colgado alli, al sol, para morir. Para precipitar Su fin, un soldado apunalo a Jesus en el costado con una espada corta, y riendo dijo: «?Ahora dejemos que Elias venga a salvarle!»

Al extraersele la hoja de la espada, Jesus perdio el conocimiento.

A la novena hora [Anotacion: las tres de la tarde], el centurion miro a Jesus, lo toco, lo sintio yerto, y anuncio que estaba muerto. Entonces, unos amigos del fallecido, Nicodemo y Jose de Arimatea, invocando la ley romana que permitia un funeral honorable para aquellos que eran ejecutados por razones politicas, hicieron llegar a Pilatos la peticion de que les permitiera tomar el cuerpo y darle un entierro decente. Su deseo fue concedido.

Antes de la caida de la noche, Nicodemo dio instrucciones a los discipulos Simon y Juan para que bajaran el cuerpo y lo llevaran a la tumba privada de su familia, y alli prepararan el cadaver para su entierro. Mientras los hombres iban a avisar a Santiago y a buscar lino y mirra y polvos de aloe para ungirlo, Maria de Magdala se sento a vigilar el cuerpo que yacia sobre el piso de la antecamara de la tumba. Cuando los hombres regresaron con el afligido Santiago en su compania, Maria les salio al encuentro con las asombrosas palabras: «?Hermanos, un milagro! ?Rabbuli (el Maestro) vive!»

Y segun Santiago, su hermano estaba en verdad vivo, en estado de coma, respirando debilmente. De inmediato, Santiago y los discipulos se llevaron al inconsciente Jesus hacia la seguridad de una cueva, en tanto que secretamente se enviaba a un mensajero a traer a un medico esenio para que atendiera a Jesus, que se aferraba a la vida todavia. Despues de examinarlo, el medico declaro que la espada del soldado no habia alcanzado los organos vitales de Jesus, y que los romanos le habian dado prematuramente por muerto. Despues de una semana de cuidados, durante la cual fue atendido diariamente por el medico esenio, Jesus habia sanado, aunque se encontraba muy debilitado por todo lo que habia sufrido.

Segun Santiago:

Hubo dos versiones en torno a la resurreccion. Maria de Magdala atestiguo que Jesus habia sido resucitado por Su Padre celestial. El medico declaro que Jesus habia sobrevivido a la crucifixion como mortal porque, por casualidad, su herida habia sido poco profunda. [Anotacion: Este no es el unico caso de supervivencia de una crucifixion de que se tenga registro. Informando acerca de un caso similar que ocurriera cuarenta anos mas tarde, el historiador Flavio Josefo escribio: «Y cuando fue enviado por Tito Cesar… a cierta aldea llamada Thecoa, para averiguar si era un lugar adecuado para acampar, mientras volvia vi a muchos cautivos crucificados; y reconoci a tres de ellos como antiguos conocidos mios. Aquello me apeno mucho asi que, con lagrimas en los ojos, fui a Tito y le dije de ellos; y el inmediatamente ordeno que fueran bajados… aunque dos de ellos murieron en las manos del medico, mientras que el tercero se recobro.» Vease Josefo: La vida de, 75.] Que mi hermano nuestro Senor hubiese muerto y sido resucitado por Dios, o que se hubiere recobrado en la carne por medio de la medicina y la voluntad de Dios, no puedo decirlo. Pero asi que tuve la certeza de la supervivencia de mi hermano, me apresure a informarlo a los otros que lo creian muerto, y a decirles «Maranatha… . el Senor ha venido», y ellos aceptaron su regreso y se regocijaron y se renovo su fe.

Todos acordaron, como uno solo, que fuere lo que fuere que hubiera ocurrido, habia sido un milagro. Jesus vivia. Luego, una noche, cuando habia sanado totalmente y ya estaba fuerte, Jesus me convoco, al igual que a nuestro tio, Simeon Cleofas, a su escondite y hablo, diciendo: «Ustedes son los amados, y ustedes seran la causa de la vida entre muchos. Proclamen las buenas nuevas del Hijo y del Padre.» Luego dijo que deberia partir, y cuando yo le pregunte adonde iria, el replico: «Hay muchas mansiones en la casa de mi Padre, y debo visitarlas y difundir el mensaje de salvacion hasta que yo sea llamado a ascender hacia el Padre.» Antes de que el gallo cantara, acompanamos a nuestro Senor a una colina cerca de Betania, y alli nos dijo que nos quedaramos, y nos bendijo, y con su baston en la mano desaparecio en la niebla y en la oscuridad. Entonces nos arrodillamos y dimos gracias, y elevamos nuestros corazones a los cielos.

Amen, El vivio, afirmo Santiago, y todo lo demas que Santiago asento lo habia oido de aquellos que fueron testigos oculares del continuado peregrinaje de Jesucristo.

La apariencia fisica de Jesus se habia alterado por tantos sufrimientos, y habia pocos que, al verlo, lo reconocieran de inmediato. Jesus fue a Cesarea, a Damasco, a Antioquia, e hizo un viaje a Parthia y otro a Babilonia; luego regreso a Antioquia y de alli a Chipre, Neapolis, Italia y a la propia Roma.

Que El estuvo en esos lugares y en otros, Santiago lo supo de boca de los discipulos, cada vez que volvian a Jerusalen. Maranatha, decian ellos en arameo, y Santiago sabia entonces que el Senor habia ido a ellos y que ellos le habian visto en carne y hueso.

Los testigos de Su segundo ministerio eran numerosos. En la aldea de Emaus, a once kilometros de Jerusalen, Jesus fue visto por Cleofas y Simon, y El compartio su pan con ellos. En la costa del mar de Tiberias, se encontro con Tomas, Simon Pedro y Simon, hijo de Jonas, y se les revelo y ceno con ellos. En el camino a Damasco, cinco anos despues de la Crucifixion, Saul de Tarso -llamado Pablo despues de su conversion- fue abordado en la noche por un extrano, y cuando Saul le pregunto su nombre, el extrano contesto: «Yo soy Jesus.»

Mucho tiempo despues de la Crucifixion, Ignacio de Antioquia, que de nino habia escuchado a Jesus predicar en tal lugar, cuando crecio, informo a los discipulos: «Esta vivo; lo he visto.» Mas tarde, despues de que Jesus habia llegado a Italia a bordo de un barco mercante e iba caminando por la Via Apia sobre el camino a Roma, se encontro al apostol Pedro, quien se quedo pasmado. Jesus le dijo: «Tocame y veras que no soy un demonio sin cuerpo.» Pedro lo toco y creyo que era de carne. «?Adonde vas, Senor?», le pregunto Pedro. Jesus replico: «He venido a estos lugares para ser crucificado de nuevo.» [Anotacion: Santiago confirma la declaracion del teologo Ireneo, quien escribio, entre los anos 182 y 188 A. D., siendo el primero en mencionar los cuatro evangelios canonicos, que Jesus no murio sino hasta la edad de cincuenta anos. Santiago confirma tambien la aseveracion de un autor desconocido en Acta Pilati, o los Actos de Pilatos, tambien conocidos como el Evangelio de Nicodemo, probablemente escrito en el ano 190 A. D., en el sentido de que Jesus no murio en el ano 30, sino en alguna fecha entre el ano 41 y el 54, durante el reinado de Claudio Cesar.]

Pero solo unos pocos, relativamente, de los que lo habian conocido antes, lo reconocieron nuevamente en la carne. El resto de Sus discipulos y seguidores creian que habia ascendido a los cielos cerca de Betania. Y esa version era alentada por Santiago, Simeon Cleofas y aquellos pocos que le reconocieron; porque estos apostoles, amen de su deseo de proteger la vida de Jesus en Su renovado ministerio y de evitar un nuevo arresto y una segunda Crucifixion, habian acordado no hablar de lo que realmente habia ocurrido. Asi que Jesus continuo a salvo Su ministerio como un humilde y santo maestro, revelandose solamente a unos cuantos.

Santiago habia sabido que su hermano Jesus era visto a menudo en Roma, en la Puerta Pinciana, mendigando ahi entre los pobres y los invalidos, brindandoles ayuda y consuelo. En el ano noveno del reinado de Claudio Cesar, los sesenta mil judios que habia en Roma fueron expulsados de la ciudad, y entre ellos iba Jesus. «Y Nuestro Senor, al fugarse de Roma con sus discipulos, hubo de caminar aquella noche a traves de los abundantes campos del Lago Fucino, que habia sido desaguado por Claudio Cesar y cultivado y labrado por los romanos.» Jesus contaba entonces cincuenta y cuatro anos de edad.

Santiago escribio:

Pablo me dijo que cuando llego a Corinto y tuvo tratos con un judio llamado Aquila y con su esposa Priscila, ambos trabajadores del cuero, el se entero de la agonia final y verdadera resurreccion y ascension de Jesus. Aquila y Priscila habian sido expulsados de Roma junto con otros judios por mandato del emperador Claudio, bajo el severo edicto de no congregarse ni practicar su credo proscrito mientras se encontraran sobre suelo romano. Aquila y Prisicila habian abandonado Roma en compania de Jesus y habian realizado el arduo viaje hacia el Sur, al puerto de Puteoli. En la ciudad portena, mientras aguardaban un barco de transporte de granos que los llevara a Alejandria, y de alli a Gaza, Jesus reunio a los refugiados en una casa judia y les hablo de mantener firme su fe en el Padre y en el venidero reino de Dios y del Hijo. Y luego se revelo como el Hijo. Para obtener la recompensa de 15.000 sestercios, un delator de la congregacion informo a las autoridades locales que Jesus habia desobedecido el mandato del Cesar. De inmediato, una compania de soldados romanos guarnecidos en una estacion en las afueras del puerto, fue despachada para arrestar a Jesus por el crimen de traicion.

Sin juicio alguno, Jesus fue condenado a muerte. En una elevacion del terreno fuera de Puteoli, fue azotado y atado a una cruz, habiendole cubierto Su sangrante cuerpo con una sustancia inflamable. Los soldados se aseguraron de que Jesus estuviera bien atado a la cruz, le acercaron una antorcha y se fueron. No bien se habian marchado cuando un gran ventarron soplo desde el puerto, extinguiendo las llamas que envolvian a Nuestro Senor.

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