Angela parecio confusa, y respondio:

– Porque alguien hallo un trozo de papiro fuera de las ruinas hace seis anos y se lo mostro a el.

– ?No sabias tu que fue Lebrun quien proporciono el indicio a tu padre?

– No. Nunca oi su nombre hasta que el senor Wheeler lo menciono anoche.

– ?No sabias que Lebrun se vio con tu padre en el Doney el ano pasado, el dia en que tu padre… sufrio el colapso?

– No. Nunca lo supe hasta ayer, cuando el senor Wheeler me dijo que tu afirmaste haber visto una anotacion de esa reunion en la agenda de mi padre.

– ?Y no ves nada extrano en eso? ?Nada sospechoso?

– No, mi padre tuvo tratos con muchas personas diferentes aquel dia y los dias anteriores.

– Muy bien, Angela. Dejame poner a prueba tu fe. ?Estarias dispuesta a decir al magistrado que tu padre se entrevisto con Lebrun en el Doney el ano pasado? Eso estableceria la relacion entre tu padre y Lebrun, plantearia nuevas dudas en torno al caso y podria conducir a una nueva investigacion en busca de la verdad final. ?Tienes suficiente fe para hacer eso?

Ella sacudio la cabeza:

– Steven -dijo-, ya he revelado al magistrado lo que sabia, en la declaracion que le entregaron los directores del proyecto. Anoche llame a Lucrezia a Roma y le pedi que nos leyera la anotacion de mi padre en su agenda. A todos, incluso al magistrado, les parecio que las iniciales «R. L.» dificilmente podian considerarse como evidencia concluyente. Pero, aun cuando esas iniciales se refirieran a Robert Lebrun, ?que probaria eso en realidad? No obstante, quise que el magistrado lo supiera. Ya ves, Steven, que yo no tengo miedo. Cuando uno tiene fe, no le teme a la verdad.

El se habia quedado sin aliento. Permanecio sentado, sintiendose perdido. Un ultimo jadeo:

– ?Estarias dispuesta a ofrecer esa informacion a otra persona?

– ?A quien?

– A Cedric Plummer. ?Estarias dispuesta a continuar lo que Plummer solo oyo decir a Lebrun: que tu padre realmente se entrevisto con el?

Ella levanto las manos.

– Steven, Steven, el tambien lo sabe ya. Plummer lo sabe todo. No veria nada sospechoso en ello. Cuando el dominee De Vroome se unio a Resurreccion Dos, Plummer tambien lo hizo. Se convirtio, por decirlo asi. Dejo de lado su pluma venenosa y ahora escribira la historia exclusiva de todo el proyecto, desde hace seis anos hasta el dia de hoy.

Randall se hundio en su silla. Era demasiado. No quedaba centimetro de territorio enemigo que no hubiera sido invadido y ocupado, lo cual significaba que Herr Hennig salvaria el cuello. El chantaje de que hiciera objeto Plummer a Hennig para tratar de obtener por adelantado el Nuevo Testamento Internacional, y descubrirlo al publico, habia resultado completamente innecesario.

Miro a un lado. Alguien habia estado llamando a la puerta, y ahora la abria.

El escribano asomo la cabeza.

– Monsieur Randall, llego la hora del veredicto.

Randall se puso en pie.

– Medio minuto -dijo. Angela se habia levantado y estaba parada frente a el. Randall la examino una vez mas-. Quieres que me retracte, ?verdad?

Ella se puso los lentes.

– Quiero que hagas lo que debes hacer; ni mas ni menos -penso si anadiria algo, y al fin dijo-: En realidad, vine a decirte que sin importar lo que seas o lo que te vuelvas, yo podria amarte… si tu, a cambio, pudieras aprender a amar; a amarte a ti mismo en primer lugar, y a amarme a mi. Pero no podras hacerlo si no tienes fe, en la Humanidad y en el futuro. Lo lamento por ti, Steven, pero mas aun por nosotros dos. Sacrificaria cualquier cosa por ti… excepto la fe. Espero que algun dia lo comprendas. Ahora, haz lo que desees.

Ella salio del cuarto apresuradamente, y el se quedo solo.

– ?Desea usted hacer alguna declaracion final antes del veredicto, Monsieur Randall?

– Si, Su Senoria -dijo al magistrado-. He repasado en la mente el testimonio que ya preste en esta sala de audiencias y deseo afirmar que yo no fui a Roma con el proposito de destruir a Resurreccion Dos ni el Nuevo Testamento Internacional, sino con la unica intencion de verificar, para mi mismo y para los directores del proyecto, el hecho de que habian descubierto, mas alla de toda duda, al verdadero Jesucristo.

Vio que Wheeler, los otros cuatro editores y aun Angela se habian inclinado hacia delante en sus asientos de la primera fila.

Randall se dirigio nuevamente al magistrado:

– Lo que supe en Roma, lo que vi con mis propios ojos, me ha convencido de que el fragmento de papiro que logre encontrar y que traje a Francia, asi como toda la coleccion de papiros y el pergamino que sirven como fundamento del Nuevo Testamento Internacional, es una mentira contemporanea, una impostura y un fraude, creados por la mano de un falsificador maestro. Creo que el producto del descubrimiento hecho por el profesor Monti carece de todo valor y que el Jesus que presentan Santiago el Justo y Petronio es una imagen ficticia y un Cristo espurio. A pesar de los anteriores testimonios en contra, yo sostengo todavia que la evidencia que tenia sobre mi persona al entrar a Francia era una falsificacion (sin ningun valor, repito) y que, por lo tanto, no he cometido delito alguno. Confio en que el tribunal, tomando en consideracion mi conocimiento de primera mano y mis investigaciones acerca del asunto, que no fueron motivados por ninguna idea de lucro personal, me declarara inocente. Mas aun, ruego a la corte que me devuelva la porcion faltante del Papiro numero 3, que es, en cierto modo, un legado que me dejo Robert Lebrun, para que yo pueda hacer que su contenido sea examinado y evaluado por expertos mas objetivos de cualquier otra parte del mundo… No tengo nada mas que decir.

– ?Ha terminado usted, Monsieur Randall?

– He terminado.

– Muy bien. El acusado ha sido escuchado. El veredicto de esta causa se rendira ahora -el magistrado Le Clare movio un manojo de papeles que habia sobre su escritorio-. En la acusacion hay dos cargos. El segundo de ellos, por alteracion del orden y agresion a un funcionario publico, queda en este momento suprimido, teniendo en cuenta que el acusado ha sido hasta ahora un ciudadano respetuoso de las leyes en su propio pais, asi como en consideracion a las insolitas circunstancias y la provocacion que hubieron en torno al hecho de su detencion. En cuanto al primer cargo, el de introducir a Francia, sin la debida declaracion, un antiguo documento de valor inestimable y que es en si un tesoro de la nacion de donde fue traido…

Randall contuvo el aliento.

– …la corte halla el documento autentico y al acusado culpable.

Randall espero inconmovible.

«Estoy solo», penso.

– Vamos ahora a dictar la sentencia -prosiguio el magistrado-. El acusado, Steven Randall, pagara una multa de cinco mil francos y se le sentencia a tres meses de prision. En vista de la declaracion aparentemente sincera del acusado, en el sentido de que no quebranto la Ley deliberadamente, y tomando en consideracion cierta peticion hecha a este tribunal por los clientes del acusado, la multa queda condonada y la pena a tres meses de prision se suspende. Empero, con el objeto de proteger a sus clientes y para impedir una nueva alteracion del orden publico, el acusado sera reencarcelado en su celda temporal, donde continuara encerrado durante dos dias, hasta que el anuncio del Nuevo Testamento Internacional haya sido hecho publico. Despues de cuarenta y ocho horas (es decir, el mediodia del viernes, pasado manana) el acusado sera escoltado por una guardia policiaca desde su celda hasta el Aeropuerto de Orly, donde sera puesto, a costas suyas, en un vuelo a los Estados Unidos y, por lo tanto, quedara expulsado de Francia.

El magistrado se aclaro la garganta.

– En cuanto a su peticion, Monsieur Randall, en el sentido de que vuelva a su posesion el fragmento del papiro, esta es denegada. Habiendose establecido la autenticidad, el papiro confiscado sera entregado a sus actuales arrendatarios, los directores de Nuevo Testamento Internacional, S. A., conocidos tambien por Resurreccion Dos, para que dispongan de el como deseen.

El juez golpeo con ambas palmas el escritorio.

– Se levanta la sesion.

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