edicion vespertina del London Daily Courier.

En la primera pagina, el encabezado a tres columnas le salto a la vista:

MAERTIN DE VROOME INSINUA EL

DESCUBRIMIENTO DE UN SORPRENDENTE NUEVO

TESTAMENTO; NIEGA LA NECESIDAD DE OTRA

BIBLIA. CALIFICA EL PROYECTO DE

«INUTIL E IRRELEVANTE»

La noticia estaba fechada en Amsterdam. La referencia y el credito decian: «Exclusiva de Nuestro Corresponsal, Cedric Plummer. Primera de Tres Partes.»

«Tanto secreto -penso Randall- para llegar a esto.»

Descorazonado, habia intentado leer el articulo bajo la debil luz del taxi.

Plummer habia obtenido una entrevista exclusiva con el cada vez mas popular revolucionario de la Iglesia protestante, el reverendo Maertin de Vroome, de Amsterdam. El augusto clerigo habia declarado que disponia de informacion secreta en el sentido de que, en base a un descubrimiento arqueologico recientemente realizado, se estaba preparando una flamante traduccion del Nuevo Testamento que pronto seria puesto a la venta, como un engano al publico, por un sindicato internacional de comerciantes editores apoyados por los codiciosos miembros ortodoxos de la tambaleante Iglesia mundial.

«No necesitamos otro Nuevo Testamento para hacer relevante la religion en este mundo cambiante -segun citaban a De Vroome-. Necesitamos reformas radicales dentro de la religion y de la propia Iglesia; cambios en el clero y en las interpretaciones de las Escrituras, para hacer que la religion tenga de nuevo un sentido verdadero. En estos tiempos de inquietud, la fe requiere de algo mas que nuevas Biblias, nuevas traducciones o nuevas anotaciones basadas en otro nuevo descubrimiento arqueologico, para que tenga un valor real para la Humanidad. La fe requiere de una nueva casta de hombres de Dios que trabajen por el bienestar de los hombres que viven sobre esta Tierra. Ignoremos o boicoteemos este constante comercialismo de nuestras creencias. Resolvamonos a resistir otro irrelevante e inutil Libro Sagrado, y en su lugar hagamos relevante el mensaje del Jesus simbolico, familiarizado ya con la gente que padece y sufre en todas partes del mundo.»

Y decia mas, mucho mas acerca de lo mismo.

Pero en ninguna parte de la noticia habia siquiera un solo hecho concreto. Ninguna mencion de Ostia Antica, ni de Resurreccion Dos; ni siquiera mencionaba por su nombre al Nuevo Testamento Internacional.

El reverendo Maertin de Vroome conocia solo los primeros rumores, y esta no era mas que su advertencia inicial hacia los miembros de la Iglesia establecida, contra quienes se estaba preparando para la batalla.

Randall cerro el periodico. Despues de todo, Wheeler no habia exagerado la necesidad de una estrecha seguridad. Con un personaje tan poderoso como De Vroome ya tras ellos, el futuro del proyecto podia estar en grave peligro. Como parte del proyecto, el propio Randall se sintio amenazado y temeroso.

Y entonces, otro pensamiento lo intimido.

Acababa de responsabilizarse de haber logrado arreglar el viaje a Amsterdam de un joven disgustado y amargado llamado Florian Knight. Si Maertin de Vroome era enemigo de Resurreccion Dos, entonces ese clerigo podria encontrar en el doctor Knight un aliado que odiara el proyecto aun mas que el.

Sin embargo, De Vroome no habia penetrado todavia las defensas internas de Resurreccion Dos. Pero cualquier dia, con la presencia en Amsterdam del doctor Knight, el reformista radical podria, despues de todo, tener su propio caballo de Troya.

Randall se preguntaba que era lo que debia hacer.

Decidio que vigilaria y esperaria, y que trataria de averiguar si el caballo de Troya estaba destinado a permanecer vacio o si se convertiria en un portador de destruccion para lo que se habia convertido en su ultima esperanza sobre la Tierra.

III

Desde su asiento junto al pasillo del jet de la compania holandesa KLM, Randall se inclino sobre Darlene a tiempo para alcanzar a echar un vistazo a la capital de los Paises Bajos, que se encontraba muy por debajo de ellos. Amsterdam semejaba un tablero de ajedrez grisaceo y enmohecido, con las casillas ocupadas por torres en espiral y construcciones al estilo de los cuentos de hadas, y subrayados por las brillantes lineas liquidas que reflejaban los canales de la vieja ciudad.

En sus anos oscuros, cuando aun vivia con Barbara, Randall habia estado una vez en Amsterdam durante dos dias, y habia contemplado la ciudad rutinaria, impacientemente: la plaza principal, conocida como Dam, la zona comercial llamada Kalverstraat, la Casa de Rembrandt, y las pinturas de Van Gogh en el Museo Stedelijk.

Ahora, desde su asiento en el avion, esperaba con entusiasmo el momento de retornar. Lo que alli le esperaba prometia toda una nueva vida. Incluso la velada amenaza implicita en aquel diario vespertino de Londres, la entrevista que alguien llamado. Plummer habia hecho al formidable reverendo Maertin de Vroome, anadia un aire de incertidumbre y riesgo y, por lo tanto, estimulaba su visita. Dentro de ese tablero, alla abajo, dos fuerzas antagonicas se movian secretamente una contra la otra: las legiones ortodoxas de Resurreccion Dos, que pretendian salvar y reforzar la fe existente, se oponian a un revolucionario llamado De Vroome, que queria asesinar al Jesucristo vivo y destruir una Iglesia que habia existido desde el siglo primero.

Randall se divertia interiormente con el modo simple como habia alineado, en blanco y negro, los pros y los contras, como si estuviera confrontando a uno de sus clientes industriales contra un competidor; como si estuviera escribiendo apresuradamente una gacetilla para la Prensa. Sin embargo, durante mucho tiempo habia sido condicionado a la lealtad hacia sus clientes, y asi seguia entendiendolo.

Randall se preguntaba si Wheeler y los demas habrian visto el articulo de Plummer en primera plana, y en tal caso, cuales habrian sido sus reacciones. Se preguntaba tambien si deberia mencionar la entrevista cuando se encontrara con Wheeler, que estaria esperandolo con un automovil en el aeropuerto de Schiphol. Dedujo que estaba perdiendo el tiempo; por supuesto que Wheeler y los otros sabrian ya acerca del articulo de Plummer.

Cinco minutos despues, el avion aterrizaba suavemente sobre una de las pistas, rodando hasta la terminal. Randall y Darlene salieron a traves de la pasarela movil cubierta. De pie sobre la acera movil, recorrieron una distancia de casi tres campos de futbol, hasta llegar a la aduana. El letrero de vidrio amarillo sobre la computadora electronica de manufactura italiana, que decia SOLARI 5, guio a Randall hacia el lugar donde recogeria su equipaje, que en ese momento llegaba sobre la banda transportadora. El uniformado oficial holandes de aduana llego cruzando el piso de mosaico. Su semblante franco sonreia alegremente a Randall y Darlene.

– ?Americanos? -reviso sus cuestionarios aduanales-. Ah, senor Randall, los estabamos esperando. Por favor, pasen.

Mientras seguian al maletero, Darlene suspiro con alivio.

– Temia que me quitaran todos mis cigarrillos.

Al entrar a la sala de llegadas, Randall se sintio momentaneamente desubicado. Parecia como si estuviera en una pequena jaula de vidrio, rodeada por una jaula mas grande.

Darlene lo cogio de la manga de su chaqueta deportiva.

– ?Cambiamos nuestro dinero? -pregunto ella, senalando una maquina automatica de cambio de moneda.

– Wheeler se encargara de eso -contesto el-. ?Donde diablos estara? -Randall hizo senales a una muchacha de rostro radiante que vestia un conjunto azul marino y guantes blancos de la KLM -. ?Donde podriamos encontrar a un «migo que esta esperandonos?

Ella los condujo hacia la mas cercana de las cuatro puertas que llevaban hacia fuera a traves de la pared de cristal.

Wheeler, grande y ruidoso, ya se encaminaba hacia ellos a zancadas.

– ?Bienvenidos a Amsterdam! -vocifero. Luego, bajando la voz, dijo-: Quiero que conozcan al presidente de nuestro consejo de editores, el director de Resurreccion Dos; un distinguido editor religioso de Munich… insistio en acompanarme…

Randall se percato de la presencia de otra persona que empequenecia a Wheeler; un digno caballero de por lo

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