supersticiones acerca de los milagros y la Ascension, los sucesos posteriores a la Resurreccion, destruyen la efectividad del Nuevo Testamento y limitan a la Iglesia en su actividad. La unica cosa importante en los evangelios, insiste De Vroome, es la sabiduria basica de Cristo. Hijo de Dios o del Hombre o meramente un mito, no importa lo que sea… es Su mensaje, o el que se le atribuye, el que debe ser arrancado de un tiron del siglo primero, revitalizado y aplicado practicamente al siglo xx en los propios terminos del siglo xx.

– ?Como seria posible hacer eso? -inquirio Randall.

– No estoy seguro -admitio Carey-, pero De Vroome siente que puede hacerse. Creo que el esta de acuerdo con Dietrich Bonhoeffer quien, a pesar de su conservadurismo, trato de ubicar a la Iglesia dentro del mundo real; trato de darle un programa de accion humanistica y participacion social. De Vroome dice que la Palabra, en terminos modernos, en lenguaje moderno y en realizacion tambien, debe ser llevada a los ghettos del mundo y a los palacios, a las Naciones Unidas, a las plantas nucleares, a las oficinas de Gobierno, a las prisiones; que debe ser dispersada fuera de la jerarquia de todas las Iglesias cristianas y llevada hacia abajo, a traves de los pulpitos del mundo, a las congregaciones de grandes multitudes. Hecho esto, la Palabra funcionara, y la religion y la fe viviran, y la civilizacion sobrevivira. Sin esta revolucion eclesiastica, De Vroome preve la muerte de la religion, de la fe y, finalmente, de la Humanidad. Puede estar en lo cierto. Pero el representa a la minoria, y el Establecimiento (el Concilio Mundial de Iglesias de Ginebra; la Iglesia Catolica representada por el Vaticano) se resiste al cambio drastico y trata de suprimirlos, a el y a los otros rebeldes, y de mantener el statu quo. Los clerigos se sienten mas seguros en el siglo primero. Pero sus congregaciones no. He alli el problema. Por eso tu padre vio, y yo veo ahora, que cada vez hay mas bancos vacios en muchas iglesias, ano tras ano. En una decada esto podria alcanzarnos, y yo me encontraria predicando en un templo vacio.

– Tom…, ?no hay algo que puedas hacer?

– Dentro del sistema, probablemente no. Fuera de el, quiza… pero estoy demasiado… demasiado condicionado a los viejos metodos, y soy demasiado timido para convertirme en radical. Para mi, para muchos de nosotros, que sentimos que la religion esta estancada y encajonada, solo queda una posibilidad, y yo sigo pensando en ella. Sigo pensando en salirme de la Iglesia. A veces siento que haria mayor bien al abandonar mi pulpito e ingresar a la ensenanza seglar, o al trabajo y la reforma sociales. Pienso que podria realmente enfrentarme a las necesidades humanas, tales como son, y acaso dar con unas cuantas soluciones del momento. No lo se. Simplemente no se que hare.

– Espero que no abandones la Iglesia -dijo Randall, conmovido- al menos no ahora. Egoistamente, me temo que eso le romperia el corazon a mi padre.

Carey se encogio de hombros.

– Steven, ?puede uno quebrantar un corazon que ya esta quebrantado? Olvidalo. Si fuera yo a considerar seriamente mi renuncia, solo lo haria despues de que supiera que tu padre esta fuerte y sano.

Se detuvieron en un cruce. Carey continuo hablando:

– Si la Iglesia no puede reformarse, solo hay una cosa que pueda salvarla. Un milagro. Asi como los judios, en tiempos del nacimiento de Cristo, esperaban un Mesias que los salvara de la opresion de los romanos, e ignoraron al Cristo que no los salvo y meramente murio en una cruz, incapaz de salvarse a Si mismo, nosotros necesitamos un autentico Mesias. Si un Cristo, o el Cristo, pudiera aparecer nuevamente, y reiterar Su mensaje… el mensaje que no fue escuchado cuando lo llevo por primera vez a Judea…

– ?A que mensaje te refieres, Tom?

– Tener fe. Perdonar. Dos conceptos nuevos para el siglo primero y dos conceptos que deberian ser renovados en el siglo xx. Si Cristo retornara a la Tierra con ese mensaje… bueno, creo que los Gobiernos y la gente podrian mirarse unos a otros y empezar a hacer algo que valiera la pena respecto a la esclavitud, la pobreza, la miseria, el materialismo, la injusticia, la tirania, los armamentos nucleares. El Segundo Advenimiento, o alguna senal que lo anticipara, podria restaurar la esperanza y salvar al mundo. Pero, como te dije, ese seria un milagro, ?no? ?Y quien cree en milagros en la era de la ciencia de la computadora, la television, los cohetes a la Luna?… Alli esta tu hotel, Steven. Lamento haberte estirado tanto la oreja. Gracias por escucharme. Fue terapeutico para mi, y tu eres uno de los pocos agnosticos en quienes confiaria. Te vere esta noche.

Carey se fue, y el entusiasmo que Randall sintio antes por la sobrevivencia de su padre se habia desvanecido. Se sentia indefenso; mas aun al recordar la cita a almorzar que esperaba tener con su hija. Judy era otro de los seres perdidos, sin fe, con pesadillas en lugar de suenos, y que probablemente necesitaba algo mas que solo un padre para salvarse. Tambien Judy necesitaba de un milagro. Pero ?quien podria hacer un milagro en este tiempo de vertigo?

Habian estado casi media hora en el reservado de la apenas concurrida cafeteria que estaba situada en el sotano, bajo el vestibulo del «Hotel Oak Ritz».

A su llegada al hotel, Randall habia telefoneado a la suite de Barbara y le habia contestado Judy, diciendo que habia estado esperando ansiosa la hora de almorzar. El la habia esperado en la cafeteria, y ella se habia disculpado por llegar tarde porque habia andado indagando en busca de un restaurante organico que sirviera alimentos no adulterados. Sus amigos andaban metidos en eso; en la semilla de trigo, el frijol de soya, los pudines de algarroba, las hierbas, la miel; ella ya lo habia probado y le habia gustado. Como era de esperarse, no habia dado con semejante restaurante de alimentos salubres en Oak City, pero suponia que unas cuantas comidas de aumentos impuros no la destruirian del todo.

Para ahora, Randall habia terminado su emparedado caliente de costilla de res, y observaba a su hija acabar de mascar energicamente el suyo de ensalada de huevo y sorber su limonada. A sus ojos, Judy era una belleza absoluta. Su piel no tenia macula alguna, y sus ojos radiantes, su nariz fina y respingada y sus labios carnosos le daban la apariencia de una criatura absolutamente virginal, aun no lastimada por la vida. Aunque su cuerpo maduro, moldeado, enfundado en un pantalon vaquero azul y una ajustada blusa blanca, contradijeran la imagen inicial de adolescencia.

Era imposible creer que este ser joven y nuevo, esta nina de solo-quince-anos-sobre-la-Tierra, esta nina de naturaleza pura que se rehusaba a corromper su cuerpo con alimentos envenenados por aditivos, preservativos, emulsiones o pesticidas, hubiera nutrido cuerpo y mente, por la via intravenosa, con una jeringa hipodermica y una droga fuerte y viciosa. Penso discutirlo con ella.

En la media hora que habia transcurrido desde su encuentro, luego de que ella le habia devuelto el abrazo, pero no el beso, Judy habia estado curiosamente distraida, nerviosa, lejana. La conversacion habia sido titubeante. Ella habia divagado en torno a los efectos purificadores de los alimentos organicos, habia pasado de alli a su descubrimiento de los escritos de Alan Watts, y luego habia mencionado cuanto disfrutaba con su maestro de frances muy de onda, en la nueva escuela.

En cierto momento, habiendo agotado la charla trivial e incomunicativa, Judy le habia preguntado acerca de su trabajo. Como el sabia que realmente no le interesaba, le habia dicho poco, describiendole principalmente un grupo de rock (Las Llantas de Repuesto) al que su oficina le estaba haciendo la promocion. En la punta de la lengua habia tenido lo de su encuentro con Jim McLoughlin y el trabajo del Instituto Raker, porque le latia que esto la habria intrigado y le habria dado mayor merito al padre a los ojos de la hija, pero se habia contenido justo a tiempo. Se habia contenido porque habia recordado, con una sensacion de hundimiento, que iba a rechazar a McLoughlin y su cuenta, y que no habria manera de justificar esto ante su Judy.

Ella habia hecho a un lado su plato y estaba llevandose la servilleta de papel a los labios.

– Ahora, ?que tal un postre? -le pregunto el con fingido entusiasmo.

– Ojala pudiera -dijo Judy-, pero nunca entraria yo en esos nuevos pantalones que compre. Te dire que. Tomare un poco de chocolate, si tu tambien lo tomas.

Trato de recordar si era chocolate lo que solia compartir con Judy las mananas de los domingos, cuando ella tenia nueve o diez anos y desayunaban juntos. Simplemente no podia recordarlo.

– Justo lo que estaba yo pensando -dijo el, deslizandose al extremo del reservado y voceando la orden a la camarera.

Volvio a su sitio frente a ella y comprendio que era su turno. Habia querido ese almuerzo no solo para verla, sino tambien para sondear sus sentimientos respecto a la determinacion de su madre de obtener el divorcio y volver a casarse. Era dificil entrar en esto ahora porque los riesgos eran grandes, pero si lo eludia, pudiera no presentarse otra oportunidad. Tenia que averiguarlo. Y el increible asunto ese de las drogas. Eso tambien.

No hacia mas de una hora que le habia dicho a Tom Carey que se estaba interesando cada vez mas por la verdad.

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