar los brazos a la espalda y lo estaban sosteniendo rigidamente. Gradualmente, sus ojos recobraron el enfoque. El cenudo oficial de Policia del aeropuerto ya no estaba borroso. Otra vez tenia en su poder la bolsa de cuero gris y con ella estaba cruzando la puerta.

Randall lo siguio con los ojos. Otra figura, una figura conocida todavia distante, se acercaba. Era un hombre alto, austero que vestia una sotana negra. Era el dominee Maertin de Vroome por fin.

– ?De Vroome! -grito Randall-. ?De Vroome, aqui estoy!

Pero el clerigo holandes no parecio darse cuenta. Se habia detenido, cara a cara, frente al oficial policiaco, quien se estaba dirigiendo a el y mostrandole la bolsa de cuero. De Vroome escuchaba y asentia con la cabeza, y luego, junto con el oficial, se dio la vuelta y comenzo a alejarse.

– Esperen, por favor, sueltenme; tengo que verlo -Randall gritaba desesperadamente al oficial aduanero y al guardia que lo sostenian-. De Vroome me espera. Yo lo mande llamar.

– ?Usted lo mando llamar? -dijo el aduanero divertidamente-. No lo creo. Porque nosotros fuimos quienes lo mandamos llamar.

Randall miro fijamente al aduanero, sin comprender.

– No se de que me esta usted hablando. Debo verlo. -Hizo un frenetico esfuerzo por soltarse, moviendo los brazos para liberarse, y en ese instante sintio un frio objeto de metal en las munecas, cruzadas tras de si. Entonces lo supo. Estaba esposado-. Debo verlo -suplico Randall.

El aduanero asintio con la cabeza.

– Lo vera manana, cuando usted sea llevado ante el juge d'instruction de Paris, el magistrado examinador, senor Randall. En este momento, usted esta bajo arresto por la infraccion aduanera de no haber declarado un objeto de gran valor y de haber intentado introducirlo de contrabando a Francia. Ademas, esta arrestado por perturbar la paz publica y por agredir a un oficial de la Ley. Usted ira a la carcel.

– Pero el papiro… -protesto Randall.

– El valor del documento y el futuro de usted, Monsieur, se decidiran manana en una corte de la Galerie de la Sainte Chapelle, en el Palais de Justice.

XII

Por fin llego la manana, una nublada y horrible manana parisiense, segun se vislumbraba a traves de la enrejada ventana de la celda, alla en lo alto.

Al menos, reflexiono Randall amargamente, sentado al borde del costal de paja que habia sobre su catre y abotonandose la camisa limpia, al menos no lo habian tratado como a un vulgar delincuente.

Completamente despierto ya y descansado, a pesar del insomnio padecido durante la mayor parte de la noche que paso en la aislada y desnuda celda del Depot, contiguo al Palais de Justice, Randall trato de analizar lo que le habia ocurrido y de prever lo que estaba a punto de ocurrirle.

Todavia se hallaba estupefacto. Lo habian detenido por pasar de contrabando a Francia un objeto de valor, asi como por agredir a un oficial; de eso no habia duda. Despues del loco episodio de la terminal aerea de Orly la noche anterior, lo habian metido en el panier a salade (asi llaman a la «julia» los franceses, supuso) y lo habian transportado al conjunto de edificios conocido como Palais de Justice, que estaba en la Ile de la Cite.

Lo habian hecho entrar apresuradamente a un edificio llamado el Petit Parquet. Alli, en una sala exageradamente iluminada, se habia enfrentado a un frances serio y solemne que se habia presentado como le substitut du procureur de la Republique… aterrador, hasta que el interprete, que tambien estaba alli, le explico que se trataba sencillamente del asistente del fiscal.

Habia habido un breve interrogatorio y, finalmente, las acusaciones formales. Habia cometido un outrage a fonctionnaire dans l'exercise de ses fonctions (un atentado contra un funcionario en el ejercicio de sus funciones, segun le revelo el interprete) y habia intentado introducir en el pais, sin declararlos, bienes valiosos. El substitut habia firmado un documento que hacia oficial su detencion.

Debido a circunstancias especiales (?cuales?, se pregunto) el Ministro del Interior habia dispuesto que se viera su causa sin dilacion. En la manana compareceria ante un jugue d'instruction (un juez de instruccion) para una averiguacion a fondo. Hasta entonces deberia permanecer en el Depot del Palais, en calidad de detenido por breve plazo. Y una cosa mas antes de su encarcelacion: tenia el derecho de contratar a un abogado para la audiencia de manana. ?Deseaba telefonear a algun abogado, o a un amigo para que le buscara un defensor?

Randall lo habia considerado. No conocia a ningun abogado en Paris. Se le ocurrio la idea de llamar a la Embajada de los Estados Unidos, pero la rechazo. Todo el incidente era tan humillante para el (y tan dificil de explicar que no queria correr el riesgo de exponerse a que algun arrogante compatriota propagara el chisme antes de que todos los hechos estuvieran esclarecidos. Penso en Sam Halsey, de la Associated Press, en la Rue de Berri. Sin duda, Sam le podria proporcionar un defensor competente. Pero cualquier entusiasta de la oficina de Sam podia olfatear el problema de Randall y difundir a la Prensa una version torcida e incompleta, que solo lo haria parecer absurdo. Ademas, la idea misma de pedir consejo legal para una causa tan al vapor como aquella (era facil probar que el fragmento de papiro era una falsificacion, y eso seria todo) parecia pretenciosa y ridicula.

Cuando Randall pregunto acerca de la necesidad del consejo legal, se le informo que la unica intencion era la de proporcionarle todas las garantias posibles. Tambien se entero de que si tomaba un abogado, su causa se retrasaria tres o cuatro dias. Eso le habia ayudado a tomar una decision. Puesto que Resureccion Dos se anunciaria al mundo dentro de cuarenta y ocho horas, no queria posponer su juicio y, por lo tanto, no queria un abogado. Se conformaria con hablar en defensa propia.

Resuelta la cuestion del abogado, Randall habia tenido que salir bajo la llovizna nocturna, atravesar el patio, pasar la reja abierta del Palais de Justice y seguir por el Boulevard du Palais hasta la Prefecture de Police, donde lo llevaron a la seccion de antropometria, le tomaron las impresiones digitales y lo fotografiaron (de frente y de perfil). Despues lo habian interrogado nuevamente para saber si tenia antecedentes policiacos y conocer su version de los

Вы читаете La palabra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×